Crecen las especulaciones según las cuales
Venezuela se ha convertido en santuario del narcoterrorismo internacional.
Días atrás, reseñamos cómo el general James Hill, jefe del Comando Sur
de los Estados Unidos, se quejó con amargura, de la existencia en
Porlamar de células fundamentalistas árabes, mientras que en Miami,
Harold Bedoya, militar retirado y ex candidato Presidencial colombiano,
declaraba a los diarios que los llamados irregulares de su país, entran y
salen a través de nuestras fronteras. Así, como si tal cosa. Igual que
Pedro por su casa, con la complacencia por no decir algo peor, de las
autoridades nacionales.
Ahora, para echarle más gasolina al fuego se suman,
la publicación de un reportaje de "El Tiempo" de Bogotá,
según el cual la guerrilla de la nación hermana tiene centros de
adiestramiento en nuestro territorio; la declaración de un senador del
Norte de Santander, secuestrado por las FARC, quien advierte que parte de
su cautiverio, transcurrió en Venezuela; la captura de una célula de la
citada organización subversiva, mientras retenía en Mérida a un
hacendado de esa ciudad; el debate planteado en el Consejo Legislativo de
Zulia, donde los parlamentarios de oposición revelaron, evidencias en
mano, que en ese Estado opera, a la libre, una radioemisora que llama a
nuestra juventud, a alistarse en los grupos violentos de ambos países;
para llegar a la revelación que ha sacado a la Cancillería de sus
casillas: la existencia, en Venezuela, de bases permanentes, dirigidas en
persona, por Manuel Marulanda también conocido como "Tirofijo".
Bienvenidos o non gratos. El humano es
migrador por naturaleza. Lo demuestra el continuo flujo y contraflujo de
personas a lo largo de la historia. Cualquier habitante del planeta, joven
o viejo, mujer o varón, de la antigüedad o contemporáneo, cuando se le
han cerrado todas las perspectivas, ha sacado a relucir esa tendencia
innata de mudarse de lugar.
Nadie lo niega. Es desgarrador hacerlo, y eso,
precisamente, es lo que corrobora esta trashumancia consubstancial. Así
como según Casona, los árboles mueren de pie, los seres humanos se
niegan a agonizar plantados, inmóviles, atrapados por la desperanza.
Parece innecesario aclararlo. Para nosotros, la
regla es que todo emigrante merece respeto, mientras que la excepción es
el visitante non grato. Dicho lo anterior formulamos una
reflexión. Lo hacemos sin que prive nada personal contra el aludido y
más allá de nuestras nunca ocultadas discrepancias con Miraflores. Este
diario informaba hace unos cuantos meses del éxodo de domésticas
colombianas. Están de vuelta a Cartagena, Barranquilla, María la Baja, a
causa de la depreciación del bolívar, pero sobre todo por la inseguridad
galopante. Si esto es asi ¿a qué se debe, que mientras uno de los
sectores más laboriosos de Colombia, regresa a su lugar de origen,
elementos como "Tirofijo" se vienen desde El Caquetá, con su
música vallenata -y de metralletas también?
Lo más inocente que se nos ocurre, es que esta
clase de individuos lo pasa gordo ahora en Venezuela. Los reportes indican
que "Tirofijo" entra y sale. Así que su permanencia en el país
no significa abandono definitivo sus obligaciones laborales. Mucho menos
que planee mudar el teatro de sus operaciones, porque le haya dado por
deponer a Chávez.
Con seguridad recibirá atención especial de sus
amistades locales. Mientras allá lo califican de narcoterrorista, lo
persiguen y le ponen precio a su cabeza, de este lado de la frontera las
autoridades ocultan su paradero, protegen y niegan su presencia, como lo
hicieron con Montesinos. Pero lo más importante: el cariño. Porque de
algo estoy seguro. Ningún generalote por confianzudo y flatulento que
sea, le irá a dar la voz de alto "¡Eh ‘Tirofijo’, manos
arriba!" en medio de un eructo, sino que por el contrario, lo
tendrá que tratar de "señor" Tirofijo. ¡Faltaría más, una
estima menos VIP que la del "señor" Gouveia y que la del
"señor" Rahahan, apresado recientemente por Scotland Yard, con
una granada embarcada en el aeropuerto de Maiquetía!
Epílogo. Sea como sea, avanza el sueño
anfictiónico revolucionario. Como fracasó el Pacto Subregional Andino,
la Aladi fue un fiasco y los acuerdos bilaterales con Colombia, naufragan
en medio del recién instalado control de cambios, viene la integración
por los bajos fondos. "Tirofijo" y "Tiroalocado".
Caimanes del mismo pozo. Buenos para una redada.
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