Municipio Bolivariano

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Una bofetada alterar el nombre del municipio Libertador, sin consultarlo a los caraqueños . . .


La cámara municipal ha ordenado agregarle el remoquete de "Bolivariano" a la denominación de nuestro Municipio Libertador. Es que cada concejal, cada alcalde, cada ministro o gobernador de esta supuesta revolución, tiene entre pecho y espalda a un émulo de su jefe y por consiguiente quiere imitarlo, igualarlo, ¡Superarlo, jamás! en esto de  recomposiciones de nombres sin mejorar, de ninguna forma la sustancia de las cosas. Como aquel Nicolás Patiño, que para no quedarse atrás de la rima del Dios y Federación, Juan Crisóstomo Falcón, resolvió rubricar sus comunicaciones oficiales con un flamante, Dios y Federación, Patiño Nicolazón, pero que después del maquillaje de nombre, siguió igual de corrupto y de incompetente.

Tanta era la premura de ediles y  de  alcalde por ganar el nuevo trofeo de genuflexión, que es probable que cuando se publique la presente crónica, no sirva de nada.

En ese caso, vítores, loas, para las autoridades municipales autoras de la estupidez y para nuestra adorada Caracas, para nuestra sufrida capital, un buen bofetón, como de costumbre, de regalo en el mes de su 435 cumpleaños.

MOROCOTAS Y CASCOS DE MULA. ¿Cuál es el programa de gobierno de Bernal y de sus concejales? ¿Qué han hecho en sus dos años de mandato y qué podemos esperar en los que les resta?

Linares Alcántara, en el ya lejano bienio de su Presidencia, despachaba tales interrogantes sin demasiadas teorizaciones. Las recordamos, sin mala intención. Así como Nicolás Patiño - o Patiño Nicolazón - es testador directo de esa fruición quintarrepublicana por la modificación insustancial de nombres, la presencia del líder del llamado Liberalismo Amarillo, merodea como un espíritu burlón en el ideario de la sedicente Quinta República.

¿Mi programa de gobierno? - se preguntaba y se respondía Linares - Montarme en la torre de la Catedral con una cesta de morocotas y tirárselas a todo el que pase (...) Los mejores ingenieros para mantener caminos, son el ingeniero Sol y el ingeniero Casco de mula (...) A mis enemigos, les pongo un zamuro de prendedor.

EL NOMBRE NO HACE AL HOMBRE. Por supuesto que tampoco queremos elevar a la categoría de tragedia, este nuevo pegoste - con el perdón del patronímico del Padre de la Patria - que se le pretende agregar a la denominación del municipio donde nacimos, residimos y esperamos recibir cristiana sepultura. La tragedia la hace el hombre, no el nombre. Igual un militarote ignorantón 120 años atrás, que un alcalde y unos concejales capitalinos, ignorantones también y que por lo mismo, constituyen un verdadero bochorno en medio del siglo XXI.

Hasta aquí las semejanzas. Aunque de manera rudimentaria, a sol y a mula, Linares, no se desentendía, como Bernal y su gente, en eso de tapar los huecos de las calles y caminerías de la época. Además, con todo lo criticable que pudo ser su peculiar manera de redistribuir la riqueza, siempre será preferible tirar morocotas a los viandantes de la esquina de La Torre, que tirarlas del erario municipal, pero entre la taifa de marihuaneros que pasan quince y último por la taquilla del municipio Bolivariano, por agredir, por insultar, a todos los que tienen el atrevimiento de circular por esa misma esquina - vaya con los paralelismos históricos - sin el visto bueno de semejantes hampones.

CENTRALISMO EN LA CAPITAL No es la primera vez que nos quejamos con amargura del centralismo que ha sufrido nuestra capital. Una paradoja, que siempre ha sido así y que ahora recrudece. Se toman decisiones, se afecta su estructura administrativa, sus tradiciones y se le consulta poco o no se le consulta a los caraqueños. Como cuando se desmembró su espacio vital con la creación del Estado Vargas, ente ficticio e infactible desde el punto de vista económico. Como cuando en la butifarra Constitucional del 99, se tomaron decisiones sobre su funcionamiento y en lugar de someterlas a consulta entre los que vivimos aquí, exclusivamente entre lo caraqueños, opinó y hasta votó gente extraña a su ámbito político y territorial. Todavía estamos pagando semejante enredo constitucional.

Ahora una camarilla, pretende agregarle adjetivos a su denominación y lo que es peor, sumarle a su población un factor de irritación, a todas luces inoportuno. Pero ¡Qué diablos! Si tenemos a un alcalde que con sus pistoleros, sus Círculos Bolivarianos, ha hecho lo que está a su alcance para "ponernos un zamuro como prendedor", como decía su ideólogo Linares Alcántara. Solo que con esta gente, ya ni zamuros nos quedan en Caracas.

 


© 2002 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio