Tampoco del
establecimiento de otra cacofonía -como aquella ridiculez de Municipio
Bolivariano Libertador- para demostrarle al peón alzao de Miraflores, que
con tal de recuperar su cariño, muchos de sus acólitos se le colocan en
decúbito ventral. Menos todavía, que algún comisario de la policía
haya coloreado en rojo otra urbanización, luego la última arremetida de
la delincuencia.
A lo que me refiero es la
implantación del appartheid bolivariano. Al
trazado de esa línea mas que imaginaria, que nos recuerda las
segregaciones de la vieja Ciudad del Cabo. Por supuesto, sin ni siquiera
una caricatura de Nelson Mandela y con el perdón por la obviedad.
Pero a lo que íbamos ¿ Qué
nueva división departamental de nuestro territorio,
es esa del alcalde Bernal, según la cual quedan prohibidas las
manifestaciones políticas en
“Lomas de Urdaneta”, en “Pro
Patria”, “La Silsa” si las organizan adversarios del gobierno?
A Chávez lo que es de Chávez.
Lo decimos nosotros, tan poco proclives a concederle el agua y el pan. Si
algo hay que abonarle a la cuenta del Presidente, es la incorporación del
hampa al activismo partidista. Nos explicamos mejor. El político-político,
devenido en bandolero, porque mete mano con desmesura en el Tesoro Público
siempre ha existido, existirá, pero sobre todo existe con la fuerza
expansiva de su omnipresencia en la llamada Quinta República. Sin embargo
lo que no deja de ser un fenómeno particular, es el malandro -o el ex
malandro de acuerdo con la nueva nomenclatura revolucionaria- que se
involucra en la cosa pública. Un verdadero logro de la llamada democracia
participativa y protagónica.
No deseamos ofender. Pero
pongamos el del señor Peñalver concejal
y pistolero de puente Llaguno. Según lo atestigua la historia menuda de
sus andanzas por estos mundos de Dios, en los años previos a su postulación
como edil del MVR apareció involucrado en el asesinato de una anciana.
Otro ejemplo, el llamadop
"Pollo Ronco" o mejor dicho, señor "Pollo Ronco", porque
tampoco queremos pecar por confianzudos. Un connotado vendedor de droga de
“El Silencio” que, cual san Pablo, escuchó
el llamado de la “Revolución Bonita” y lo abandonó todo como un
apostol o casi todo, porque continuó con su negocio de tráfico y
distribución.
Pero están
también el señor De Goveia y de ese otro señor abaleado el sábado antepasado
en el “23 de enero”, con extenso prontuario por robo de vehículos,
pero que de acuerdo con el homenaje post-mortem
que le rindió el jefe de la bancada oficialista, merecía el título de
“abnegado luchador social”.
¿ Qué lleva a un individuo
apodado "Mata Vieja" o "El Pata ‘e
Cabra", por nombrar dos casos no demasiado hipoteticos, a sacrificar
medio tiempo de su oficio habitual, en beneficio de los Círculos
Bolivarianos de su barrio?
Las encuestas bajo el terror.
Días atrás me lo advertía un veterano encuestador. El margen de
equivocación de cualquier sondeo que se efectúe en un sector popular,
aumenta en proporción al terror que infunden cierta clase de forajidos,
mimetizados ahora con el remoquete de dirigentes del MVR.
Los que hemos visto como se bate
el cobre en esa clase de entrevistas lo sabemos. Pero
también lo sabe la gavilla que integra el llamado Alto Gobierno, que
precisamente por ello, mira al referendo como gallina que mira sal. Ese
30% o 35% de los segmentos C, D y E, supuestamente patria o muerte con Chávez
constituye una fantasía tropical. Una mentira más, que se desvanecerá
en la corrida electoral más cercana.
Basta imaginarse a la buena
señora del barrio de "Los sin Techo" parroquia San
Agustín, ante un desconocido, que cara seria, libreta en mano, le increpa
sobre sus simpatías hacia el actual Presidente .
¿ Qué quiere que responda?
¿Que no, que desea con toda su alma que Dios la libre
de semejante plaga, si vive casa por medio de varios de los
francotiradores amamantados con la partida secreta?
Por eso la pretensión de
secuestrar, de excluir, de segregar nuestros laboriosos
sectores populares, de cualquier expresión de disidencia mediante una
prohibicion como la del alcalde Bernal o a través de las acciones del
hampa mimetizada en activismo social. La propia segregación
quintarrepublicana. Eso sí. El barrio bajo la sujeción de los
malandros marginales. Porque para los malandros de cuello blanco, Cadivi,
que es donde está el verdadero sabor del appartheid
bolivariano.
|