Intolerancia Marina

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Cuando se producen tales desgracias, todos los dedos acusadores apuntan en un solo sentido: La cuarta República . . .


 

En la crónica semanal de sucesos que toman a la imaginación por sorpresa, destaca el de los peces asfixiados por inmersión, en el sector de La Zorra, Estado Vargas. Así como lo oyen. Al contrario de ser víctimas de un arpón alevoso o de un atunero japonés, de esos que violan nuestro mar territorial y contrabandean combustible en las narices de la guardia costera, los animalillos se marcharon al otro mundo por una causa inusual. Jureles, róbalos, chicharros, bagres, sardinas, catacos, muertos sin remedio, sumergidos en una bahía. Todo por permanecer dentro del agua que es el lugar donde los legos creíamos que se encontraban en su ambiente natural.

 

Cuando se producen tales desgracias, ecológicas, en la fuga de divisas o a causa del aumento de la tasa de criminalidad, todos los dedos acusadores apuntan en un solo sentido: la Cuarta República. La mancha verde que invade el lago de Maracaibo, obedece a una maldición gitana de Alfaro Ucero proferida al filo de una medianoche, en medio de una conjunción de Júpiter con Saturno, luego de percatarse que su estrella política declinaba sin posibilidad de retorno. La contaminación con mercurio de las cabeceras de nuestro río rey, perpetrada por los garimpeiros con impunidad, forma parte de un pacto secreto entre el Maligno y el doctor Caldera, quien acecha, sigiloso, previsivo, calculador, para volver a presentar su candidatura y utilizar la hecatombe ambiental, en un diseño diabólico de su publicidad.

MAS ALLA DE LAS EXCUSAS. Se ha dicho que las sociedades pueden  juzgarse según el comportamiento con su medio ambiente. El cronista va más lejos, aunque este lunes lo menos que deseábamos era ponernos catastróficos.

En el futuro, los países, las comunidades en general, estarán condenadas a reptar como alimañas o a vivir con un mínimo decoro, a condición de la depredación o del acatamiento estricto de normas conservacionistas. Solo que ese futuro, cada día es más presente y  poco vale en cuestiones tan serias, la babosería de trasladar a terceros culpas que son propias.

La contaminación en tierra firme, como en nuestras áreas marinas, cada vez es menos reversible. A la vuelta de muy pocos años, días quizá, la mayoría de los espacios devastados lo serán a perpetuidad, sin posibilidad de retorno, así que los pobladores desaprensivos quedarán relegados a las áreas desérticas, pues los hombres y mujeres previsivos se van a negar a la cristiana caridad de compartir con imbéciles, los escasos espacios amistosos que resten al planeta. 

LAS MAYORIAS MARINAS. Escribía Baudelaire, que el hombre por ser libre, amará siempre el mar. Quizá, los peces del Estado Vargas, por aferrase a sentimientos similares han perecido sin remedio.

Seguro que en los océanos de la república bolivariana, igual que en tierra firme, escasea el oxígeno del pluralismo, la tolerancia y el respeto a las normas elementales de convivencia acuática. Tampoco es aventurada la conjetura, que la convicción libertaria, inherente a las especies amantes del océano inabarcable, haya naufragado a causa de los remolinos del fraude para burlar las mayorías marinas y que el saqueo de las riquezas de nuestras profundidades haya sido el  cambalache criminal para remunerar la burla.

Un cachalote, regordete y tarambana, pésima imitación de cierta orca asesina que campea en mares de una isla cercana, es lo peor que puede ocurrir en cualquier zona isobática. Peor si suma aspiraciones de ejercer un supuesto virreinado vitalicio, mojado en el agua salobre de la corrupción y la  trampa. 

LA POLITIZACION. Hasta aquí habíamos cumplido la promesa, con nosotros mismos, de no politizar de la mencionada mortandad. Sin embargo, varios de los trabajadores de la zona nos obligan a tratar el caso del gobernador del Estado afectado. Un sargentón de la Guardia Nacional, que no es nativo de esa región, que la conoce poco y que fue impuesto por el dedote zurdo de quien mira la descentralización como un escollo a sus planes hegemónicos.

Benigno Morales, pescador del sector asegura que el gobernador desconoce si el “mar es salado”, mientras que Edgar Moreno, también lugareño, se queja  que el peligro de desastre ecológico, le había sido advertido al mandatario regional, en siete cartas consecutivas, sin que éste, para evitarlo, se hubiese dignado a mover un solo músculo de su cara.

Total, unos verdaderos casos de terrorismo contra la tolerancia y la habitabilidad. En la tierra como en el mar.

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio