A saber: intimidaciones del propio Presidente contra servidores del Estado,
amenazas de publicar la lista de los firmantes de las planillas para
exponerlos a la venganza de los oficialistas, privación del derecho a la
participación de los venezolanos residenciados en el extranjero, apertura
de procesos penales contra dirigentes de la disidencia, privación de la
libertad de jóvenes inocentes por sonar cacerolas, eliminación de Corte
judiciales desafectas al gobierno mediante procedimientos acomodaticios,
asaltos contra el funcionamiento de las comisiones parlamentarias
internas, desconocimiento del régimen de mayorías calificadas que priva
en la aprobación de determinadas leyes, reparto de dádivas y asignación
de supuestos cupos en hipotéticas universidades, invasión de sicarios
cubanos mimetizados como médicos o entrenadores deportivos, merodeo de
los bandoleros de los Círculos Bolivarianos. De todo y para todo. Igual
que aquella propaganda del banco que proclamaba tenerlo todo, también,
pero que al final tuvo que declararse en quiebra y poner sus
administradores entre rejas.
EL
CASO DE LOS FUNCIONARIOS.
Las amenazas de despido proferidas por el jefe de Estado contra los
servidores de la administración pública, quebrantan disposiciones
fundamentales. Nuestra vigente Constitución, igual que otras que le
precedieron, prohíbe la discriminación laboral, entre otras, por razones
políticas. Ese mismo instrumento establece el derecho de participar
libremente, lo cual incluye la libérrima intervención en referendos de
carácter revocatorio.
Por
si fuese poco, conductas como la asumida por el jefe de Estado atentan
contra la libertad de conciencia, contra el principio según el cual la
administración pública no está al servicio de parcialidades políticas,
sin dejar de lado el viejo precepto, conforme al cual nadie puede ser
castigado sino por aquellas conductas tipificadas como delito por la ley
¿En
qué disposición legal se basa el señor Chávez para amenazar con
despido, para estigmatizar a todos los funcionarios del Estado, por opinar
que carece de los requisitos elementales para ejercer la jefatura de
Estado?
Más
allá del obsceno quebrantamiento de preceptos constitucionales, en esto
del hostigamiento contra los trabajadores del Estado, se evidencia una
lamentable falta de inteligencia. Directores de Personal de varios
ministerios, institutos autónomos y empresas del Estado, lista en mano,
han comenzado a amenazar a quienes firmaron las anteriores peticiones de
referendos consultivo y revocatorio. Días atrás me lo comentaba una
modesta funcionaria, en el lenguaje tan expresivo de la gente del pueblo.
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Si ya me tienen en la lista negra de despidos ¿Qué más puedo hacer? ¡Chivo
que se devuelve se ‘esnuca...
LOS
RESIDENCIADOS EN EL EXTRANJERO. Nuestra máxima instancia tribunalicia ha
consagrado el llamado “hecho notorio comunicacional”.
Los medios escritos y radioeléctricos han informado que casi medio
millón de compatriotas se han tenido que marchar del país y hasta el
propio Canciller, meses atrás hablaba, para llamarlos prófugos, de
centenares de miles de venezolanos que residen en Miami. Pero para las
autoridades del CNE son escasos 28 mil emigrantes porque ese, según éllas,
es el número que aparece en los registros del ente comicial. Sin embargo,
también es público y notorio, que los consulados venezolanos, han venido
saboteando las solicitudes de traslados electorales, al extremo de haber
desencadenado más de una alternación del orden público en varias de
nuestras misiones acreditadas en el extranjero.
LISTA
DE FIRMANTES. La publicación por la prensa de la lista de peticionarios
del revocatorio Presidencial, también atenta contra principios de rango
constitucional. Nos referimos al del secreto del voto y al de la
privacidad de los datos personales. El CNE ha designado sus propios
observadores del proceso de captación de firmas. De manera que es el
propio organismo quien se ha hecho responsable de la legitimidad de estas
últimas, sin que pueda escudarse en la torpeza de sus propios
funcionarios, ni pedir que sean los supuestos afectados quienes la suplan.
CAIDA
LIBRE. Durante los primeros meses de su mandato, el señor Hugo Chávez
creyó que su aceptación por las masas –siempre momentánea- engulliría
cualquier vestigio de disidencia. Ahora que él mismo ha matado el tigre
de su popularidad, a los venezolanos solo nos resta recoger, el pestilente
cuero de su pasantía por Miraflores. Para
ello, solo basta un bolígrafo.
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