Desde que el “Índice de
Libertad Económica”, salió por primera vez, hace unos años, sus conclusiones
se pueden resumir en esta frase: a más intervencionismo económico, menor
crecimiento.
El correspondiente al
presente año, trae un anexo que demuestra que desde 1990, los 16 países con
menor interferencia estatal, registraron crecimiento interanual, promedio de
1.9, con recepción de ayudas del Banco Mundial por US $ 366.8 millones.
Mientras que 55 de sus pares, con mayor intrusión gubernamental, acusaron
tasa de crecimiento de 0.92, con ayudas del BM, de US $ 1.156, promedio, es
decir: los países a salvo del excesivo intervencionismo, crecieron el doble,
a pesar de recibir ayudas tres veces más bajas.
La gente de “Heritage”
concluye que los primeros lugares del “Camino hacia la prosperidad” lo
ocupan, Hong Kong, Singapur, Irlanda, Reino Unido, Dinamarca, Nueva Zelandia
y Estonia. Los lectores ya se lo imaginarán. En la dirección contraria, es
decir, entre quienes corren a una velocidad vertiginosa, pero “de pa’
tras” figuran, republiquetas bananeras, republiquetas de la ex Unión
Soviética, republiquetas de algunos atolones del océano Pacífico,
republiquetas del llamado Continente Negro. Al margen de lo anterior ¿Conoce
usted un país llamado Burma? Pues si no lo sabía, se trata de una
republiqueta colindante con cierta republiqueta bolivariana. No nos
referimos a una contigüidad geográfica –valga la acotación- sino a una
vecindad conceptual, diríamos casi que cromosómica, porque ambas comparten
los escalafones más alarmantes en lo que se refiere a condenar sus
ciudadanos a marchar como el cangrejo.
Por supuesto, que los
altísimos representantes de la republiqueta mencionada en último término al
enterarse de este nuevo ranking mundial, reaccionaron como
corresponde:
- ¡Ese
ranking lo escribió el “Baby” Bush!
No creo que mister Bush
esté para redactar tal clase de informes. Un hombre que no da un paso sin
antes reflexionar “¡Tengo que preguntarle a Cheney” dudamos que sepa,
qué son la ley de la oferta y la demanda y el PTB, dado que su
desconocimiento en la materia es proverbial, aunque sin llegar a las
inalcanzables cotas de incuria, caída y mesa limpia e ignorancia supina, de
su detractor más vocinglero y tarambana.
Al comienzo lo
advertíamos: estos índices tienen que aceptarse a beneficio de inventario.
En este caso, coincidimos con que la Revolución Forajida retrotrae a los
venezolanos a unos inconcebibles estados de pobreza, atraso, disolución del
gentilicio pero, discrepamos en lo que sería la premisa mayor de dichas
conclusiones.
¿No hay libertad
económica en Venezuela?
Todo depende del
aparato productivo que se fomente. Pregúntenle a los malandros, que no
respetan ni la paz de los velatorios a tenor de un reciente pronunciamiento
de la asociación de funerarios, remisa a seguir prestando servicio tan
básico ante la ola de asaltos que se producen en presencia de nuestros
amados difuntos. Lo mismo a los buhoneros, a los saltimbanquis a boca de
semáforo, a los recogelatas, a los hurgabasura, a los piratas de la
propiedad intelectual, a las bandas que explotan nuestros niños que ejercen
la pordiosería; a los magistrados, ministros (por no navegar aguas arriba) y
efectivos policiales que explotan la venerable industria de la matraca.
-¡Venirme a mí, con
cuenticos! Y si no me creen que hay absoluta libertad económica, les “zampo
po’el buche” dos mil millones de dólares más a los bolivianos y otros
dos mil a los argentinos, sin pasar por la Contraloría, la Fiscalía,
salvaguarda ni la Asamblea. La madre de la libertad “pa’ hacé lo que me
sale, pues”.
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