La Narcocomputadora

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¡Por fin! Interpol presentó el dictamen sobre las computadoras de Raúl Reyes . . .


 

  ¡Por fin! Interpol presentó el dictamen sobre las computadoras de Raúl Reyes. Informa Ronald Noble, presidente  del organismo, que para la elaboración de las conclusiones fueron necesarias cuatro mil horas-hombre de investigación, con el resultado de 938 archivos desencriptados, 48 accesos a los discos duros y 39 millones de páginas recuperadas. Leerlas todas, según el mencionado vocero, le tomarían a un hombre más de 100 años.

Pero, lo que para la policía internacional con afiladas herramientas en países de casi todo el mundo, representó un trabajo agotador –por decir lo menos- a la Revolución Forajida le tomó unos pocos segundos.

 

-Ese informe, fue redactado por instrucciones de Bush - así, de un solo  plumazo, despachó tan graves acusaciones el bobo-vivo de la Cancillería.

Como se advierte, el gobierno gamberro tiene diferentes niveles de exigencia en materia de convicción y certeza. Si se trata de un dictamen forense elaborado por un equipo multidisciplinario procedente de varios países, pero incriminatorio de sus fechorías en el bajo mundo del narcoterrorismo, “que se lo metan po’el …bolsillo” para utilizar la germanía del Jefe Máximo. Pero si se trata de jurar y perjurar que un documento lo redactó de su puño y letra, casi, el mismísimo presidente de Estados Unidos, es así, porque lo digo yo, “po’que pa’ eso, semo gobielno”.   

Más allá de la calificación de los técnicos que intervinieron en la elaboración del informe. De la asepsia de este último, porque Interpol, en sus conclusiones, no se extiende sobre el contenido de la documentación, sino que se limitó a determinar que las tres computadoras del jefe guerrillero no fueron manipuladas por las autoridades colombianas ¿qué pueden informar los fulanos aparatejos, que no supiésemos nosotros de antemano?

Nada nuevo bajo el Sol y lo decimos sin pecar de sabihóndos.

Aparte de todo, eso que a un grupo de expertos policiales significó interminables jornadas de trabajo, a Hércules Poirot, por ejemplo, le hubiese tomado minutos. La pretendida intrusión de Bush, incluso, en la elaboración del dictamen, también hubiese salido a relucir de una sesión de preguntas y repreguntas, dirigidas por el legendario detective de Ágatha Christie, dicho sea de paso, una autora denigrada de manera injusta por nuestros pseudointelectuales, en particular los izquierdosos, carcomidos de envidia por el éxito editorial de la dama.

El primero en ser llamado a declarar por Poirot, hubiese sido, el Baby Bush.

 -S’ill-vous-plait, monsieur, déme su nombre, dirección y teléfono.

 - ¡Ay! Antes de responder, tengo que preguntarle a Cheeney.

Un duro del interrogatorio y la tortura –de la tortura psicológica, no de la tortura en El Amparo, como Rodríguez Chacín- no iba a perder su tiempo con un individuo que para contestar las cosas más triviales, tiene que consultarle a su Vicepresidente, de modo que la siguiente en el orden de los repreguntados, sería la senadora Piedad Córdoba.

-¿Senatour Cordobá, vous est la femme de monsieur Chavé?

-¿Yo, la mujerieé de Chavé? ¡’Tas tostao, Poirot! Lo mío es le billeté de la partida secreté.

Ni Raúl Reyes, Tirofiijo, ni Mono Jojoy, comparecerían a las sesiones de preguntas y respuestas dirigidas por el temible detective belga. El primero, por razones obvias y los dos restantes, por estar en paños menores, en estos mismos instantes en que ustedes, apreciadas lectoras, apreciados lectores, leen la presente crónica, pasándolo gordo en la suite japonesa del Palacio de Miraflores, con la compañía de “unas viejas, vea” proveídas por la generosa petrochequera del anfitrión.

Para cerrar el caso, tomaría turno en estrado el principal imputado.

-  S’ill-vous-plait, monsieur –dispararía Poirot a bocajarro-  combien de temps ha ido usted, al Cajuán y al Caquetá a jugar al rojo, con los guerrilleros de las FARC (al rojo-rojito, monsieur, no lo tomé a mal).

Como se vé, para demostrar unas relaciones viejas y pecaminosas, no hace falta hurgar los archivos de ninguna narcocomputadora.

© 2008 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio