Sin embargo,
Ramón Muchacho, prefecto de Caracas, se queja. La Policía Metropolitana
está sin sus aperos básicos porque la Guardia Nacional se niega a acatar
un fallo del Tribunal Supremo, el llamado Alto Gobierno incita desde el
carterismo revolucionario hasta las invasiones a inmuebles urbanos y si a
todo esto sumamos la política de puertas abiertas de bares y
establecimientos del ramo, encontramos justificado el temor del prefecto.
La ecuación es conocida: a más licor, más delito. Según se ve, no les
resulta suficiente la explosión de criminalidad a raíz de la instauración
del régimen gamberro.
DOPPING
ELECTORERO. El
pan y circo bolivariano ha fracasado por falta de pan y exceso de payasos
y como cada día se tensa más la soga del revocatorio Presidencial, la
supuesta revolución quiere congraciarse con quienes supone más propensos
a los excesos de la bebida. “Caña y circo” o “Trona y circo” es
la nueva consigna electorera de la que pende la continuidad
quintarrepublicana.
Estas
medidas
populacheras, como siempre, terminan por agredir a los presuntos
beneficiarios. En este caso lo decimos más allá de los efectos
perniciosos a la salud, porque basta mirar las estadísticas. La mayor
parte de los homicidios de cada fin de semana se cometen en las barriadas.
De modo que la manga ancha en la ingesta de licor terminará por exacerbar
la incidencia del delito en los sectores más indefensos frente al hampa.
Con todo,
peor que la borrachera fisiológica, es una pea mental o
sentimental. Nuestra Asamblea Nacional, es un inmenso bebedero adonde
llegan muchos de sus integrantes para embriagarse con malquerencia social,
complejos, pero sobre todo
con la prepotencia del peón alzado.
Muchos
parlamentarios
no están más que beodos de complejos, envidia, de rencor de fracasado.
Bastaba ver el miércoles pasado a cierta diputada oficialista. Siempre
será más potable un humilde integrante de los Círculos Bolivarianos con
una voladora etílica o de cualquier otra sustancia, que un integrante de
la bancada del MVR empinando el codo con resentimiento on the rocks.
Por supuesto,
toda kurda tiene su resaca. Ya habrá tiempo para mirar a la citada
parlamentaria con la madre de los ratones o ratonas –sin alusiones
personales- una vez cumplidos el Reafirmazo y el subsiguiente revocatorio.
JUSTICIA
DISTRIBUTIVA Y BOLIVARIANA. El
columnista “prefiere embriagarse de su propia lucidez” para emplear la
frase de André Gide. Tener la cabeza clara, las ideas definidas, limpias,
ir realizando la lenta conquista de la realidad, que es lo que nos da
dominio del mundo pero más que todo sobre nosotros mismos.
Sin embargo,
esta medida que ahora criticamos, como lo hacemos con casi todo lo que
viene de esta Revolución forajida, es portadora de su pizca de justicia
distributiva.
La supresión
de las restricciones de tiempo que hasta ahora pesaban contra las tronas,
no hace más que reparar una irritante injusticia frente a otras
actividades no menos bolivarianas.
¿
No figura
el de Venezuela entre los gobiernos más corruptos del planeta?
Es el
resultado de la fruición de meter mano en la Tesorería Pública, 24
horas al día, de lunes a domingo, incluidos los feriados y días de
guardar. A tiempo completo y sin fecha en el calendario, para emplear el
verso del apreciado Simón. Lo mismo que las prédicas de odio desde las
cadenas y los “Aló, Presidente”, la compulsión por jugar pico-pico
con Tiro Fijo, por regalarle nuestro petróleo a Fidel Castro y de incitar
a los mercenarios del oficialismo al apaleamiento de los adversarios.
La eliminación
de las restricciones para que los patriotas de los Círculos Bolivarianos,
cojan mínimo pone punto final a ese trato asimétrico. A partir de la
vigencia del “Decreto Cañero o Tronero”, esos modestos artesanos de
la quinta república quedarán libres para preparar sus cocktelillos
preferidos sin depender de las odiosas horas de cierre de las licorerías.
A saber: Caballitofrenao con bazuko, Riquincalla con pechocuadrao
y anís con cáscaras del plátano, pasadas por pegaloca.
A
la humanidad la han dopado siempre. Con incienso, con
magia, religión, con patria, con mentiras. El Pacto de Punto Fijo nos dopó
con la pacificación del doctor Caldera. La llamada Revolución lo hace
con fascismo, violencia, resentimientos y con horario irrestricto para las
tronas. Es que la Revolución Bolivariana es el opio de la Revolución
Bolivariana.
|