Por supuesto que viniendo de donde viene, uno duda
de la amenaza. Un hombre tan inclinado a escucharse a sí mismo, no se
sabe si para darse ánimo; que en los momentos más álgidos de su vida ha
dado muestras de incontinencia -incontinencia verbal, en el menos grave de
los casos- seguro que no aguantará dos pedidas, por muy criollo que sea
un reportero, a la hora de hablar de los temas más palpitantes de los
"¡Aló, Presidente", vaya por caso, la salud de su morrocoya o
el título del próximo bolero que interpretará a dúo con el generalote
López Hidalgo, después de alguna acusación de meter mano en los
recursos del Plan Bolívar.
LA PRENSA INTERNACIONAL. En realidad los editores
extranjeros han sido más comprensivos con la llamada revolución
bolivariana, que sus pares locales.
Por ejemplo, en algún momento la pareja
Presidencial se constituyó en una referencia casi obligada en la revista
¡Hola! El cronista se permite recordar los días cercanos a aquel 5 de
julio, en que desfilaron en un descapotable por la avenida de Los
Próceres. Ella, traje vaporoso y sombrero pamela. El, uniforme de gala,
incluidas sus condecoraciones militares más meritorias, a saber:
puntualidad, aseo personal y subcampeonato en hacer lagartijas en los
tiempos de la Academia.
Pero todo pasa. La Primera Dama se ha ido con su
música y su pamela para otra parte previa autorización judicial y dudo
que ni el admirador menos exigente de la llamada beauty people se
encuentre interesado en pagar los 2.500 bolívares de la legendaria
revista española, para mirar un set de fotos, en solitario, de nuestro
jefe de Estado.
Sea como sea, Chávez no se quedará sin cobertura.
La falta de actividad reporteril por parte de la prensa local y de
¡Hola!, por vetos Presidenciales o por alguna clase de bola negra
conyugal, seguro que será subsanada por otra prensa, siempre oligarca,
pero eso sí, originaria de Libia, China, Cuba, Iraq, el Sudán y el
Caquetá porque tampoco es justo que las agencias de noticias de los panas
"Mono Jojoy" y "Tiro Fijo" se queden con las manos
vacías en materia informativa.
Además, nunca faltan los llamados periodistas
viajeros. O mejor dicho, las periodistas viajeras. Porque casi siempre se
trata de unas chicas, en batola, filmadora en mano, con apariencia de
luchadoras olímpicas y cuyas sandalias de cuero delatan que no son
demasiado aficionadas al agua y jabón. Me parece oírlos.
- ¡Eh! ¡Ah! ¡Por aquí tenemos a una corresponsal
del diario "China Roja" que se edita en Pekín. Ella quiere
enterarse del avance de nuestra revolución bolivariana y pacífica. Por
cierto, un saludo a mis hermanos de Pekín ¡A Mao Tse Tung, a Chang Kai
Tse, a Ling Yu Tan, a toda esa gente que nos está escuchando al otro lado
del mundo! A ver, mijita, ¡a ti, sí que te respondo las preguntillas que
quieras!
- Muy amable de su parte, Presidente. Pero antes
déjeme aclararle algunas cosas: yo no tengo qué ver con ningún Mao Tse
Tung ni con esas otras personas, que hasta donde sé, murieron hace
bastante tiempo. Tampoco tengo preguntas que hacerle y menos aún, soy
corresponsal del diario de "La Revolución". Vengo del
"Discovery Salvaje" y mi jefe lo único que me ha pedido es que
le tome unas cuantas fotos para pasarlas en nuestra programación.
EL DESEMPLEO. Una de nuestras mayores preocupaciones
por esta represalia del Presidente contra los trabajadores de nuestros
medios se refiere al aumento del desempleo. Me explico mejor. Nuestros
periodistas seguirán en sus puestos de trabajo. Incluso en condiciones
laborales más higiénicas. Si ya se sabe la conducta que hacia ellos
adoptará el jefe de Estado, quedarán relevados de cualquier contacto
personal con alguien que de la manera más descortés se hace sordo de
solo mirar un reportero venezolano a varios kilómetros a la redonda.
Pero ¿qué será de los miembros de los llamados
Círculos Bolivarianos? ¿Qué será de esos pobres asalariados del
alcalde Bernal, que previo unos cuantos pases de marihuana, perico,
rinquincalla, bazuko y demás combustible de 95 octanos bolivarianos
cobran por agredir a los reporteros que cubren los eventos del jefe de
Estado? ¿A quién van a insultar, escupir, apalear, si los reporteros se
quedan en sus oficinas? Esa gente sí que se va a quedar sin empleo.
Ya lo dijo la comandate Lina Ron. Igual que en la
llamada Cuarta República, en esta revolución siempre terminan pagando
los más pendejos.
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