Al contrario de la elevada producción de técnicas
para levantarse a una dama y mantenerla contenta, no existe ninguna o casi
ninguna literatura científica sobre las fórmulas necesarias para
decirles a las afectadas que tocan retirada y que, en consecuencia, ha
llegado el momento del desempate.
De más está decir que por actuar empíricamente en
tan importante materia se suscitan las consabidas grescas, intentos de
suicidio y procesos judiciales, por la partición de bienes valiosísimos
como lo serían mi tocadiscos tres en uno, un automóvil de tercera mano o
una modesta colección de discos de 33 R.P.M. Para llevar esos conflictos a
su mínima expresión nos hemos dado a la tarea de hacerles llegar a
nuestros lectores el trabajo de muchísimos años, y lo que es todavía
más valioso, el fruto de nuestra experiencia - estoy a punto de decir mi
experiencia - personal, a tenor de la más variada gama de altercados en que
me he visto envuelto.
Desempatarse de una gafa: Por muy bonita que sea, es
virtualmente desempatarse de una gafa. Belisario Calatrava, estrafalario
pariente dc quien creo haberles hablalo anteriormente, ha acuñado una
lapidaria frase:"Dale una nalgada a una gafa y tendrás gafa
para toda la vida".
En su subespecie mas agresiva, feministas
militantes, las gafas son capaces de sobreponerse a vidrios ahumados, a
contestadoras telefónicas, a porteros eléctricos y a las secretarias mas
recalcitrantes.
Desempatarse de una depresiva con tendencia suicida:
Paradójicamente, es muy sencillo desempatarse de una depresiva. Como son
fatalistas. son previsivas; continuamente están presintiendo el desempate, por eso siempre tienen a mano tres o cuatro galanes, que usted
echándoselas de seguro de sí mismo jamás advertirá. No bien estamos
terminando de decirles que ha llegado la hora del desempate, cuando
notamos que un señor comienza a mudarse a lo que hasta ese preciso
instante era nuestro apartamento.
Desempatarse de ejecutivas adictas al trabajo, hiperkinéticas y compulsivas:
Después de regresar de la oficina y del curso de
postgrado, se dedican a cocinar el almuerzo del próximo fin de
semana , a planchar el vestido para la fiesta del viernes que viene y por
supuesto, a formularnos las consabidas exigencias nocturnas. Como además
son detallistas son las primeras en advertir nuestra intención de picar
cabos. De manejarse inadecuadamente el asunto, siempre encontrarán tiempo
para las consabidas persecuciones y escenas de celos. Adicionalmente son
maniáticas de la limpieza, por ello, la mejor manera de obtener el
desempate es dejarse tiradas las colillas y latas dc cerveza vacías,
después de ver un juego de fútbol en compañía de los amigos.
Desempatarse de una ecologista: Versión
tropicalizada de las neonazistas más radicales. Vegetarianas y no
fumadoras; enemigas del smog y de la contaminación sónica. La mejor manera de decirles a estas wagnerianas que todo ha terminado es llevarlas
a pasar la tarde de un domingo, a la cabecera de pista del aeropuerto de Maiquetía.
Desempatarse de una niña-tonta hija de papá: Con
la mala situación económica y la devaluación de la moneda, ya no hay
niñas tontas. Ni siquiera quedan papás.
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