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" La más feroz delincuencia (...) la más insigne violación de la dignidad humana". " Imploro la confirmación de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República " Tal era la posición de Bolívar ante la contumacia esclavista de su tiempo. Pero El Libertador, más allá de las proclamas otorgó la libertad a sus esclavos cuarenta años antes de la Ley de 1854. Hoy la esclavitud figura junto al terrorismo, el tráfico de drogas y el genocidio, como delito de lesa humanidad. Pese a su proscripción universal desde la Convención de Ginebra del 25 de septiembre de 1926, la abominable práctica gana terreno y se mimetiza, con el objeto de eludir las severas sanciones internacionales. Kevin Bales, después de una investigación de 15 años, concluyó que todavía existen 27 millones de esclavos en el mundo. Brasil, Tailandia, Mauritania, Sudán, India y Pakistán, figuran en el estudio de Bales como los países con mayor número de individuos sometidos a este régimen vengozoso. Francia registra 3.000 trabajadores extranjeros domésticos, en situación de cautiverio. Hace unos cuantos años los diarios informaban de un operativo conjunto del National Workers Explotation Task Force, el US Departament of Labor y el Inmigration and Naturalization Service que detectó centenares de inmigrantes ilegales en situación de esclavitud en granjas de California. Pero en EEUU, meca del neoliberalismo salvaje, este delito se paga con 36 años de cárcel. La Comisión de Derechos Humanos, CDH, de la ONU, preocupada por el crecimiento del flagelo, creó hace unos años el "Grupo de trabajo sobre las formas contemporáneas de esclavitud" (Gtfce). La prostitución, las pseudo adopciones, los matrimonios prematuros, el tráfico de órganos y tejido humano, los trabajos infantil, en depósito o forzado, dan una idea de hasta dónde puede llegar el desprecio de la libertad ajena a cambio de unas cuantas monedas o por conveniencias políticas. El abuso con los trabajadores migratorios, también figura como otra modalidad de esclavitud contemporánea. De acuerdo con el informe del Gtfce, presentado ante la citada CDH el 25 de noviembre de 1996, se considera -entre otras causas- que un trabajador migrante está reducido a esclavitud cuando es obligado a trasladarse al país receptor de sus servicios, sin la compañía de su pareja e hijos menores; cuando su salario y demás indemnizaciones, son fijados en sumas inferiores a los percibidos por los operarios nativos del país receptor; cuando mediante coacción al trabajador se le obliga a tolerar que todo o parte de su salario sea pagado a un tercero, sea este último un particular o un ente del Estado. Leo en la edición del 31 de octubre de este mismo diario (pág. 1-2) que los trabajadores cubanos a que se refiere el "Acuerdo Integral de Cooperación" suscrito por Chávez y Fidel Castro, serán trasladados a Venezuela sin la compañía de sus familias y que sus salarios les serán pagados, no de conformidad con la normativa venezolana sino dentro de los parámetros vigentes en Cuba. Por si fuera poco, con el remoquete de "acuerdo integral" se intenta, sin mucho éxito por cierto, ocultar que a cambio de descuentos en la factura petrolera, Venezuela recibirá "gratis" los servicios de un contingente de trabajadores cubanos. Los médicos y técnicos de la isla trabajan, pero cobra el gobierno de La Habana, por la vía de pagar menos por cada barril de petróleo. Para Castro, es una raya más para un tigre. Para un régimen que se autodenomina bolivariano, es una bofetada al Padre de la Patria. Lástima que en Venezuela, no tengamos un poder judicial autónomo, capaz de procesar a Chávez como coautor de reducir a esclavitud a estos trabajadores cubanos.
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