Carómetro Bolivariano

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El "carón" bolivariano, método científico y alternativo para eliminar cualquier distorsión en las tradicionales encuestas . . .


 

CAROMETRO BOLIVARIANO

¿Cómo calificaría Usted la cara de "ESE SEÑOR" en el último Aló?



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LAS ENCUESTAS SON LA PARTE RISUEÑA DE LAS ELECCIONES. Los escrutinios oficiales son, crudos, materiales, cuadriculados. Serios y definitivos, como el choque del ataúd contra la tierra viva, para utilizar la imagen garcíalorquiana.  En cambio las llamadas mediciones de simpatías son sugerentes, imaginativas y con el lenguaje siempre oblicuo del oficio anticipatorio. Igual si lo ejerce un adivino de Birongo, que un estadístico de Harvard.

Los sondeos se han inventado para anticipar realidades, pero también para modificar estas últimas, porque una mayoría preopinante crea más mayoría, lo mismo que una minoría puesta al descubierto desanima e induce a la deserción. A Chávez, tan poco amigo de los productos made in USA le ha gustado la medición de una de esas “researchers” norteamericanas.  Se trata de la misma consultora que anticipó la victoria de Ortega cuando fue barrido por Violeta Chamorro en Nicaragua, pero  cuando lo dan a uno de ganador, los antecedentes, al demonio. El sector democrático también ha sacado a relucir otras mediciones que le favorecen.

Es que la opinión crea opinión, orienta, ayuda a decidir, y por lo mismo, resulta inevitable la llamada guerra de encuestas. Decidir libera, la gente necesita liberarse de la duda y las encuestas ayudan a quitarse tal peso encima.

LOS METODOS ALTERNATIVOS. Los opinadores, también hacemos encuestas. Al primero que le escuché ponerle un nombre a nuestras herramientas alternativas de medición, fue al maestro Villalba. Se trata del legendario “carómetro”, algo que va más allá de la simple expresión facial y hasta corporal, porque contabiliza, también, la conducta que se adopta en el momento del respectivo “flash”.

Un gobierno con fruición por meter mano en la Tesorería, que tiene cinco años y medio de cohecho, de peculado, de asalto a mano armada de la hacienda pública, pero que cuando se acerca un evento electoral, inicia una operación de raspado de olla, hay que descontarle diez puntos, de acuerdo con nuestro método sucedáneo. Si uno de sus validos, connotado hombre de paja del régimen, es expulsado de un banco suizo por un depósito desmesurado o en medio del corri-corre ante la inminencia de una votación, es detenido maleta en mano, en un aeropuerto internacional, con un millón de dólares, malo, malo. En tales hipótesis, al ya mencionado descuento hay que restarle diez puntos adicionales a título de sálvese quién pueda..

Uno de los fenómenos que representa un verdadero quebradero de cabeza para los encuestadores tradicionales, en especial los de EE UU o los que aplican sus técnicas siempre falibles, es la reticencia del entrevistado. La gente no tiene porqué desnudarse en los sondeos. Menos si vive bajo un régimen forajido, opresor de la disidencia; que cesantea al señalado de participar en un firmazo o en un reafirmazo; que pone en la lista negra y le niega el pago a un contratista del Estado o le impide a la obtención de un pasaporte o de una cédula de identidad a todo que ha expresado rechazo a una supuesta revolución. Sí, ya lo sé. Seguro que el profesor Seijas, por mencionar un ejemplo, responderá que el personal de su empresa está suficientemente calificado de modo de inducir respuestas sinceras de los entrevistados. Pero es a otra cosa a lo que me refiero. Aparte del margen de error, siempre significativo en contra del represor, lo que nos interesa contabilizar es que quien hostiga al votante, es por que se sabe sin el fervor popular. Réstele diez puntos menos por a causa del temor infundido a los encuestados, diez menos de los supuestos indecisos que se hacen pasar por tales y otros diez por el solo hecho de verse en la necesidad de amedrentar al votante.

Si sabotea e intenta ponerle trabas a los datos obtenidos por la veeduría internacional. Si contrata la mecanización de las elecciones, a dedo, a una empresa fantasma, de modo de pretender puerta franca para un posible fraude electrónico; si como recurso de última hora otorga naturalizaciones express; si tiembla nada más que escuchar el término “auditoría en caliente”; si la camarilla oficialista del ente electoral, jubila o concede vacaciones apresuradas al personal profesional del organismo y cambia las direcciones de los centro de votación; si obstaculiza la inscripción de venezolanos en el extranjero; si persigue a “Súmate”, por el solo delito de supervisarlo.

CORRECTIVO A LAS ESTADISTICAS. Escribía Borges, que la democracia es un abuso de la estadística. Para nosotros, los sondeos son un abuso de la democracia. Menos mal que para remediar cualquier arbitrariedad, estadística o matemática, de las tradicionales encuestas, existe el método del “Carómetro Bolivariano”, suficiente para dictaminar,  que el próximo revocatorio Chávez lo pierde por paliza y que él mismo, tampoco es el último que lo sabe.

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio