EL
SENSIBLE BOLSILLO.
¿A qué se debe que el pacífico contador público al servicio de la
mediana empresa, visto por el lunático de Miraflores como todo un general
Matos, se convierta en quema-cauchos recalcitrante o en tirador certero y
talibán de piedras contra el piquete de la Guardia Nacional más a la
mano? ¿Qué genera que de la amantísima ama de casa y supuesta goda de
las urbanizaciones San Rafael de La Florida, San Bernardino o Las Palmas,
surja toda una doña Bárbara, envalentonada, guapa - aunque no se
encuentre apoyada- capaz de enfrentarse con una sargentona que antes que
eso, es una sicaria?
Nicolás
de Maquiavelo, más marxista que Marx al valorar la importancia del
bolsillo en las cosas del temperamento, aseguraba que lo único que no
perdona el ser humano, es que le toquen su hacienda.
Habría
que preguntarle a Maquiavelo, cuál de los siguientes cálculos económicos
enardece y vuelve pendenciero al más flemático promovente de un
referendo revocatorio: el de la partida doble del Presidente que lo
empobrece mientras asalta, a cuatro manos, el patrimonio público o el
debe y el haber de la mayoría oficialista de un ente electoral, que a
cambio de perpetuar un régimen guisador, guisa, también, con la compra
de unas máquinas de votación o la adquisición de una sede que
sobrepasa, con exceso, las necesidades de la institución.
DESDOBLAMIENTOS
BOLIVARIANOS. Los cambios de temperamento operados en los últimos
cinco años, no respetan edad, color de la piel, condición económica,
social, ni simpatías políticas. Para concretarnos mejor. Está
igualmente documentado que entre en las huestes revolucionarias, se han
registrado ciertas metamorfosis de hasta 180 grados, aunque por causas y
en sentidos diferentes a sus opositores.
Como
la del autograduado periodista de denuncia, que trocó su viejo oficio de
santón - el segundo más antiguo del mundo- por
el de bellaco con cara seria y mensajes, retorcidos, mendaces y
desvergozados, que no hacen otra cosa que confirmar aquello de cara seria
bellaquerías rocheleras.
O
la historia agridulce, de cierto negrito, respondón
e irreverente en
tiempos de la Cuarta República, pero que después llenar plaza en
un ministerio, se volvio sigüí y reilón, a diente pelado, al tenor de
los close-ups de los ¡Aló, Presidente!
O
el caso del sedicente catedrático, pero que conjuga, “íbanos”,
“veníanos” o “robábanos”, cuando va y vuelve de Maracaibo o se
retrata en la taquilla del siempre lucrativo negocio del abigeato
electoral.
¡Burlarse
de la guerrilla? Ni siquiera Rómulo en medio sus pataletas más
desaforadas. Sin embargo, días atrás, Chávez, secundado por los
consabidos chupamedias, se permitió hacer chacotas con el camino, siempre
respetable de subir a la montaña. Es que para quien se ha rendido dos
veces sin reventar un
cartucho, no queda sino la burla de todo aquello que se sabe fuera
de sus posibilidades personales.
Ya
lo tiene dicho Maquiavelo. En esto de los humores siempre interviene el
bolsillo. Los integrantes del cuello blanco revolucionario, buchones y en
medio del jolgorio de estar arrimados al sabor de los negociados en Pdvsa,
Cadivi y la partida secreta, con sus etecetas correspondientes, se toman a
juego y obstruyen las salidas pacÍficas y democrÁticas. Mientras tanto,
la pretendida alergia a la pólvora de las supuestas clases acomodadas o
medio acomodadas, pero en camino de desacomodarse, ha resultado un mito
falso y peligroso.
A
ver si para salir de todos estas alteraciones de temperamento, a punto de
ebullición,nos “contábanos”, doctor Carrasquero.
|