Apreciado Teniente Escamillo

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El cronista propone al teniente Arné, hermano del ministro del Interior, como director de la NASA . . .


 

  Primero que todo, teniente Escamillo, regocijarme por su habilitad financiera. Es usted, expresión viva del llamado “Sueño Bolivariano” y en materia de sueños, el cronista se declara admirador, del cubano, colombiano, patagón, paquistaní, somalí, esquimal, del american dream, incluso, con la única salvedad en lo que se refiere al primero, que la mayoria de sus cultores circunscriben las ansias de superación –tampoco digo que ese sea su caso, ¡faltaría más!- a meter mano en la Tesorería. O peor: a traficar influencias y prácticar el nepotismo, lo que comprende ¡faltaría menos! el valimiento con ciertos figurones del sedicente gobierno revolucionario.

 

Antes de ir al grano, permítame hacerle un desagravio y de paso, hacérnoslo a nosotros mismos. Los venezolanos, teniente Chacón Escamillo, no somos envidiosos. Se lo digo por lo siguiente:

Domingos atrás, el peón alzao que en mala hora colocamos en funciones de gobierno, declaró por la televisión que “ser rico era malo”.

¡Malo un cipote, Escamillo! Basta mirar al susodicho, ahí, en una de las butacas V.I.P. de su Airbus, sentadote, nalgas pidiendo más pantalón a causa de su creciente esteatopigia, ofreciéndole la cola –la cola del avión, no me mal interprete- a Fidel, a Kitchner, a Maradona o a cualquiera de los gorreros de la zona, todo para erigirse en supuesto líder hemisférico ¿Y a fuerza de qué? ¡A fuerza de chequera, teniente! O mirarlo enfundado en sus ternos de Brioni, Zegna o de Armani, en lugar de los puyaos de sus tiempos de candidato O con su dedote zurdo señalando a alguien, “¡eh, oh, mira quién esta por allá!” no solo en exhibicion de sus pésimos modales, sino para que se le suba la manga y exhibir, también, que desde el 2 de febrero de 1999, no da la hora sino en su platinum Pasha, su Audemars, su Patek y demás marcas que se cotizan, lo menos, a decenas de miles en moneda dura.

TALENTO DE EXPORTACION. Leía, yo, apreciado teniente, en entrevista que usted mismo, le concedió a un semanario de circulación nacional, (los interesados en consultarla in extenso, pueden hacerlo, pa’ que aprendan “a  ganá rial”, en la dirección que aparece al pie) que la saga de los Chacón Escamillo la constituyen tres venezolanos, hoy relevantes, pero de origen muy, pero muy humilde. Una hermana, ingeniero, que presta servicios en Pdvsa; el hermano menor, Jesse, ministro bolivariano y usted, Arné Chacón Escamillo –Escamillo, para los amigos- mayor de edad, de este domicilio, militar en situación de retiro y de un tiempo a esta parte, feliz propietario de un banco comercial; de varios ejemplares que compiten en “La Rinconada”; de la operación del “Kino” Táchira y de una empresa que, segun usted mismo, tiene musculatura, para comprar no una, sino dos plantas procesadoras de leche, y aquí, llegamos adonde no queríamos llegar: la subutilización de los mejores cerebros no digamos bolivarianos, en particular, sino venezolanos en general.

En la entrevista, apreciado Escamillo, usted, confiesa sus “pocos conocimientos sobre banca”,  posa de limpio de solemnidad, aparte de manifestarse incapaz de una acción que no sea noble, como lo sería, actuar de interposita personae bolivariana o aprovecharse del parentesco con su hermano, Jesse, para obtener ventajas comerciales insólitas, porque no me vengan, entregar un banco a quien no conoce el negocio y por si fuese poco no paga ni cuota incial, parece una de vaqueros.

El cronista, presume del mejor historial crediticio. El cronista, presume de ahorrativo, algo que no lo convierte en potentado, pero que tampoco lo relega a la condición de pata en el suelo. El cronista, tambien, presume de buenas relaciones con varios banqueros. El cronista de lo que no presume es de ignaro. Pese a ello, el cronista, jamás, ha podido sacar un pagaré ni descontar un giro, sin presentarle a “su” banco de confianza, balance patrimonial, fiadores, por no mencionar anticresis y garantías hipotecarias. García Mendoza, días atrás, para una tristona tarjeta de crédito, me exigió, además, examen del colesterol.           

¿Comprar un banco completo en las condiciones que narra en su entrevista? Con semejantes habilidades, teniente Escamillo, en lugar de banquero, lo deberíamos poner a dirigir la NASA.

¿Y sus purasangre? Las vacas, paren, según un generalote, sometido a vaporones como los suyos. Además, palabras más, palabras menos, ya lo tiene dicho Kissinger: “La mejor Viagra es el Poder”. De modo que nada de particular que a cualquier borrico con disfunciones, las cercanías al ajo bolivariano lo conviertan en potro y hasta lo ponga rijoso, que lo mismo empreña un haras entero, que muta en magnate.

LEA: Entrevista al Teniente Chacón Escamillo

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio