Todo
para llegar a que en la edición de Mushin Mahde que atesoro en mi
biblioteca, junto con los de “Simbad”, “Alí Babá “Aladino” y otros muy
populares, figura el menos conocido cuento del “Hombre del Pedo”. Un relato
procaz, para el gusto de algunos, pero muy actual, como veremos en la
presente crónica.
En uno de los tantos
poblados del reino de Samarakanda, existía una chica de singular belleza.
Inteligente, de impecables modales, recatada y para mayor adorno, de padre
muy acaudalado. No es difícil imaginar que todos los solteros de la comarca
y sus alrededores, pretendían a la jovencita, pero como debe suceder en
tales casos, hubo un solo favorecido.
Los arreglos para el
matrimonio, se sucedieron de manera vertiginosa. El día de la boda, la
comunidad entera acudió a presenciar la ceremonia. La pareja, lucía
radiante. Era la viva personificación de un cuento de hadas. Pero en el
momento culminante, cuando la novia se disponía a dar el “sí” se escuchó una
sonora y larga flatulencia, que para mayor bochorno, iba aderezada con la
más insoportable pestilencia. El galán, traicionado por la ligereza de sus
esfínteres, huyó. Unos, aseguran que, sin parar, corrió hasta Kafir,
situada a centenares de leguas. Otros, dijeron haberlo visto cabalgar hasta
las profundidades de la India. Lo único cierto fue que por años, décadas,
por generaciones enteras, nadie volvió a saber del frustrado esposo.
Un día, el hombre,
anciano ya, quiso morir en su tierra “¿Quién se recordará de mi?” -se dijo.
El grueso de sus contemporáneos estarían muertos y ni aun vivos, lo
reconocerían después de tanto tiempo. Luego de días de camino, a la
distancia, comenzó a divisar los parajes del pueblo donde había transcurrido
su juventud.
A la vera de la
entrada, unos chiquillos, correteaban al igual que él, lo había hecho en sus
juegos de niño. De pronto uno de los golfillos volteó y lo miró fijamente.
Después de quedar paralizado por unos segundos, el chico, salió disparado
en medio de los siguientes gritos:
- ¡Mamá, mamá, ven
pronto, ha regresado el hombre del pedo!
Con motivo de la
asistencia de Chávez ante la Asamblea General de NN UU, alguien dijo que su
discurso pasará a la historia. No aportó ninguna idea original, ni sus
palabras contenían enfoque novedoso porque sus pretendidos cuestionamientos,
no fueron más que la repetición de las quejas que se han escuchado desde la
fundación del ente multilateral.
En el reino de
Saramakanda, no recordaban si el hombre del pedo, era bueno o malo, apuesto
o poco agraciado, un héroe o simplemente un rufián. Su pase a la historia de
aquel lugar, se circunscribió, más bien, a un hecho poco enaltecedor. Salvo
que se considere que tirarse un pedo sonoro, pestilente, pero sobre todo,
fuera de sitio, constituya una hazaña. Ello, por no hablar de incontinencias
menos gaseosas, ante las cámaras de televisión y transmitidas directo, vía
satélite.
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