The Lagunita´s PSUV

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La provisión de los cargos directivos de esta seccional, expresión de la verdadera madre de la dictadura del proletariado se movió, también, a velocidad de película muda . . .


 

  Si en algo se distinguió la fundación del Partido Socialista Unido Venezolano, PSUV, en su seccional más conspicua, fue por la rapidez.

-¡Los pesuvecos de Lagunita Contrisss Clusss, no nos paramos en artículo! – gritó a todo gañote la secretaria femenina, desde su traje Carolina Herrera, sus tacones Prada y su wonderbrá Bvlgary,por cierto bien vulgari porque le dejaba las lolas a medio ver. Una demostración,  si es que hacía falta otra, de lo que no pasará de una gavilla para concentrar el “cuánto hay pa’ eso”, eufemizado según sus estatutos, con la rimbombante frase de “redistribución endógena de la riqueza”.

 

La provisión de los cargos directivos de esta seccional, expresión de la verdadera madre de la dictadura del proletariado se movió, también, a velocidad de película muda. Claro, la escogencia venía entubada por el dedote zurdo del peón alzao cuyo retrato presidió este pleno partidista, que reunía lo más granado en materia de dueños o titulares de cuentas en dólares, yenes, euros, morocotas, doblones, pesos macuquinos; cuentas off shore, cuentas en paraísos fiscales, cuentas cifradas, cuentas de más de doce dígitos, pero sobre todo, cuentas pendientes con la justicia, que ahora no se pagan, pero que pagarán con su jefe, más temprano de lo que ellos  piensan.

Al final, después del democrático, participativo y protagónico voto sobaquero, a mano alzada, estalló el bonche. Hubo hasta pa’ regalá, Möet et Chambón, Don Pericón y Etiqueta Azul, porque tampoco se les puede exigir a estos próceres que nos conduzcan al Socialismo del Siglo XXI y al Mar de la Felicidad a fuerza, nada más, de guarapita y Pecho Cuadrao.

Pese a todo, la unanimidad, obsecuencia y jalabolivarianismo, hacia las instrucciones llegadas “de pa’rriba”, según expresión del recién designado Secretario General, sufrieron algunas fisuras. Es que siempre surgen los temas álgidos, capaces de causar un desorden en la pea o en la trona, con la subsiguiente amenaza de división del PSUV – que habrá sido la primera pero no la última- porque por muy servil, por muy chupamedias, que sea su dirigencia, partido que no se divide, no es partido.

El himno de la recién constituida organización, fue uno de los aspectos más polémicos. Traicionado por su muy cercano pasado político, uno de los altos dirigentes pesuvecos propuso iniciar el cántico respectivo con una coplilla pegajosa y familiar, previa las adaptaciones a los nuevos tiempos. “¡Adelante a robar milicianos, a la voz de la robolución!”…

Al final, no obstante, privó la inventiva y la originalidad musical chavista. De modo que se aprobó que toda la dirigencia y militancia de base, previo a la instalación de cualquier asamblea, pleno o secretariado, mandase a lavase la urbanidad y las buenas costumbres al son de los acordes del bogaloo bolivariano trastocado en cántico patrio. A saber: ¡Uggghh, ahhh, Chávez pa’ choriá! ¡ Uggghh,, ahhh, Chávez pa’ asaltá! ¡Uggghh, ahhh, Chávez pa’ matá! Una modalidad muy particular de alebrestar la vena robolucionaria.

Sin embargo, el verdadero atajaperros, sazonado con rechiflas y trompetillas, lo provocó la lectura del “El Nuevo Modelo Productivo Socialista”. Un pretendido papel de trabajo elaborado por Haiman El Troudi, la Harnecker, Hans Dietrich y el combo de gorreros internacionales, que por un lado le sorben al teniente-coronel sus pocos sesos con supuestas ideas marxistas, pero que por el otro, se regresan a sus países bien buchones de petrodólares por escribir o decir semejantes sandeces.

- ¿Entonces nos van a quitar nuestros Challenger que tenemos en el aeropuerto Caracas, nuestros Bertran fondeados en Caraballeda y en lugar de golf, tendremos que volver a jugar dominó y bolas criollas? ¡Qué va oh! – bramó el secretario de ideología del PSUV apenas se habló del pretendido nuevo modelo productivo.

Fue cuando se impuso la sinceridad bolivariana. A tales fines, para complementar los símbolos partidistas, se aprobó el diseño del escudo de armas del PSUV, seccional Lagunita: Un Hummer, a full chola, en sobremarcha, tras unos billetes verdes, enmarcado en la leyenda The Lagunita’s PSUV.  Porque un caballito blanco, demodé, desbocado, medio afeminado, pastando entre unas espigas, no está en nada.      

 

© 2007 Derechos Reservados - Nelson "Lonpleipelúo" Ramírez