Tour d'Argent, el venerable local con mas de 400
años de prestigio universal, había sido bajado de su antiguo pedestal a la
categoría de establecimiento de apenas cuatro distintivos o estrellas, que es como la temible
Guía Michelín, califica de manera eufemística a los restaurantes que han quedado relegados
para las comilonas de los nouveau riche o recién vestidoscomo les llamamos por nuestras latitudes.
CRONICAS VIAJERAS. Me gustan las crónicas viajeras. Uno se va por ahí, por
algún lugar lejano, escribe lo que ve, lo que oye y cualquier tema reconforta mas que hablar de la
política venezolana. Con sus impuúicas exhibiciones de trapecismo, donde quien
amó con pasión a su companero - o socio - de partido, lo califica hoy de barriga verde y lo que es
todavía peor, con los siempre inclinados a creer a cualquier desvergozado, aparte de los consabidos medios
de comunicación dispuestos a ofrecerle tribuna.
En algun momento voy a cambiar de ramo. Mejor es escribir de viajes, de beisbol o ejercer la
crónica social.Para ir comenzando,en lo que a hoy se refiere, no vamos a hablar de
política.
ALGO DE HISTORIA. No es la primera vez que el brillo de este restaurante situado en el quinto piso del 15 qual Tournelle, con impresionante vista
al Sena, a la catedral de Notre Dame y con una reserva de vinos capaz de
absorber 50 años de pedidos de su clientela, se ha visto lastimada.
Ocurrió en la decada del 70 del siglo XIX. Cundía la hambruna en Paris
y circularon entonces rumores según los cuales en el establecimiento se confeccionaba el menù sobre la base de gatos y ciertos roedores que
evitamos llamar por su nombre, porque ya tenemos prometido no hablar
del gobierno en la presente crónica. Sólo una nueva administración, pero en especial la
incorporación de personal con hábitos razonablemente higiénicos, hizo resurgir de sus propias cenizas la maltrecha fama de la
"Torre". Pero esa es historia que relataremos otro día. Buen servicio, excelente
decoración, calidad de la comida e innovación en el menù, son los criterios según los cuales la
"Guía Michelín"
verdadero oráculo en esta materia asigna tres, cuatro y hasta cinco
distintivos que responden a la categoría de cada sitio.
Los recientes tropiezos que amenazan a la Tour con hacerlo terminar
a nivel de creperiê, comenzaron hace tres años, seis meses y unos cuantos
días con la incorporación al staff, de cierto sujeto bocón, inepto, acomplejado y malquerido social, que aprovechando que la gerenciadel establecimiento
tenía la guardia baja, se hizo pasar por chef, para desgracia de los comensales.
Aferrado a recetas fracasadas en todos los confines, pero que para él
constituían toda una novedad, este verdadero cocinero - porque lo de chef le queda
grande - se rodeó de sollastres, marmitones, pinches, asistentes, pero sobre todo guisadores, sin ninguna musculatura culinaria
a quienes en lugar de cocinar, como Dios manda, les dió por raspar la olla.
A partir de ese momento, Michelín, siempre atenta, puso al establecimiento
en la mira. En este punto se multiplicaron los problemas. Acreedores impagos,
denuncia de comensales intoxicados, cordones impuestos por la sanidad y acusaciones de los mesoneros por escamoteo de las propinas llevaron al
sedicente chef a tomar una medida sorpresiva y aparentemente heróica:
el despido del maitre, un viejito desvergonzado y manoseador del tesoro público
- perdon de la caja registradora - quien se había convertido en
un verdadero Petit Pois, porque estaba metido en todos los Pot-Au-Feu.
Pero no. No fué el maitre, ni sus invectivas una vez echado del establecimiento, ni su
fruición por el tesoro culinario. El culpable de la debacle fué el chef, sin duda, quien al enterarse de sudescalificación por parte de
Michelín, en lugar de matricularse en una modesta école de cuisine, para sobreponer su incuria
se dedicó a denunciar una conspiracion internacional de parte de los restaurantes de la competencia.
Informa la agencia AP que el susodicho jefe de cocina ha convocado al staff para un supuesto
diálogo que restituya la confianza en el establecimiento, pero bajo la premisa de que "Le restaurant c'est moi".
Me temo que es demasiado tarde.
Llegó la hora de decirle au revoir y remitirlo directo a las Colonias Móviles de la Sante, donde
lo esperan comensales mas acordes con sus presuntas dotes en la materia.
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