Las Provocaciones

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El espinoso camino de la violencia por el cual Chávez quiere empujar a sus opositores . . .


La provocación, se ha constituido en eje sustentador del régimen gamberro de Chávez. Este es un gobierno que se cae por la corrupción más impúdica, por su ineptitud y por el empobrecimiento general de los venezolanos. Por eso acude a la jaquetonería, a la retrechería, a la incitación a la violencia de sus adversarios, como recurso de última hora que le permita reprimir y con ello aferrarse al poder.

La provocación judicial. Hace meses, apenas, el hoy juez provisorio Mikael Moreno, actuó como abogado defensor de Richard Peñalver, pistolero de Puente Llaguno. La legislación procesal penal alude a los "motivos graves" ante los cuales todo operador de justicia debe inhibirse de conocer determinadas causas. Pero no. Había que exacerbar a la oposición, llevársela por delante. "¡Pa´que sepan que hay gobierno!". Por lo mismo a Moreno, no le tembló el pulso para decretar las detenciones de los presidentes de Fedecámaras y de la CTV, adversarios notorios de su ex defendido y a quienes por lo mismo no estaba, ni está en capacidad de juzgar con imparcialidad.

El anterior no ha sido el único trapo rojo judicial en lo que va de mes. Días atrás, apenas, los venezolanos presenciamos con estupor, cómo el gobierno desacató un recurso de habeas corpus a favor del general disidente, Alfonzo Martínez y todavía peor, cómo el Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, convalidó el atropello al obligar al militar a permanecer en las instalaciones de Fuerte Tiuna. "No tiene carácter de imputado y tampoco está detenido ya que en su caso lo que existe es una medida preventiva de aprehensión", dictaminó el TSJ. Si no tiene el carácter de imputado ¿basado en qué precepto se le cercena su libertad con el eufemismo que no está detenido sino aprehendido?

Ni la paz hospitalaria. Mucho antes de los ya centenarios tratados sobre regularización de la guerra, había un código no escrito que substraía a hospitales y personal médico, como objetivo de todo conflicto armado. De todo conflicto armado, menos los de la "Revolución Bonita", cuyo prontuario ya contabiliza el intento de linchamiento del alcalde Peña y de los médicos del "Jesús Yerena" por las bandas comandadas por la diputada Iris Varela. Por si quedasen dudas de lo que ya constituye una práctica reiterada, el martes pasado, cuatro doctores del "Domingo Luciani" fueron heridos por simpatizantes del gobierno - uno de los galenos fue apuñaleado por la espalda- en el interior del citado recinto de salud. A la cabeza de la sargentería de este atentado, actuó "el compañero sentimental" de Lina Ron quien después del asesinato frustrado fue dejado libre por las autoridades porque la señora Ron, en persona, acudió al precinto policial a exigir que le "devolvieran su macho".

Provocación a los medios. Días atrás un entrevistador del "Wall Street Journal", me preguntaba si con motivo de la llamada Ley de Contenidos, reaparecerá la legendaria figura del censor previo.

Peor que eso. En una segunda instancia, quien deambulará por los estudios de radio y televisión será el fantasma de la autocensura, subproducto del razonable temor de los propietarios de esos medios, a la revocación de sus concesiones. Pero en el plano más inmediato, el objetivo es exacerbar a los factores de la oposición. Transmitirle el mensaje que con la citada ley, sumada al control de cambios con el cual se pretende poner de rodillas a la prensa escrita, se cancela el último espacio que tenía la disidencia para resistir de manera pacifica.

El "señor" y "los traidores". Mientras tanto, según el léxico Presidencial, el sicario de la plaza Altamira, es el "señor" Goveia y los tres jóvenes soldados asesinados a mansalva en las instalaciones de la Disip eran unos desertores que "traicionaron" su juramento militar "a cambio de soborno".

Total, que en medio de este ambiente de provocación, no faltará algún lunático que concluya que sólo mediante el empleo de la violencia, podremos liberarnos del gobierno forajido de Chávez. Eso es, precisamente, lo que este último propicia. Como sabe que al primer sufragio sucumbe y que cada día le resulta más difícil velar su catadura de totalitario, provoca, incita para que la disidencia, caiga en el terreno poco firme de las vías de hecho. A Chávez lo sacaremos con un patadón electoral, luego de las presiones internacionales y las manifestaciones de calle. Además hablar de disparos luce como algo desproporcionado. Ya está demostrado que es un hombre que no aguanta ni el primer triqui-traqui.

 


© 2003 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio