NO SE PUEDE ENGAÑAR al tiempo, sin injuriar a la
eternidad. Hay algo de sagrado en el inapelable tictac de los relojes,
como de profanación, en la audacia de retroceder sus manecillas.
Heráclito, El Oscuro, se resignó al saberlo. "Nadie puede bañarse
dos veces en el mismo río", es enseñanza que retumba en Efeso y
desde entonces ¡pobre de aquel! que por amor, curiosidad o peor aún, por
ambición, se atreva a quebrantarla.
Ni siquiera con las armas formidables de los dioses
es posible vencer los dictados a que nos condena la arbitrariedad del
tiempo. Orfeo, en el deseo inabarcable de volver a vivir horas con su
Eurídice, fracasó en el viaje hasta la mansión de los muertos para
traerla consigo. Quizá, su derrota, su martirio, su trágico destino, han
aconsejado a los enamorados, en iguales circunstancias, no repetir la
aventura abisal del príncipe de Tracia, sino a elegir el suicidio como
camino más probable, si es que quieren, en verdad, encontrarse con la
amante que se ha ido.
Es sabido que las naves que vagabundean por el
espacio, en la medida que acortan la distancia que las separa de la
velocidad de la luz, incurren en el sacrilegio de hacer el tiempo más
lento, y por lo mismo, colocar a sus tripulantes a menor trecho del
porvenir. Cierta leyenda asegura que por su pretensión, apenas, de
explicar estos misterios del futuro absoluto, del pasado, para nosotros
inalcanzable, pero sobre todo, de las remotas posibilidades de asomarse a
ellos, el genio Sthepen Hawkins, fue castigado con el llamado mal de ALS,
que mantiene inhibidas sus neuronas motoras.
Una vez al año, los burócratas de algunas
latitudes, quebrantan los dictados del tiempo. Como lo que son,
burócratas, lo hacen de manera arbitraria, impune, so pretexto de las
auroras más tardías que les depara la llegada del próximo invierno.
Para cumplir semejante rito, escogen el punto más negro de una madrugada.
Es ese el momento propicio para oficiar conjuros, como unos arúspices de
la vieja Roma y entonces, a resguardo de la oscuridad devuelven las
manecillas del reloj de las 2:00 am a la 1:00 am. Hay quien dice que son
sesenta minutos que nos roban, que nos arrebatan a los habitantes del
trópico. Pero es apenas, por unos meses. La primavera más cercana es
fecha impostergable para la devolución del tiempo detenido y ¡ay del
obstinado que se niegue a devolverlo! porque para hacerlo debe pagarlo con
su vida.
¿PARA QUE MAS TIEMPO? Según los estoicos, todas
las horas hieren, sólo la última mata.
Menor suplicio que el deparado por el avance de los
minutos, de los segundos, con premura o con lentitud, poco importa, es el
silencio del reloj. Su reposo es presagio y metáfora de muerte, pues que
se sepa, detener sus mecanismos y retrocederlos para vivir momentos idos,
es privilegio que sólo se le reserva a los que agonizan y antes de
marcharse desean dar un último vistazo de su vida.
- Dices que tienes dos años, únicamente, al frente
de tus responsabilidades. Pero mi reloj marca, tres años, seis meses y
diecisiete días.¿No sables que es una audacia en extremo peligrosa,
echar para atrás el tiempo? ¿No has leído, acaso, que no hay don que no
esconda su propia dosis de veneno o aquella frase de Wilde, según la
cual, Dios, cuando quiere castigar al hombre escucha sus oraciones?¿Pese
a mis advertencias, insistes?
- Insisto, mi Señor. Lo hago con todas mis fuerzas.
Quiero en los años que me regales, probarme a mi mismo, que soy capaz de
inaugurar una alcantarilla, un patio de bolas criollas o la reparación de
una calzada. Lo que sea, pero que sea.
HORAS ROBADAS. Narra un viejo romance, las
desventuras de una enamorado que una noche fue sorprendido por la visita
de la Dama de la Guadaña. El desdichado le pide un día más de la vida.
Paro tan largo el amor, es tan corta la vida, le ruega. Pero ella sólo le
concede una hora, que es el tiempo necesario para que infeliz, cumpla con
su destino y se rompa el cuello al caer de la torre que escalaba, para
darle el postrero adiós a su amada.
AUDACIA MORTAL ¿Cuatro largos años, con derecho a
prórroga hasta el 2021, en lugar de los dieciocho meses reglamentarios,
para salir de esta pesadilla?
Audacia mortal. Germen y destino de la destrucción
propia. Fue cuando se desató la tormenta que convertirá a este bucanero,
en náufrago del inalterable tiempo.
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