- ¡
Eu no debe ni une solo centavu, ni antes, había visto o dottore!
"
O Dottore", era el supuesto acreedor, abogado Tito Livio
Bustillos, legendario en
el foro por sus malas mañas profesionales. En cuanto al que cavaba
trincheras para impedir el desmantelamiento judicial del negocio –con
sangre, si hacía falta- era su propietario, Joao Da Silva Gonçalves.
Entonces, no había celulares, ni buscapersonas. Por la hora y fecha de
los acontecimientos, aquel comerciante se hallaba sin esperanza de
asistencia jurídica.
Pero de
pronto, emergió de las penumbras de la arepera el abogado J.B. Roque. ¿
Que hacía Roque, pulquérrimo, refinado, culto, pelo cano, terno
negro, con aires de monseñor, no digamos comiendo, sino más bien zampándose
una tostada de mondongo en aquel cuchitril?
Lo que
vino después, se
desarrolló a velocidad de película muda. El improvisado defensor, esgrimía
con la izquierda una ley y hasta varios códigos, mientras que con la
derecha sostenía su tostada a medio morder. Incluso, sacó a relucir
habilidades de campeón del peso welter, insólitas en un
septuagenario, mientras vociferaba “¡ Injusticias, no, injusticias,
no!”. El bueno de Joao, levitaba por esa aparición, de veras
providencial.
LO QUE
VINO DESPUES.
En
algún pasaje
de la tragicomedia, Roque, sudoroso, jadeante, mientras libraba la
supuesta epopeya, se volvió hacia su “defendido”:
-
Caramba, señor
Gonçalves, he conseguido que no pague
los 85 mil bolívares que le reclaman, pero para salir del paso,
“vamos” a tener que tirarle, una vainita a Bustillos .
. .
HISTORIAS
DE FOLLETIN. Leído el anterior relato, ya ustedes lo habrán adivinado.
Hoy, lunes, vamos a escribir sobre una farsa similar. Nos referimos a la
telenovela montada por el oficialismo para frustrar el referendo sobre el
régimen forajido de Chávez.
Una verdadera
mise en scène, con supuestos muchachos de la pelicula, villanos,
dobles, claque y hasta amores prohibidos. Por que no se crea. En la
presente puesta en escena, aparte de chavistas duros, chavistas lights
y pretendidos “Ni-ni”, se han sumado al saboteo, ciertos opinadores
vinculados con la oposición, en este último caso, no sabemos si por
ingenuidad, por celos, malditos celos por haber sido ignorados o por algo
que nunca puede
descartarse: el cedazo rochelero por predios de la partida secreta.
La frase
es de Aristóteles. Creo tenerla escrita en este mismo lugar. Peor que una
injusticia, es una mascarada de justicia.
¿ Un grupo
de electores, exige referendo consultivo a finales de 2002? Se les
responde que para que el CNE funcione, hacen falta cuatro directivos ¿
Están los cuatro? Entonces se dictamina que uno de ellos tiene que darse
por cesante. ¿ Un semestre sin CNE y la Asamblea no nombra los rectores?
El TSJ suple el vacío existente a causa de sus propias sentencias, pero
en el fallo usurpa el nombramiento de consultor jurídico del ente
comicial y los que tenemos muchas horas de prostíbulo en estos
menesteres, nos llevamos las manos a la cabeza, cuando los perpetradores
del atropello, reciben elogios como salvadores de la democracia.
Lo que
ha venido después, no puede calificarse sino como variaciones del mismo
tema. Un pobre de espíritu, enguacalado desde Maracaibo, que no hace mas
que repetir como una cotorra, los latiguillos jurídicos contenidos en el
“Almanaque del Abogado”; la anulación de más de tres millones de
firmas por sutilezas legales, hasta llegar a la madre de la estafa
electoral que no es otra, que un reglamento para el referendo revocatorio,
obstruccionista y limitativo de un derecho al que no puede ponérsele
cortapisa.
DE LA
BANCARROTA A LA GUERRA CIVIL. Tiempo
después, Joao Da Silva Gonçalvez, averiguó que Roque y Bustillos eran
socios de oficina. Demasiado tarde. “Arepera El Matracazo” tuvo que
declararse en bancarrota
Me replicarán
ustedes, que ningún negocio próspero, sólido de veras, quiebra por
concederle “una vainita” a un par de bandoleros. Eso depende. Cuenta
la leyenda que los
citados prevaricadores se cebaron con el laborioso comerciante. Lo
cogieron de “sopita” y cada último de mes, acudían a la sede del
establecimiento a repetir el mismo show barato, y de esa forma,
igual se acaba con una arepera, que se empuja un país por el
resbaloso despeñadero de la violencia.
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