Tribunales en Lebrún

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¿Se les consultó a los parroquianos de Lebrún el cambio de uso que representa la mudanza? . . .


 

 

Leo en la prensa, las declaraciones de Ivette Lugo, directiva del Colegio de Abogados de Caracas. Una demostración, si es que hacía falta otra, de la valentía, entereza, de la presencia de ánimo de nuestras mujeres, en medio de las circunstancias adversas que atraviesa nuestra querida Venezuela.

 Algún fallo judicial ha pretendido confinar a la dirigencia de la citada corporación gremial, al simple papel de registradora de títulos de los universitarios recién egresados.

 

El mencionado Colegio, no puede ejercer su función disciplinaria, no puede contribuir al enaltecimiento de la profesión, ni al mejoramiento de la doctrina, la legislación, la jurisprudencia, pero sobre todo, no puede fijar posición pública en relación con la crisis del sector del cual forma parte, so riesgo de que sus representantes sean sancionados por desacato.

Sin embargo, Lugo, ha hecho caso omiso a la limitación y ahora encabeza el enérgico movimiento que se opone al traslado de la sede de los tribunales desde la esquina de Pajaritos a la urbanización Lebrún, un suburbio donde la ciudad pierde su decente nombre, con la salvedad que con esto último aludimos a su depauperada infraestructura y de ninguna manera a la laboriosidad de su muy digna comunidad de residentes.

  Ni protagonista ni participativa. Esta mudanza precipitada, porque las autoridades prometen concretarla en el plazo de tres meses, desmiente las promesas de participación y protagonismo contenidas en la Constitución. Se adopta una resolución importante –presumimos que en este caso de buena fe - pero sin precederla de la consulta con los afectados y lo que resulta más grave, sin escuchar con carácter previo, las opiniones imparciales y más calificadas que por fortuna, todavía se consiguen en Venezuela.

En el país funciona, desde hace varios años, el IERU, Instituto de Estudios Regionales y Urbanos de la Universidad Simón Bolívar. Por si fuese poco, tenemos una nutrida representación de especialistas de insospechable honestidad y competencia, que maneja con solvencia los problemas de la capital: Oscar Olinto Camacho, Marco Negrón, Omar Hernández, José Rafael Velásquez, Rosa Chacón, Ramón Paolini, Pedro Sosa Franco, Belén Black. Damos por descontado que cualquiera de éllos tendría mucha tela qué cortar en relación con esta mudanza de la cual nos quejamos amargamente.

Lebrún, es un sector cuyos servicios se encuentran saturados. Pero ahora se pretende sobreutilizar sus insuficientes calles y modestas instalaciones, con una carga viva de 5.000 personas, repartida entre los casi 700 funcionarios judiciales y el cúmulo de particulares que a diario acude a los juzgados a gestionar sus asuntos personales o profesionales. En los alrededores de la edificación donde se proyecta la nueva operación, no existe espacio suficiente para el estacionamiento y la única calle para entrar y salir de los futuros tribunales, carece de aceras adecuadas o no las tiene en lo absoluto, de modo que los obligados viandantes tendrán que sortear la embestidas de los vehículos que ya circulan con dificultad por la barriada. Decía un clásico del Derecho Procesal, que el de administrar justicia, es un oficio que parece arrancado de la propia mano de los dioses. Pero no. Calle por medio de la futura sede, no se encuentra erigido un templo a la diosa Temis, ni un busto de Aranda, Sanojo, Feo, Borjas, Loreto o cualquier de nuestros maestros, sino un hotel de “huéspedes sin maletas”  -valga el eufemismo, pero es que tampoco estamos para palabrotas. Así, que en lugar de sus básicas demandas de majestad, se expondrá al ejercicio abogadil así como a la de impartir justicia a las chacotas más procaces, a causa de semejante falta de respeto.

¿Se les consultó a los parroquianos de Lebrún el cambio de uso que representa la mudanza? ¿Se escuchó a los abogados, a los jueces afectados por el traslado, a la gente de escasos recursos, a las modestas madres que no tienen como costear honorarios profesionales y por lo mismo, acuden en persona a gestionar el pago de una pensión de alimentos o tutelas de similar naturaleza?

 Tal manera de gerenciar fue el seguido en los casos del incendio de Parque Central, los deslaves de Vargas y el más reciente de Paracotos. Sin embargo, damos por descontado que esta oportunidad no se seguirá el patrón de desoír, las advertencias de las comunidades, las opiniones técnicas más calificadas, ni que el error que en nuestra modesta opinión constituye tal mudanza, obedezca a un plan para degradar la justicia, al peor estilo del régimen cubano.  

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio