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El paradójico caso de una revolución retrogada, reaccionaria, con intensa vocación de pasado . . .


 

NADA DE PEOR GUSTO QUE UNA REUNION DE EX-ALUMNOS. Un egresado que a los pocos años de culminar bachillerato o su universidad, comienza a promover tal clase de reencuentros, ya se sabe que a lo largo de su vida podrá ser cualquier cosa, menos un hombre confiable. Los comités pro conmemoración de graduaciones, las convocatorias por la prensa con similares propósitos, las colectas, las cadenas por correo electrónico a fin de dar con el paradero de viejos condiscípulos supuestamente no localizables, constituyen un grave atentado contra el temor al ridículo de aquellos que prefieren permanecer ocultos, entre otras cosas, para estar a salvo de semejantes culebrones.  

 

Hay momentos, en los que es perfectamente legítimo desearle mal al prójimo. Uno de ellos, es cuando en medio de estos campeonatos de pelmazos, los organizadores deciden abrir el contrapunteo de supuestas hazañas o travesuras de juventud. Una interminable sucesión de intrascendencias entre extraños, porque lo es gente que tiene 20 años o más que no se frecuenta, se frecuenta poco, si es que en algun momento de sus vidas llegaron a tener contacto. En medio de punto tan bajo de la raza humana, nada  extraordinario que una parejita de ex condiscípulos descubra, despues de tanto tiempo, que se gustan, que son almas gemelas y que por consiguiente terminen la fiesta al coro de ¡ que se besen, que se casen! o que se dejen de malos ruidos y conjuguen el bíblico creced y multiplicaos.

LA MELANCOLIA EN LA POLITICA. El nostálgico de una fiesta como la mencionada es lo que representa el reaccionario en el mundo de la política.

Variaciones sobre el mismo tema de babosería, esterilidad, felicidad en el estancamiento, frenesí poético o idolatría por la vuelta al pasado. Nos referimos a la clase de dirigentes que cree que la historia debe hacernos regresar a la unidad de la época del Paraíso Terrenal, a la civilización perfecta, a los secretos de la ciencia primitiva, que en nuestro caso concreto, encuentra manifestación vívida en la llamada ruta de la empanada, la agricultura de conuco o los gallineros en platabanda. Los hermanos de sangre que trafican con las necesidades de los yanomami, piaroas, wayús, yaruras, pemones, no son prevaricadores intrínsecos. El goajirito del CNE y sus mencionados parientes de etnias, conservarían sus estados mas prístinos de aborígenes angelicales, de no haber sido contaminados con el pecado original de los conquistadores españoles.

La incorporación postiza de la acción de "Santa Inés" al imaginario venezolano forma parte del discurso reaccionario y patológico de dividir la sociedad en oligarcas y soberanos, lo mismo que de la fruicion por retrotraerse al pasado. Peor todavía, la exaltacion de "Maisanta".

Más allá que son personajes por quienes no sentimos especial predilección, en algún momento Venezuela tendrá que rendirle homenaje a Juan Vicente Gómez y a Oliver Winchester. Al Benémerito, por haber convertido en piezas de museo a caudillos regionales que al tercer  lamparazo de caña blanca, se dedicaban al pillaje so pretexto de hacer política y en cuanto a Winchester, por el mérito de haber implantado la producción en serie del rifle de repetición. Algo que que no compartimos, pero que gustos aparte, terminó con las montoneras de macheteros, que ahora algunos de nuestros lunáticos invocan como paradigmas.

EL ODIO-ADMIRACION. Lo mismo que el marido engañado, el reaccionario es el último en enterarse de su condición. Se jacta de revolucionario, pero invoca a Zamora, al Zumbón, al espíritu de Maisanta y demas fantasmas del pasado. Pero folclores aparte, ni el derechista más abyecto ha viajado a Nueva York a comparar nuestras riquezas naturales con una núbil y ofrecerla, así, como todo un pronexeta, para que los ricachones del Imperio la manoseen, la gocen, como en efecto lo han hecho con la entrega de nuestras zonas gasíferas, para no mencionar sino un solo motivo de bochorno.

Se ha estudiado mucho, la relación amor-odio, olvidando que existe un sentimiento más turbio y complejo. Me refiero a la odio-admiración. Combatir a un monstruo, es poseer misteriosas afinidades con él.  A veces la fortuna depara un contemporáneo digno de ser aborrecido al que se consagra un culto a contrapelo y al que de manera secreta, desea parecerse ¡ Que Fidel, que Tiro Fijo, ni que Saddam Husseim! Seguro que uno de esos viajes al pasado tropieza con Baby Bush y le entorna los ojos -por enésima vez. Igual que los vejetes melancólicos que después de tanto tiempo se descubrieron como almas gemelas.  Paradojas de los bolivarianos, revolucionarios, pero muy reaccionarios.

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio