Un
veterano del oficio se frota las manos, porque adivina que va a tener
material para la primera plana de mañana.
De pronto, el gordo de perilla, con la camisa
por fuera y apariencia de haberse metido una trona la noche anterior, hace
entrada triunfal. Lo acompaña otro hombre, alto, joven, con sonrisita de
imbécil. Son dos diputados oficialistas que han hecho esperar varias
horas a los reporteros, para hacer unas supuestas revelaciones
sensacionales.
- ¡Calma, calma, por favor! –comienza el
gordo de la trona- que hoy tenemos escuchas y videos ilegales para
todos...
Pero lo de siempre, basura. Bullshit o
“ser pura paja” como diría mister Shapiro
FUROR FORAJIDO. Es insaciable el gobierno
forajido de Chávez Frías, en lo que se refiere a prácticas ilegales,
inmorales y hasta reñidas con el “Manual” de Carreño. En eso
evidencia comezón de ninfómana. Una noche a la vera del camino por aquí.
La madrugada siguiente en un hotelito de sábanas calientes por allá y a
media mañana metiendo mano en la Tesorería Pública. Porque no se crea.
No solo de la hojarasca de los ¡Aló, Presidente! y del
“empiernamiento” con Fidel Castro, vive esta revolución gamberra y
desvergonzada.
Por los momentos, ha subido a
40 grados, la fiebre por la divulgación de videos y escuchas telefónicas
ilegales. Está penada con cárcel la intrusión en la privacidad ajena.
Lo mismo difundir las cintas y filmaciones que contengan material obtenido
por esa vía ¡Pero al demonio con esas menudencias! Que para eso “los
bolivarianos semos guapos” -cuando están apoyaos por
supuesto.
PREMIOS O CASTIGOS. En Venezuela, los tribunales
y el Ministerio Público no cumplen o cumplen mal la elemental
responsabilidad de poner en cintura las tropelías del oficialismo
Días atrás levantábamos acta de ello en el
caso de uno de los pistoleros de puente Llaguno. Le fue concedido el título
de patriota en “¡Aló, Presidente!”, en lugar de ser remitido en
radiopatrulla expresa, a las colonias móviles de “El Dorado”.
Pero no era a algo por sabido, a lo que me quería
referir este lunes. Es a la cobertura estelar, convertida en premio, que
reciben los diputados oficialistas cuando convocan una rueda de prensa,
para delinquir en vivo y en directo.
Lo sé. Es un tema delicado. Como todo lo que
huela a censura o autocensura. Pero por muy sensible que lo sea, tampoco
puede convertirse en tabú.
Hay un código no escrito que aconseja el trato
comunicacional a quienes perpetran en forma deliberada un delito –o una
falta menor- ante las cámaras e invitados especiales. Comencemos con un
ejemplo inocente. El espontáneo que se tira al ruedo, no ve al día
siguiente su nombre y apellido escrito en los diarios. Quizá el suceso
sea referido, así, de paso. Pero sin los detalles que animarían a los
demás lunáticos a hacer lo mismo en la próxima corrida. En el mundo de
las Grandes Ligas, ocurre también. Ningún camarógrafo enfoca el rostro
de quien desea saludar a su mamá o a los vecinos vía microondas y para
ello se lanza al terreno en la parte baja del noveno.
Otros casos son más delicados. Con alguna
frecuencia leemos en nuestros diarios: “Falleció trágicamente”. Se
trata de un eufemismo loable. Con el mismo se pretende no incitar a
potenciales suicidas a través del estímulo de la imitación.
Días atrás lo revisaba en el manual de estilo
de un diario español de reconocida vocación democrática y plural:
“Las falsas amenazas de bomba, no serán recogidas como noticia, salvo
que acarreen consecuencias graves de interés general. Estas informaciones
no hacen sino favorecer al delincuente”.
Está dicho. Difundir imágenes o escuchas
ilegales es delito. Pero los diputados oficialistas convocan ruedas de
prensa para perpetrarlo y nosotros creemos, que lo menos que deberían
hacer los medios de comunicación es darle un centimetraje que no vaya más
allá de lo indispensable. Ya que no hay juez o fiscal que los castigue ¿Por
qué premiarlos siempre como noticia de primera plana?
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