Justicia de gorgojo

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Los cultivadores de St. Julien, laderas de Mont Cenis, Saboya francesa, estaban desesperados. Una invasión de gorgojos, los tenía al borde de la ruina . . .


 

  Verano de 1587. Los cultivadores de St. Julien, laderas de Mont Cenis, Saboya francesa, estaban desesperados. Una invasión de gorgojos, los tenía al borde de la ruina.  Fue cuando decidieron buscar ayuda experta y en aquel tiempo esto último era como asesorarse con un tal Giordani.

Después de estudiar el terreno, los depredadores y las proyecciones de destrucción de los viñedos, el dictamen fue inapelable: ¡Hay que demandar judicialmente a los gorgojos!

 

No era la primera vez que ocurría. En mayo de 1545, Pierre Falcon, había asumido la representación de los insectos en un litigio presidido por el juez François Bonnivard, quien en su sentencia dictaminó que tal plaga era consecuencia de la ira Divina, por lo que los vinicultores tuvieron que arrepentirse de sus pecados. Asegura en sus memorias, el clérigo Romanet, que los lugareños siguieron al pie de la letra las penitencias que les impuso el juez, lo que se tradujo, en pocos meses, en la extinción de la plaga. Pero años más tarde los insectos reaparecieron con mayor virulencia de allí que los afectados, exigieron volverlos a sentar en el banquillo.

El juicio fue presidido por el vicario general François de la Crose y los cargos los formularon dos abogados, François Amenet y Petremand Bertrand. En nombre del pueblo de St. Julien, los letrados hicieron el siguiente alegato: “Anteriormente, por virtud del servicio divino y las súplicas, la furia de los animales cesó. Ahora éllos, han incumplido su “palabra de gorgojo”, a través de las depredaciones que nos infligen nuevos daños”.

El pedimento central de la acusación, invocaba varios precedentes, uno de ellos, contenido en la mismísima Biblia. Se refería a la expulsión del Jardín del Edén de la serpiente de Adán. Otras “jurisprudencias” fueron igualmente citadas. Topos, ratones, langostas y toda clase de insectos rastreros o voladores, habían sido condenados en estrados judiciales, solo que ante la imposibilidad de ser encarcelados, los jueces se habían conformado con excomulgarlos y  el correspondiente anatema.

Pierre Rembaud, defensor de los acusados, tomó la palabra: “Los animales no podían ser objeto de sanción alguna porque habían aparecido sobre la faz de la tierra, mucho antes que los humanos, luego, si había algún culpable, eran éstos, por invasores”. Los fiscales contrarreplicaron. Los seres inferiores fueron creados para estar al servicio del Hombre. Además, si los bicharrajos, entre sí, se castigaban y se penalizaban, más derecho tenían a hacerlo los hombres y mujeres creados a imagen y semejanza de Dios.

El día de los alegatos finales, los acusadores le propusieron al abogado defensor un arreglo amistoso: si los gorgojos abandonaban los viñedos, antes de las 12 de la noche del 24 de julio de aquel año, no serían excomulgados. El abogado Rembaud, pidió un plazo para consultar la oferta con sus clientes.

Los amables lectores se servirán no burlarse de los pobladores de St. Julien del Siglo XVI. Igual que las invasiones de gorgojos, los torbellinos económicos no se intimidan con amenazas. El señor Chávez, por impericia, negligencia o dolo, trasegó 100 mil millones de dólares de las reservas del Banco Central traspasándolas al FONDEN, allí las malbarató, las dilapidó, sin rendirle cuentas a nadie; destruyó nuestro agro y nuestra industria, lo que produjo el aumento de las importaciones hasta llevarlas al 90% de lo que consumimos; bajo su gobierno, la tasa de inflación proyectada del país, subió al 35% anual, tercera más alta del mundo, algo que induce a la fuga de divisas, porque los ahorros en bolívares se remuneran al 12% y nadie va a colocar su dinero en Venezuela, para después de un año tener 23% menos de lo que tenía. Ahora, el señor Chávez, quiere conjurar los demonios que, él, mismo desató, penalizando, criminalizando, anatemizando, excomulgando como quien excomulga gorgojos.

Lamentamos muy de veras, no poder relatarles el desenlace del mencionado juicio. Los folios finales de todos los archivos de St. Julien, fueron devorados ¡por la plaga de gorgojos!

 

2010 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio