Antes de
ir al grano, permítame hacerle un desagravio y de paso, hacérnoslo a
nosotros mismos. Los venezolanos, teniente Chacón Escamillo, no somos
envidiosos. Se lo digo por lo siguiente:
Domingos atrás, el peón
alzao que en mala hora colocamos en funciones de gobierno, declaró por
la televisión que “ser rico era malo”.
¡Malo un cipote,
Escamillo! Basta mirar al susodicho, ahí, en una de las butacas V.I.P. de su
Airbus, sentadote, nalgas pidiendo más pantalón a causa de su creciente
esteatopigia, ofreciéndole la cola –la cola del avión, no me mal interprete-
a Fidel, a Kitchner, a Maradona o a cualquiera de los gorreros de la zona,
todo para erigirse en supuesto líder hemisférico ¿Y a fuerza de qué? ¡A
fuerza de chequera, teniente! O mirarlo enfundado en sus ternos de Brioni,
Zegna o de Armani, en lugar de los puyaos de sus tiempos de candidato
O con su dedote zurdo señalando a alguien, “¡eh, oh, mira quién esta por
allá!” no solo en exhibicion de sus pésimos modales, sino para que se le
suba la manga y exhibir, también, que desde el 2 de febrero de 1999, no da
la hora sino en su platinum Pasha, su Audemars, su Patek y
demás marcas que se cotizan, lo menos, a decenas de miles en moneda dura.
TALENTO DE EXPORTACION.
Leía, yo, apreciado
teniente, en entrevista que usted mismo, le concedió a un semanario de
circulación nacional, (los interesados en consultarla in extenso,
pueden hacerlo, pa’ que aprendan “a ganá rial”, en la dirección que
aparece al pie) que la saga de los Chacón Escamillo la constituyen tres
venezolanos, hoy relevantes, pero de origen muy, pero muy humilde. Una
hermana, ingeniero, que presta servicios en Pdvsa; el hermano menor, Jesse,
ministro bolivariano y usted, Arné Chacón Escamillo –Escamillo, para los
amigos- mayor de edad, de este domicilio, militar en situación de retiro y
de un tiempo a esta parte, feliz propietario de un banco comercial; de
varios ejemplares que compiten en “La Rinconada”; de la operación del “Kino”
Táchira y de una empresa que, segun usted mismo, tiene musculatura, para
comprar no una, sino dos plantas procesadoras de leche, y aquí, llegamos
adonde no queríamos llegar: la subutilización de los mejores cerebros no
digamos bolivarianos, en particular, sino venezolanos en general.
En la entrevista,
apreciado Escamillo, usted, confiesa sus “pocos conocimientos sobre banca”,
posa de limpio de solemnidad, aparte de manifestarse incapaz de una acción
que no sea noble, como lo sería, actuar de interposita personae
bolivariana o aprovecharse del parentesco con su hermano, Jesse, para
obtener ventajas comerciales insólitas, porque no me vengan, entregar un
banco a quien no conoce el negocio y por si fuese poco no paga ni cuota
incial, parece una de vaqueros.
El cronista, presume
del mejor historial crediticio. El cronista, presume de ahorrativo, algo que
no lo convierte en potentado, pero que tampoco lo relega a la condición de
pata en el suelo. El cronista, tambien, presume de buenas relaciones con
varios banqueros. El cronista de lo que no presume es de ignaro. Pese a
ello, el cronista, jamás, ha podido sacar un pagaré ni descontar un giro,
sin presentarle a “su” banco de confianza, balance patrimonial,
fiadores, por no mencionar anticresis y garantías hipotecarias. García
Mendoza, días atrás, para una tristona tarjeta de crédito, me exigió,
además, examen del colesterol.
¿Comprar un banco
completo en las condiciones que narra en su entrevista? Con semejantes
habilidades, teniente Escamillo, en lugar de banquero, lo deberíamos poner a
dirigir la NASA.
¿Y sus purasangre? Las vacas, paren,
según un generalote, sometido a vaporones como los suyos. Además, palabras
más, palabras menos, ya lo tiene dicho Kissinger: “La mejor Viagra es el
Poder”. De modo que nada de particular que a cualquier borrico con
disfunciones, las cercanías al ajo bolivariano lo conviertan en potro y
hasta lo ponga rijoso, que lo mismo empreña un haras entero, que muta en
magnate.
LEA: Entrevista al Teniente
Chacón Escamillo
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