Rebelión en Montgomery

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Con motivo de haberse conmemorado el mes pasado el cincuentenario de la sublevacion de Montgomery, el articulista rinde un tributo a la memoria de Rosa Parks . . .


 

 

Durante el pasado mes de diciembre, se celebró a lo largo y ancho de Estados Unidos, el cincuentenario de lo que algunos llaman la “Rebelión de Montgomery”. Una gesta que demuestra el poder, la fuerza de la resistencia civil, no importa la brutalidad del adversario. Es que ya lo decía Ghandi: “La desobediencia pacífica adquiere toda su eficacia y fundamento firme, precisamente, ante el antagonista violento”.

Además de la significación especial, por cumplirse el medio siglo de lo que sería el nacimiento del movimiento moderno de los derechos civiles en norteamérica, la conmemoración correspondiente a 2005, agregó una dolorosa circunstancia que le sumó dramatismo: Rosa Parks, falleció días antes, apenas, del 1 de diciembre, fecha que en el lejano 1955 la tuvo como protagonista o factor desencadenante, de aquella sublevación formidable.

 

CONVERGENCIA FORAJIDA. Montgomery, Arkansas, era una comunidad que con la convergencia de sus autoridades, disputaba el dudoso honor de ser una de las más perpetradoras, en lo que se refiere al irrespeto de los derechos elementales de los negros.

Hija de padre carpintero y de madre maestra, Rosa, nacida en Tuskegee, Alabama, en febrero de 1913, había egresado de la Escuela Industrial para Muchachas de Montgomery, para luego desempeñarse como costurera de uno de los complejos textiles del sector.

“Desde que nací - relata en una vívida entrevista de carácter autobiográfico - el asunto se limitaba a sobrevivir. Uno iba a la cama, pero no sabía si amanecería muerta, pues durante la noche podía ser víctima de los ataques del Ku Klux Klan (inspiradores de nuestros marihuaneros de los llamados Círculos Bolivarianos), que amparados en la oscuridad y con la vista gorda de la policía, asaltaban nuestros hogares, los quemaban y muchas veces linchaban, hombres, mujeres y niños”.

A los 19 años, Rosa, casó con Raymond Parks, activista de los derechos civiles y políticos de los negros, quien la enroló en la Liga de Votantes y en la NAACP, siglas en inglés de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color.

En Montgomery, regía una ordenanza municipal, arbitraria y discriminatoria conforme a la cual en los transportes colectivos, los negros estaban obligados a sentarse en las filas traseras. Eso sí, con la condición que las secciones reservadas a los blancos no estuviesen copadas, pues en tal supuesto, había que cederles el puesto e incluso, bajarse del autobús, para dejar espacio.

La tarde del 1 de diciembre de 1955, la señora Parks había terminado su trabajo. Tomó el transporte público para regresar a casa y se sentó en la fila 11, sección para gente de color. Rosa, recuerda que el bus estaba lleno, incluso, con personas de pie, cuando unos cuantos pasajeros abordaron el vehículo. Un hombre blanco se dirigió al chofer, para decirle que se quería sentar y el chofer, investido de autoridad de acuerdo con la normativa aplicable, le exigió a cuatros pasajeros negros - entre ellos a esta heroína de la resistencia - ceder sus puestos.

- Sí, ya sé que me pueden arrestar. Háganlo si quieren, pero no me voy a parar.

Total, que Parker fue enviada a la cárcel y ello activó el más hermoso, pero demoledor boicot convocado por otro joven, que a la postre se convertiría, también, en dirigente histórico. Nos referimos al reverendo Martín Lutero King, pastor de la iglesia ubicada en Dexter Avenue, del mismo Montgomery, quien llamó a sus hermanos de raza a no tomar más, los colectivos de la localidad, hasta que no se derogase la odiosa normativa.

Por largos 382 días, un año y una semana, los negros - salvo uno que otro esquirol - se negaron a viajar en bus. Lo hacían a pie, en “cola” ( ridelift) o en remolques colocados en los pocos vehículos propiedad de gente de color. La represión no se hizo esperar. Los que iban a sus trabajos caminando o se paraban en una esquina a esperar por un “aventón” eran arrestados por merodeadores y los que se trasladaban en los remolques, también eran conducidos a la cárcel so pretexto de la violación de supuestas disposiciones de tránsito. Hasta que la resistencia produjo sus efectos. El 13 de noviembre de 1956, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló, la mencionada reglamentación, en lo que se ha constituido en hito, no solo del combate contra la segregación, sino del éxito de los mecanismos de resistencia pacífica. Es que cuando esta última se ejerce con tenacidad, fe, inteligencia, pero sobre todo unión, no hay gobernantes bandoleros que valgan. Poco importa que sean blancos, negros o rosados.

 


© 2006 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio