Los
traicioneros nervios, son elocuentes. La cómica protagonizada en Santiago,
con el ya legendario ¿Por qué no te callas? Las intemperancias en la más
reciente conferencia de Arabia Saudita, en la que nuestros socios de la OPEP
le hicieron el ¡fo! por contraventor de los convenios internacionales, el
protocolo, la palabra empeñada, la urbanidad, las buenas costumbres y hasta
la higiene que deben prevalecer en tal clase de eventos ¿En qué cabeza o
mollera, cabe que un mediador o árbitro, en lugar de mediar o arbitrar
termine insultando a uno de sus supuestos mediados? Es como si un umpire de
béisbol en lugar de cantar bolas y strikes, agarra un bate y le aplasta el
cráneo a uno de los peloteros.
Pero están, también,
las agresiones verbales a los curas, a los estudiantes, a los empresarios,
a los ganaderos, a los editores. Hasta los traqueadores de “La Rinconada”
laboriosos trabajadores, cuya contextura y peso no parecen representar
amenaza física –salvo para los espíritus asustadizos- fueron víctimas de las
germanías dominicales para a renglón seguido sufrir el viejo y poco noble
plan y pa’l cuartel a manos de la Guardia Nacional y efectivos de la Policía
Metropolitana.
Leo en la prensa, de un
solo día de la semana pasada, que la comunidad educativa de Maiquetía anda
en son de protesta por el deterioro del “Liceo Bolivariano Vargas”; que en
el Marqués Norte, los vecinos cerraron las calles porque el hampa las tenía
tomadas con la consciencia e incompetencia de las autoridades locales; que
los alumnos de la Técnica Muñoz Tébar, Los Teques produjeron una descomunal
tranca, porque las aulas están en el suelo; que Barlovento permanece
inundado por los desbordamientos de los ríos Tuy y Curiepe y los
barloventeños siguen abandonados a su propia suerte; que los médicos de los
hospitales Vargas, El Algodonal, El Llanito y la Concepción Palacios,
anuncian que después del referendo declararán huelga general en repudio a la
incuria que azota el sector salud.
Por eso en predios
gobierneros campea el miedo. Pánico, porque las dádivas para comprar el
fervor popular han naufragado en el sumidero de la ineptitud, el sectarismo,
pero sobre todo, de la corrupción. Terror, porque los sectores deapauperados
repudian la mendicidad vejatoria a que los condena el régimen forajido.
Pavor, porque los venezolanos quieren salir de la pesadilla de inseguridad,
sectarismo, y prédica de odio desde Miraflores. Espanto, porque la oposición
democrática, pese a la parcialidad del CNE, gobiernero y prevaricador, se va
a movilizar el próximo domingo para expresarle un rotundo ¡No! al bodrio
constitucional que pretende instaurar una monarquía perpetua, hereditaria,
bananera y de opereta. Horror, porque para los gobernantes gamberros la
inminencia de abandonar el Poder, no significa volver a casa, sino viaje
directo y sin retorno, a las colonias móviles de El Dorado.
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