Desde un
principio, las transmisiones de prueba de Telesur abonaron el terreno para
la controversia. Pongamos el de Colombia, para citar tan solo un ejemplo. Se
trata de un país que contabiliza nativos eminentes, pero en lugar de
divulgar a través del satélite, las investigaciones de Patarroyo, las
proezas deportivas de Juan Pablo Montoya, los éxitos musicales de Shakira
(¡ah, Shakira!), la calidad de página de la obras de García Márquez y Alvaro
Mutis o la tenacidad de sus cultivadores de flores o de café, la naciente
televisora efectuó una emisión que colocaba como paradigma de tal gentilicio
al “comandante” Marulanda, un bandolero de siete suelas, con prontuario que
abarca desde la narcoguerrilla hasta el secuestro, pasando por el abigeato y
los homicidios en masa. El concejal del partido oficialista, conocido como
“El Mataviejas”, por su fruición de registrar bajo del colchón de las
ancianas, antes de mandarlas al otro mundo, ya lo sabe. Ahora puede retomar
su camino hacia el estrellato un tanto alicaído. Basta que le narre a
“Telesur” sus andanzas como pistolero de Puente Llaguno y azote de
nonagenarias para que acapare titulares.
¡ TELEVISORAS POR CABLE, TEMBLAD !. El lanzamiento de “Telesur”, despertó
reacciones encontradas. En muchos casos envidia, porque eso de un posible
record de sintonía, así de un sopetón, en Venezuela, Cuba, Uruguay y
Argentina es algo que no pueden aceptar, por las buenas los magnates de la
industria. Pero estos últimos, también, han sido presas del pánico, pues
saben que se les avecina una competencia devastadora a la hora de las
mediciones de audiencia. En ese particular, las primeras en poner sus
barbas en remojo, han sido dos trasnacionales del cable.
Nos referimos
a “Discovery Salvaje” y “Animal Planet”. Serán arrasadas, borradas del
espectro electromagnético. Apenas se conozca la programación de la nueva
emisora bolivariana, los televidentes migrarán de manera masiva, en lo que
se constituirá en un ¡
no va más! a las transmisiones bobaliconas, por
sobredosis de convivencia civilizada. Nos parece verlo y oírlo:
- ¿Va a
volver a sintonizar la pelea de un cocodrilo con un rinoceronte o los ritos
antropófagos en una remota localidad, al Norte de Madagascar? ¡No, oh!
¡Véngase a “Telesur” que es donde está la verdadera fuerza y armonía
selvática!
Las
videograbaciones de un jefe de Estado que insulta e incluso, le hace la
“seña del mono” a un cardenal jubilado o las reconvenciones ¡por falta de
macho! contra una dama titular de alguna secretaría de Estado se
constituirán en plato principal para los amantes de las emociones fuertes en
la TV, para llegar a la madre del comportamiento reptil que arrasará con los
canales competidores: nos referimos a las sonrisas, a colmillo pelado, de
cierto negrito integrante del equipo ministerial, ante el mínimo desplante
dominical de su jefe.
LOS
INOPORTUNOS GRINGOS.
Sin embargo, el alborozo por el lanzamiento al aire de la nueva televisora,
ha sido opacado por los norteamericanos, quienes anuncian, la apertura de un
segundo canal para contrarrestar los mensajes de Telesur. Algo que será el
estallido de la auténtica guerra asimétrica entre Venezuela y EE UU.
El cronista,
como adversario recalcitrante de cualquier intervencionismo rechaza tal
intrusión del gobierno norteamericano. Además ¿qué nos van a mostrar estos
últimos que nosotros no sepamos, a través de esa segunda televisora? ¿Las
películas de Chávez jugando pico-pico con el tal Marulanda? ¿Los versos
dedicados a Fidel Castro, contenidos en la famosa laptop, extraviada
en Perú?
La tan
prometida guerra asimétrica, no pasará de un intercambio de insultos entre
Chávez y Baby Bush. Un fiasco para los estaban dispuestos a inmolarse por la
revolución. Porque que se sepa, nadie ha muerto de una buena mentada, máximo
calibre de ciertas criaturillas del Señor, que no volvemos a mencionar,
porque lo último que queremos es ofenderlas.
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