Cara Seria Bolivariana

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La       posible invasión de Venezuela, denunciada por el comandante general del       Ejército en la conmemoración de la Batalla de Carabobo . . .


 

El comandante general del ejercito, acusó a “los promotores de la globalización” de desestabilizar el país y habló hasta de una guerra de cuarta generación, planificada por los adversarios de la sedicente Revolución Bolivariana. La denuncia se produjo en el discurso central de la conmemoración de la Batalla de Carabobo, por lo que es seguro que en medio de tal soflama cuartelaria, su autor haya reencarnado en “Negro Primero” o que el éxtasis patriótico le haya permitido perseguir en vivo al realista de la Torre o al temible Batallón Valencey.

En realidad, hojarasca pura. Nunca, ni antes ni después de Carabobo, el capital internacional se había sentido tan a gusto en Venezuela.  

 

COMENCEMOS POR LAS PROFESIONES DE FE. Porque aunque no muy morales que se digan, esa gente también tiene principios. Todavía retumba el ofrecimiento que se escuchó en el ballroom de algún hotel neoyorkino. Ocurrió cuando se comparó nuestras riquezas naturales con una núbil y se emplazó a los mismos globalizadores que tanto atemorizan al generalote del discurso, para que tocaran, para que manosearan, para que gozaran a la chica. Los lectores nos perdonarán. Pero el símil con el padre degenerado que ofrece su hija al mejor postor resulta inevitable.

A los pocos meses,  luego de alguna que otra escaramuza - verbal, por supuesto, porque el héroe máxiimo revolucionario es alérgico a la pólvora - se puso manos a la obra en esto de colocársele en decúbito ventral a los mencionados artífices de guerras de cuarta o quinta generación. Fue con la entrega de las áreas gasíferas de nuestra plataforma deltana. No hubo licitación allí, fueron contratos a dedo por montos muy por debajo de los avalúos y ninguno de los bien documentados señalamientos de corrupción fue investigado, porque quedaron silenciados por la aplanadora cómplice de la Fiscalía, la Contraloría y las comisiones o sub-comisiones de la Asamblea. Hubo alguien, sin embargo, que no se cuidó la lengua. Los lectores recordarán que el sujeto de siempre, en el acto de firma del expolio, le pidió a los representantes de las trasnacionales, llevarle a “mister” Bush, el mensaje que con la entrega de la la citada plataforma demostraba su colaboración con las necesidades energéticas del Imperio.

DE J.V. GOMEZ A LA REVOLUCION BOLIVARIANA. Se le suele atribuir al periodista Clarence Horn la infidencia. Gómez le pidió a las empresas petroleras, que redactaran la Ley de Hidrocarburos de 1920. “Ustedes saben de petróleo. Entonces hagan las leyes porque nosotros somos novatos en eso” habría expresado el Benemérito en lo que constituye una de las peores acusaciones en contra de su régimen. Pues bien, es sabido que la nueva Ley de Telecomunicaciones, que remató el espectro electromagnético del país al gusto de los pretendidos enemigos globalizadores, fue redactada al mejor estilo gomero, por bufetes de Nueva York. Las supranacionales de dicha industria no lo reconocerían, si ven a su modosito alabardero de entonces, el hombre de los “Ojos Verdes”, transfigurado en todo un patán de la política, en su carácter de candidato a dedo de una gobernación bolivariana.

Otros de los pretendidos archiadversarios que han hecho su martes de carnaval con la Revolución Forajida, son los institutos financieros. No hay intermediación crediticia porque la clientela no puede pagar los intereses que cobran, pero su banco amigo le abona los ahorros 30 o 40 puntos menos de lo que recibe del gobierno por financiar la deuda pública interna. Si hablamos de las trasnacionales españolas, peor, porque  han implantado el subterfugio de las rifas, para no remunerar a los clientes con intereses contantes y sonantes y llegamos adonde no queríamos llegar: Cadivi. Negociados de sobrefacturación de importaciones, registro de deuda privada, repatriación de utilidades, ganancias en el mercado negro de compra venta de los dólares, al tambor batiente de los baluartes del neoliberalismo salvaje que hacen su agosto en Venezuela.

Aunque es remota la posibilidad que sean de carácter armado, es posible que produzcan algunas de las sanciones internacionales que atemorizan al generalote del discurso. No deja de ser normal contra un gobierno corrupto, violador de derechos humanos, socio de la narcoguerrilla, amigo del terrorismo internacional, antidemocrático y perpetrador de fraudes electorales. Algo muy distinto que sea sancionado por defender los intereses del país. Porque la revolución forajida es como es. De cara seria en materia de proclamas patrioteras. Pero de esfínteres rocheleros a la hora del reparto de botín con sus supuestos enemigos históricos.  

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio