CNE: Patrón Forajido

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Los autores del fraude electoral perpetrado en Venezuela, pueden ser juzgados de acuerdo con las leyes internacionales para la represión de la Mafia . . .


 

En su libro “Los tipos buenos” (1996), el ex agente de inteligencia Jules Bonavolonta, narra un pintoresco incidente que  ocurrió en alguna corte de Estados Unidos.

Frank “La Bestia” Falanga, uno de los lugartenientes del “capo” Joe Colombo, fue arrestado y presentado ante la justicia. Chantajista, sicario, corredor de apuestas, manejador de burdeles. Un duro del ambiente, para no darle más vueltas al asunto. En su primera comparencia tribunalicia, este querubín, escuchó de manera paciente toda la retahíla de cargos en su contra, hasta que se le formuló el que sigue: “El gran jurado, además, lo incrimina por la violación de Rico”.

 

- ¡Rico? Mire, Su Señoría –chilló “La Bestia”, haciéndole honor a su remoquete- yo podré ser de todo, pero violador ¡nunca! –y aquí copiamos de manera textual, la parte final de su respuesta: “I don’t even know any fucking Rico!” Lo que en román paladino, significa: “Incluso, yo no conozco a ningún jodido Rico!”

La ley RICO. Pero no era lo que este forajido pensaba. RICO, es el acrónimo de la Racketeer Influenced and Corrupt Organization Act. Una ley aprobada en 1970 por el Congreso del mencionado país, que ha resultado clave en la guerra contra la legendaria Cosa Nostra y todo aquello que huela a asociación para el delito.

El martes pasado, fue consignada ante la Corte Federal con sede en Nueva York, presidida por la juez Gladys Kessler, una acción contra todas las grandes fabricantes de cigarrillos del mundo. El Justice Departament, basado en la ley RICO, arriba citada, pretende que las acusadas paguen una indemnización por la bicoca de 280 millardos de dólares, por fraude, falsedades, “medias verdades” y lo más grave, asociación para perpetrarlas.

¿Fueron los citados gigantes industriales, constituidos de manera específica para cometer crímenes? Evidentemente que no. Con todo lo nocivo que es fumar, la fabricación de cigarrillos se encuentra permitida por las leyes. Pero, existe un pero, en este caso.

Se trata de una reunión celebrada en 1952, en las instalaciones del hotel “Plaza” de la misma ciudad que ahora presta sus tribunales para ventilar el nuevo litigio. Según se lee en los alegatos que sirven de fundamento a este último, las demandadas, desde su reunión neoyorkina, celebraron un acuerdo para, ocultar, tergiversar o revelar de manera parcial, las informaciones que tenían sobre las consecuencias del tabaco. Un pacto “de caballeros” si cabe la expresión, que cumplieron en silencio por espacio de más de 50 años, como si se tratara de una “omertá” siciliana. De modo que, unas instituciones -comerciales o públicas, lo mismo da- constituidas en sus inicios con objetivos lícitos, si se organizan para defraudar, pueden ser procesadas según la misma ley hecha a la medida de los capomafiosi más sanguinarios.

Los Al Capone, bolivarianos. Casi todos los informes e investigaciones, con motivo del referendo del 15 de agosto coinciden en que antes de esa fecha, las autoridades venezolanas se agavillaron para frustrar la mencionada consulta. Sentencias dictadas con el propósito, nunca ocultado, de favorecer al gobierno; designación de un ente electoral con favoritismo hacia una de las partes; cedulaciones y naturalizaciones express; hostigamientos  a los solicitantes del revocatorio; alteración en el padrón y sustitución ilegal de los testigos de mesa. El punto nodal de esta asociación para delinquir, lo constituyó la contratación, a dedo, de dos empresas fantasmas, domiciliadas en Boca de Ratón, Estados Unidos, para la mecanización de las elecciones. Ahora, las evidencias, débiles, pero evidencias al fin de manipulación electrónica, tienen que eslabonarse con todos los actos previos que sirvieron para la preparación del terreno para la trampa definitiva.

Uno de los elementos novedosos incorporados por ley RICO, es lo que se denomina “patern of racketeering”, que en traducción libre y bolivariana sería algo así como “patrón forajido”. Usted monta un fraude para un referendo revocatorio, pero luego, sintiéndose impune, pretende un segundo fraude con el mismo modus operando, en unas elecciones regionales y ahí, está, se hace acreedor de sanciones similares a las del más conspicuo mafioso siciliano.

El cronista lo tiene escrito, desde meses atrás. El hecho que dos empresas participantes del fraude electoral cometido en Venezuela, se encuentren domiciliadas en Estados Unidos, hace a los tribunales de ese país competentes conocer de ese caso. A falta del pan de la justicia imparcial bolivariana, buenas serán las tortas tribunalicias norteamericanas.

Además ¿Qué tiene “La Bestia” Falange que no tenga el hombre de los “íbanos”, “veníanos” y el medio kilo de “rábamos”?

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio