Ruquirruqui Bolivariano

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De pronto, un inusual rechinar de metales rasga el velo de la noche . . .


 

  La luna llena, celaba el plácido “pen ¡ jau !” de los bolivarianos Yakelin Gertrudis y Williams Freddy III, ubicado en la “Lagunita Contrisss Clusss”.  A lo lejos, se oía el croar de las ranitas que pueblan los jardines aledaños y en uno de los salones de la mansión el reloj de pie, marca “Swainssen-Hagen” importado directamente de un anticuario establecido en Berlín, apenas, si dejaba sentir su discreto tic-tac.  

De pronto, un inusual rechinar de metales rasga el velo de la noche . . .

Se trata del rítmico ruqui-rruqui de lo que parece ser una lija, un esmeril u otro de esos adminículos utilizados para el robo con fractura, nocturnidad, escalamiento, premeditación y alevosía.

- ¡Freddy Williams III, Freddy Williams III! ¿ Oíste eso, Freddy Williams III? ¡ Despierta y reacciona, Freddy Williams III . . .

Es la voz alarmada de la bolivariana Yakelín Gertrudis, quien ha emergido de las profundidades de un enjambre de sábanas de seda, cobijas Maupassant y almohadas de plumas de tucusito. Tomando en cuenta las circunstancias, la pinta de Yakelin Gertrudis, tampoco es para que su consorte despierte y reaccione, en particular esto último. Su cabellera rubia - a fuerza de Igotín - se pierde en el enjambre de unos rollos térmicos, un pegoste de crema rejuvenecedora le confiere a su rostro un aspecto fantasmal y como todavía no ha aprendido a graduar el aire acondicionado split del apartamento, en lugar de la clásica “baby doll”, esta bolivariana de pura cepa, está ataviada con tobilleras y un camisón, en el que se lee con alguna dificultad: “Magallanes Campeón, 1995”.  

Por eso, el bolivariano Freddy Williams III, no le para ni medio milímetro. Aparte de todo, la última vez que su amada consorte lo despertó con similares  urgencias se trató de un truco cuyas intenciones no queremos calificar.

- Yakelín Gertrudis, pliss, déjame dormir mi rasca con Etiqueta Azul. Además, se me agotó la Viagra y anoche olvidé pasar por la farmacia.

 Después de repetidos intentos, la bolivariana Yakelín Gertrudis ¡al fin! logra que su amantísimo cónyuge se dé cuenta que el  peligro asecha.

-Caramba, Yakelín Gertrudis, tienes razón. Ese ruqui-rruqui, suena como el esmeril del “Gobernador de los Ojos Verdes”.

- ¡A mí, más bien, se me parece a la lija neumática del “Ministro de la Mano Cansada o, quizá, a la pata ‘e cabra de “Audi” Rodríguez. Ojalá que no sea sino el hampa común!

- ¡Preparémonos, Yakelín Gertrudis, para defender nuestras colocaciones en dólares, euros, yenes, libras esterlinas, rublos, dracmas, francos suizos, bonos del MERCOSUR y reservas en oro, plata, cobre, estaño y diamantes que tenemos bajo el colchón!

No sé si los lectores están enterados. Después de la supresión de llamado secreto bancario y que Fidel Castro fue incluido en el top-ten de los más acaudalados del Planeta, estos verdaderos robolucionarios dejaron de confiar en las cuentas cifradas y los paraísos fiscales. Además, como siempre han practicado el viejo y noble: “Lo mío que me lo dejen en la olla”, les resulta más cómodo atesorar sus ahorrillos bajo el colchon.

Aquella noche estrellada, los bolivarianos Yakelín Gertrudis y Freddy Williams III, Kalashnikov en mano, recibidos en la Misión Robinson, se dispusieron a defender la verdadera madre del “Socialismo o Muerte”.

Pero cosas de la vida, el culpable del ruquirruqui bolivariano, no era el hampa común ni el hampa política, sino su menorcito. Nos referimos a Clintonvizquel. Ocurre que ese tarajallo de 29 años, se había colado en la habitación de servicio, para abusar de la modesta mucama y el ruquirruqui, no era más que el mismísimo jergón que crujía a causa de la felonía.

¡Ese Clintonvizquel, sí que sabe darle felicidad al Soberano. Se parece a nuestro comandante! - sonrieron gozosos sus amantísimos progenitores.

Los bolivarianos Yakelín Gertrudis y Freddy Williams III, se fueron a dormir con satisfacción. Clintonvizquel es un verdadero lince. Para el 2031 habrá que tomarlo en cuenta para el esperado relevo, de-generacional.

 

© 2007 Derechos Reservados - Nelson "Lonpleipelúo" Ramírez