Querida Condolezza

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El articulista felicita a Condolezza Rice por su nombramiento, pero tambien le envia una terrible advertencia . . .


 

Primero que todo, regocijarme por su nombramiento, doctora Rice. Es usted expresión viva del llamado “american dream” y en materia de sueños, somos fervorosos, no sólo del americano, sino del cubano, colombiano, patagón, esquimal, chino, pakistaní, con sus respectivos etcéteras, includo el bolivariano, salvo,  en lo que a éste se refiere, que sus ansias de superación se limitan, únicamente, a la fruición por meter mano en la Tesorería.

Antes de ir al grano, permítame hacerle un desagravio y, de paso, hacérnoslo a nosotros mismos. Los venezolanos, doctora Condolezza, no somos racistas.  

 

Meses atrás, el peón alzao que tenemos al frente de las responsabilidades de Estado, la llamó ignorante ¿Qué condujo al susodicho a formular afirmación tan ligera? Basta escribir  “Rice, Condolezza” en cualquier buscador de la Internet, para conocerla. Concertista de piano cuando era literalmente niña, académica de Stanford, ganadora de numerosos galardones como docente, miembro de las juntas administradoras de petroleras, aseguradoras, institutos bancarios, aparte de autora y coautora de numerosa obra escrita sobre temas internacionales.

Sin embargo, nadie mejor que usted, como nativa de Alabama, sabe que el racismo tiene diferentes matices. Uno de éllos, dar por sentado que una norteamericana con pigmentaciones como la suya, solo puede ser famosa si es cantante de rock, jugadora de basquet-ball o condenada a la silla eléctrica. Por lo mismo, ha sido usted, víctima del disparo primero y averiguaciones después, de quien está, todavía, prejuiciado con su hipotética rusticidad, por el único pecado de no ser, por lo menos, una catirota.

Le decía yo, doctora Rice, que en Venezuela, la discriminacion es casi inexistente. Pero como en todo, se registran las repugnantes excepciones. Como la cometida contra su hermano de raza - miembro del gabinete para mayores señas - a quien se le ha impuesto la vejatoria carga de reír por televisión, a diente pelado, los chistes, malos, fuera de moda o de pésimo gusto muchas veces a costa de su color, que le gastan en los ¡ Aló, Presidente! O el llamado autoninguneo, que consiste en posar de víctima, cuando el supuesto discriminado es el discriminador, como lo demuestra la subestimación cometida en su contra, doctora Rice, por el solo hecho de ser mujer pero sobretodo, negra.

Dicho lo anterior, entremos en materia – a estas alturas, doctora Rice ¿puedo llamarla “Condy”, así, a secas, sin que el mencionado patán vuelva a pagarle coimas a Don King o a los gorreros del Black Caucus, para que ademas de confianzudo, me tilden de miembro del Ku Kux Klan?

En concreto, doctora Rice, quería pedirle un favor, a raíz de sus comentarios la semana pasada, ante el senado de su país: no nos vuelvan a invadir, doctora Rice. Un nuevo desembarco sería de lo peor. Se lo digo porque ya nos invadió el bobote de Jimmy Carter, que es más religitimador de gobiernos corruptos y culpables de fraude electoral, que cuatro divisiones juntas de marines, incluidos sus, navíos, portaaviones y submarinos atómicos.

Sí, lo sé. La Revolución Forajida, tiene vínculos con la narcoguerrilla, juega pico-pico-solorico con Tirofijo, Mono Jojoy, Rodrigo Granda y tampoco me sorprendería que en el mismísimo instante en que usted lea esta carta, Bin Laden, en persona, se encuentre en paños menores en la suite presidencial de Miraflores, pasándolo gordo en compañía de varias integrantes de su harem particular.

No me venga, doctora Rice, con que vista la catadura del señor Chávez, Estados Unidos va a exigir la aplicación de la Carta Democrática Interamericana. El susodicho, igual que un Teddy Rooselvelt cualquiera ¿le suena, Condolezza? ejecuta la política del big stick contra todos los países de la región a quienes vende petróleo, como ya lo vimos con República Dominicana y más recientemente, con la negativa de asilo de El Salvador y así, doctora Rice, no se van a conseguir las dos terceras partes de los votos que requiere el referido tratado.

No es fácil, salir por metodos democráticos de quien no lo es. Sin embargo sigue siendo asunto nuestro y nuestra la obligación de ingeniárnosla para conseguirlo, aunque ayudas como la suya, tampoco son como para recharzarlas, siempre que sean dignas. Como presionar para que en la próximas elecciones la veeduría internacional, sea tipo la ucraniana o interrogar, como Dios manda, al ex viceministro bolivariano preso en Miami, para que cante, cual Pavarotti, la corrupción aguas arriba que impera en Venezuela, incluídas las cuentas off shore en paraísos fiscales.

Y si la vuelven a maltratar respóndale como sigue, Condolezza que yo, la volveré a defender: “Más entrometido y bembón, será usted, mister”.

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio