Son
las 8:00 am. Ese día, usted, vecino de Cúpira, estado Miranda, a escasos
kilómetros de Caracas, ha decidido visitar a su hija en la capital. No
puede. En un sistema comunista, usted, estará obligado a acudir al “Comité
de Cuadra” (en Cuba, los llaman así y aquí, en Venezuela, pretenden
implantarlos con el remoquete de “Consejos Comunales”) a objeto de obtener
un “permiso de traslado”, refrendado por las Lina Ron, los Richard Peñalver
o las “Fosforito”, quienes revisarán si usted, por ejemplo, aparece en
alguna lista al estilo de la de Luis Tascón, Q.E.P.D (que en paz descanse,
Tascón, pero su lista, está vivita y coleando).
Recuérdelo.
En materia de ir de aquí para allá o de allá para acá, el dilema es, o
comunismo o libertad de tránsito. Las dos cosas a la vez, imposible. Peor
aún, o comunismo o potestad de visitar a su hija o que ésta lo visite a
usted, cuando les dé su realísima gana.
¿No lo
dijo nuestro querido cardenal, Urosa y Fidel Castro -menos querido- lo
corroboró después, en una entrevista, adulona, genuflexa, realizada por
“Venezolana de Televisión”, que el llamado “socialismo del Siglo XXI, es
comunismo, común y corriente!”? Y oliente y pestilente y sufriente, añadimos
nosotros.
¿No se
había jactado, semanas antes, Raúl, príncipe heredero de su hermano Fidel,
en las propias narices de Chávez, a la salida de una de sus reuniones en
Miraflores, que Cuba y Venezuela eran o son, “la misma cosa”?
La “misma
cosa” en materia de proliferación de jineteras con sus miserias por las
calles, la “misma cosa” de imposibilidad de resolver las necesidades básicas
de la población, aunque creo que exageró, Raúl Castro, porque la “misma
cosa” será si no acudimos a votar el próximo 26 de septiembre y además, no
acarreamos a uno o dos de esos, que todavía, andan culipandeando, remolones,
posando de “ninís”, evasivos, con excusas, buenas o menos buenas. A saber:
Que si nos les gusta María Corina/ porque es muy sifrina/ que si por
Velásquez, Andrés/ no quieren votar otra vez/ que si con Henry Ramos/ pa’ el
baile no vamos /.
Yo, soy
comunista. Comunista en la lírica, en los anhelos igualitarios, en teoría
nada más, porque la espesa realidad demuestra que es una doctrina que
conduce, inexorable, a la miseria.
Idénticos
pueblos, idénticas naciones, progresan o se sumen en el atraso según
practiquen, o la libertad o el comunismo. Corea del Sur, registró el año
pasado más de cuatro mil patentes de invención. Corea del Norte, ninguna.
Corea del Sur, figura en los primeros puestos de ingreso per cápita. Corea
del Norte en los últimos. Corea del Sur tiene un gobierno democrático y
alternativo. Corea del Norte, uno comunista, con los Kong, padre e hijo,
traspasándose el Poder desde 1948 hasta la fecha.
Las
llamadas dos Alemanias, de la posguerra, son otro ejemplo. La Occidental, la
libertaria, se colocó entre los cinco países más ricos del Mundo. La
Oriental, la comunista, entre los más pobres, con su “Muro de Berlín”, para
oprobio a la Humanidad. La Occidental, tuvo siempre gobiernos alternativos y
democráticos, la Oriental, padeció por 23 años a Erich Honecker, quien
déspota comunista, al fin, se consideraba insustituible.
Cierto
zafio comunista que pretende esconderse en el closet, se enoja cuando lo
escucha. O comunismo o libertad. O comunismo o progreso. O comunismo o vida.
Pero hay cosas que se excluyen entre sí y nadie debe molestarse porque se
revelen.
El próximo
26, hay que votar. Hora de las chiquiticas. O comunismo o libertad.
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