Más allá de las simpatías personales. Más allá
de las siempre odiosas diferenciaciones por motivos, políticos, sociales,
lugar de nacimiento, forma de los ojos, color de la piel, etc., etc.,
llegó la hora de la autoestima. Tampoco es justo que los venezolanos,
seamos los primeros en regatearnos los méritos de la única tecnología,
que nos puede ayudar a salir del butrón económico en que nos
encontramos.
No me vengan, con que esta nueva dependencia de un
solo rubro productivo, nos condena a nuestra vieja condición de nación
monoproductora, de la que en mala hora abjuramos hace unos pocos años.
¡Al demonio con los detractores de las llamadas
economías no diversificadas! Lo pasamos gordo - otros más que nosotros,
lo reconocemos - durante los tres cuartos de siglo en que estuvimos
supeditados a la cotización internacional de los hidrocarburos. Hasta que
nos dio por escuchar los cantos de sirena de sembrar el petróleo,
nacionalizar las industrias básicas, fomentar la agricultura y estimular
el desarrollo de las microempresas.
EL PLAN SECRETO DE REACTIVACION. Días atrás lo
escribíamos. Las únicas empresas nativas en franco proceso de
crecimiento, son las de venta de armas, instalación de alambradas
eléctricas, rejas de protección, aparte, por supuesto, la muy venerable
actividad fabril y febril, de los funcionarios gubernamentales, desde el
Presidente para abajo, de meter mano en el Tesoro Público.
Pero no. El excremento del diablo no alcanza para el
que ha puesto nuestro jefe de Estado en sus tres años de gobierno y las
inversiones en gastos de seguridad tampoco han logrado detener la
depreciación del bolívar, de manera que la que verdaderamente salvará a
nuestro melancólico aparato productivo, es la industria de las marchas,
contramarchas y demás subespecies de protesta.
En esto consistía el plan secreto del ex ministro
Jorge Giordani. Ahora sus reemplazos en el área financiera pretenden
arrogarse su paternidad. Un atraco a mano armada. Un robo de ideas, por
más que en el caso específico de Giordani muchos miren tal clase de
robo, imposible desde todo punto de vista. Pero a lo que iba. A la
reactivación de nuestra economía a través de la industria de la
protesta.
Comienzo con lo que está más a la vista: las
banderolas, franelas, viseras, pitos, pendones, cacerolas sonoras y demás
gimicks para toda acción de calle que aspire cobertura
internacional. Porque lo tenemos dicho. Manifestación que no sale por
CNN, no es manifestación y eso lo sabe la gente de los dos bandos que
casi a diario vemos trancando una calle u obstruyendo el acceso a un
hospital.
Pero más allá de esas inversiones, que algunos
contabilizan en millardos, se encuentra el know how. No es fácil
movilizar, centenares de miles de personas. Quién sabe si hasta millones,
si le creemos a los anuncios de sus promotores y aquí, como lo prometimos
al comienzo, dejamos de lado nuestras simpatías políticas. Todas las
acciones de calle - de la oposición y de los partidarios de Chávez - han
constituido un alarde de los tecnólogos en la materia. O de los marchólogos,
para ser más específicos.
El alcalde Bernal, por ejemplo. Siempre lo hemos
visto como un limitado, que tiene dificultad, incluso, para articular
palabras. No puede limpiar la ciudad, tapar un hueco de sus calles,
malversa el dinero del municipio en la contratación de bandoleros y por
lo visto, detener el deterioro de la calidad de vida del caraqueño, es
algo, que con mucho, excede de sus escasas posibilidades.
Sin embargo, será incapaz, en lo absoluto, de hacer
algo por esta Caracas que amamos con desmesura. Pero hay que verlo cuando
moviliza gente en autobuses, reparte cerveza, Caballito Frenao y hasta
combustible de más alto octanaje. Un verdadero titán en la especialidad
y por lo menos para su jefe, eso es más que suficiente.
TECNOLOGIA DE EXPORTACION. ¡Qué exportación de
nuestras ex reinas de belleza para hacer telenovelas en Colombia, Perú,
México y Miami! ¡Qué éxodo masivo de jóvenes para buscar fortuna como
short stops de Grandes Ligas!
En esto no queremos regatearle los méritos a
nuestro jefe de Estado. Habrá acabado con la industria, la agricultura,
con el comercio. Pero ahora tenemos tecnología de punta, en lo que a
organización de marchas se refiere.
Podemos enviar a Bernal, o hasta al mismo Chávez,
para el Valle del Silicón para que nos traigan unos dólares por
transferencia tecnológica. O también a alguno que otro
gobernador de la disidencia. Porque no se crea. Sus ciudades, nuestras
ciudades, están hechas un asco y el país se cae a pedazos. Pero en
materia de marchas y contramarchas, hay que reconocerlo. Tenemos talento
de exportación.
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