¿Ha
sido, en realidad, el señor da Silva, el último en enterarse de la práctica
de sus subordinados inmediatos, convertida en costumbre por la fuerza de los
años y la reincidencia?
Más allá que el
puntillazo final le llegue por vía de un proceso criminal o a través de la
repulsa popular a sus aspiraciones de reelegirse, parece difícil que el
verdadero culpable, salga ileso del lío en que está metido. Tampoco vale
aquí, la frasecilla “En caso de captura de los autores materiales,
nuestro gobierno negará toda participación”, patente de corso para
tropelías de cualquier calibre, en aquella serie de espías y recontraespías.
Ni Planalto, es Hollywood, ni los latinoamericanos estamos para
tragarnos culebrones fantasiosos, bobalicones, pero sobre todo,
gangsteriles en sus tramas.
CONSUELO DE MALANDROS. En semejantes
circunstancias, es comprensible la depresión, el abatimiento, la
desesperanza, de quien siente que va a culminar su carrera convicto por
corrupción, después de una vida entera de fariseísmo contra el flagelo.
Lula, se encuentra en
su punto más bajo. Se ha estrechado el cerco a su alrededor, tocan el
consabido sálvese quien pueda y en circunstancias análogas, no hay en quien
confiar porque hasta el incondicional de ayer, es el delator de hoy, a fin
de salvar su pellejo. Es entonces, cuando llega el sabor a que todo está
perdido y cobra valor el mal de muchos, consuelo de tontos –o de malandros-
aunque el mecanismo resulte igualador con individuos a quienes se han tenido
en el concepto más bajo.
Me parece oír el drama
en directo, en vivo y en portuñol.
Repica el teléfono.
-
¡Aló,
buenos días! ¡República Bolivariana a la orden!
-
Amigo meu,
agora sí, eu ter creença que estoy bem fuduto…
-
¡Pero
Lula da Silva! ¿Vas a seguir con esa pendejeira?
En realidad, ya lo
tiene escrito Calderón de la Barca (“La vida es sueño”, jorn. III, escena
10): “Juez que ha sido delincuente ¡qué fácil perdona!”
Un inmisericorde que ha
ordenado disparar contra varias marchas pacíficas, mujeres y niños
incluidos. Que tiene siete u ocho años de siembra de odio entre sus
conciudadanos, con el subsiguiente saldo de muertos, heridos, presos,
perseguidos y excluidos de los servicios elementales. Que juega al
pico-pico-solorico con, Tirofijo, el Mono Jojoy y por lo mismo, ha declarado
persona non grata a la DEA. Que ha sido golpista contumaz, terrorista
de Estado. Que se ha hecho aguas por Saddam Husseim, Gadafi, Carlos El
Chacal, Fidel Castro, el Che y demás criminales de siete suelas. Que ha
erigido su administración entre las más corruptas del planeta y por si fuese
poco en campeona de ineptitud como lo demuestran los hundimientos de
carreteras, puentes fracturados, hospitales en la inopia
. . .
Y ahora, interrumpimos
la enumeración anterior, que sería cuento de nunca acabar, para retomar el
hilo del citado diálogo:
- ¡No me vengas,
Lula da Silva, que te van a meter preso y no vas a poder ganar unas
piches elecciones por repartir tristes 500 millones de dólares, para
sobornar diputados!
TECNOLOGIA DE EXPORTACION.
Más que la benevolencia
del juez delincuente que despertaba las iras de Calderón, lo que importa, lo
que pesa en este caso, es el pésimo ejemplo. La Revolución Forajida,
adquiere bonos basura de Argentina, Ecuador, Uruguay; le regala nuestro
petróleo a Cuba; le compra chatarra al pelmazo de Zapatero a China y al
mismo Brasil. Todo para amarrar complicidades por los delitos más atroces,
en los foros internacionales, al tenor del viejo y poco noble voto
sobaquero de los gobiernos que alzan la mano a cambio de tales gabelas.
Total, que el soborno a
unos cuantos parlamentarios, empalidece si se lo compara con el de algunos
países, en celestinaje y en lo que se refiere al costo, pues nada más el
amancebamiento con Cuba, ya nos cuesta a los venezolanos, tres veces más que
lo facturado por los beneficiarios del señor Lula.
- Si, pero cómo fazer pra ganar as
próximas eleiçaones i eu no ir a la chirona-zaon.
Fue cuando su alto
pana, envió a Brasil, en misión especial, a los Rodríguez (Jorge e Isaías).
La verdadera madre de tecnología bolivariana de exportación.
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