¿Quien tiene la
razón?
El articulista,
acostumbrado a negarle el agua y el pan a la Revolución Forajida, se siente
en la necesidad de hacer un paréntesis al cuestionamiento.
Es cuestión de analizar
la dinámica policial desde ángulos diferentes. En este caso, diríamos desde
la perspectiva cualitativa y no cuantitativa, porque lo que juega en estos
casos no es el numero, tamaño, ni millardos invertidos en los artefactos
voladores, sino su efectividad.
En realidad la
superficie de la ciudad es muy extensa y los dirigibles son lentos, por lo
que los mencionados cuestionamientos parecen demoledores. De manera que a
primera vista da la impresión que estamos en un gasto dispendioso y quien
sabe paradójico, porque la compra, como toda adjudicación que se precie de
efectuarse en la revolución, operó sin licitación, ni concurso privado, de
manera que lo que esta supuesto a combatir el hampa, podría verse en el caso
de fomentarla, porque mas de uno se habrá metido el consabido billetón.
Pero volviendo al
aspecto cualitativo. Se trata de unos vigilantes aéreos, silenciosos, que se
desplazan a centenares de metros de altura, de manera que los malandros mas
malandrines no sabrán a ciencia cierta, si son o no son observados.
¿No recuerdan los
lectores aquellos libritos de catecismo, de nuestra primera infancia que
representaban a Dios a través de un gran ojo dentro de un triangulo rodeado
de rayos y centellas?
Pues con estos nuevos
soldados en la lucha por la justicia, ocurrirá mas o menos lo mismo. Los
caraqueños nos sentiremos observados, por una fuerza suprema y poco
perceptible. Los hombres de buena fe, no tendremos mayores inconvenientes,
pero !ay! de los azotes de barrios y urbanizaciones que caigan en la mira
del Gran Ojo Bolivariano.
El apoyo de los agentes
de tierra será básico. Todo aquel que antes de dar un paso o tomar una
iniciativa, alce la mirada para constatar si los aerostáticos municipales
estan allí, serán considerados sospechosos.
- Hágame el favor,
ciudadano aborde la unidad, por el delito de mirar el cielo.
Lo de las miras mas
altas, como crimen de lesa revolución, ya lo sabíamos, pero los complejos y
resentimientos sociales del líder absoluto, como que se ha exacerbado a los
puntos mas altos. En lo que si están acertados los críticos es que con la
medida se combate únicamente que la delincuencia marginal. Nos referimos a
que solo ataca a los amigos de lo ajeno que comenten sus fechorías a cielo
abierto, lo cual no deja de ser una injusticia, porque el flagelo que esta
llevando a Venezuela al verdadero precipicio es otro tipo de perpetraciones
es el cometido a puertas cerradas.
Sin embargo, no es para
descorazonarse. Quizá la Alcadía Mayor esta preparando otro contingente de
dirigibles que en lugar de navegar el firmamento, surquen los cielosrasos
del Palacio de Miraflores, las esquinas de Carmelitas, Platanal y la sede de
Pdvsa. Sería la primera vez que en los ocho años de supuesta revolución
podríamos afirmar que !El crimen no paga!
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