Dos comentarios relacionados con la producción
poética de Isaías Rodríguez, el primero, del humorista
"Lonpleipelúo" Ramírez (La Razón, 16-9-2001) y el más
reciente, del historiador Pino Iturrieta, (El Universal, 27-05-2002),
despertaron mi curiosidad. En realidad, los citados columnistas no son muy
benevolentes que se diga, al apreciar las habilidades líterarias del
Fiscal General. Ramírez lo califica de carnicero de la lírica y si se
trata de nuestro distinguido vecino de página, sus observaciones están
cargadas de la ironía de quien duda, si Rodríguez es merecedor del
título de poeta.
Este es un asunto de extrema gravedad. Por lo mismo,
nosotros prometemos un juicio imparcial. Justo. Limpio. No como los
efectuados por el rapsoda-fiscal, al investigar la avalancha de
acusaciones que pesan sobre ese prontuario ambulante, en que se ha
convertido nuestro Presidente.
Pero en definitiva, quien tiene la última palabra
es el lector. Para que los nuestros de cada lunes, se formen su criterio,
hemos acudido a la bibliografía del propio Rodríguez: "Con las
aspas de todos los molinos" (Asamblea Legislativa del Estado Aragua,
Maracay, 1982), "Los tiempos de la sed" (Ind. Gráfica, Maracay,
sin fecha) y "Antología Poética" (Ayacucho, Caracas, 2000).
EN VERSO REGULAR. Decía alguna vez, Nicolás
Guillén: "Suelo preguntar a los poetas jóvenes, si han escrito
aunque sea un soneto. No me siento cómodo cuando me doy cuenta de que
ignoran las formas estróficas más elementales. Para revolucionar un
arte, cualquiera que sea, es indispensable dominarla primero".
Hallamos en la obra analizada, lo que se denomina
verso libre y lo que intenta ser verso regular, esto es, en el que rigen
los paradigmas métricos tradicionales. En relación con el instrumental
de Rodríguez en esta última modalidad, apunta José Ramón Medina,
prologuista de la ya citada Antología: "Todo de boca de un hombre,
poeta elemental (se refiere al prologado) (...) se nota en el grupo de los
sonetos, que a veces resultan poco rigurosos".
EN VERSO LIBRE. Despachadas de un plumazo, por
alguien que se suponía mentor de Rodríguez, las habilidades de éste en
lo que se refiere a métrica, rima, acentuación y pausa en versificación
regular, nos restaría una aproximación a su producción en
versificación libre. Veamos:
A él le gustaba fregar/ fregaba los platos/ fregaba
los cubiertos/ fregaba las ollas/ y fregaba la paciencia ( Antología,
pág. 68).
La profundidad de la anterior estrofa de Rodríguez
me recuerda, cierta copilla castellana de similar mensaje
existencial:
Ola que sube/ ola que baja/ Ola que arrasa/ ola
brutal/ Ola que ahoga/ ola fatal/ ¡Hola! ¿Qué pasa?/ ¡Hola! ¿Qué
tal?
HERRAMIENTA LEXICAL. Ninguna palabra, está de
antemano excluida del lenguaje poético. Sin embargo, según Adelan Kohan,
el "nivel del poema varía según la distancia entre el habla
coloquial y esa oración de mayor o menor canto". Dante, decía que a
través de cada palabra, es que el hombre ocupa un lugar entre los
ángeles o entre los animales (Sin alusiones personales). No es lo mismo
exclamar, por ejemplo: "Oh, amada mía, me abrumas con el canto
desmesurado de tu voz" que decir: "Oye, mijita a ver si te curas
esa verborrea".
A continuación alguna artillería lexical de
Rodríguez:
De tan gorda que es / que se le partió la columna/
y le pusieron un aparato ortopédico / que parece un florero ( Con las
aspas, pág. 67).
Con su cola de trapos amarrados/ le hacía
carantoñas/ a las nubes (Ibídem, pag. 29).
Un nudo de peroles/ y de latas vacías / me
anunciaron su nombre (Ibídem, pág.37).
Era como si el amor/ hubiera ocupado todas las
sillas /esperando otra vez el desayuno
Según Elliot " la única forma de encontrar
una emoción en forma de arte es hallar un elemento comparativo o
correlativo objetivo". Rodari, asegura que "No basta un polo
eléctrico. Para provocar una chispa se necesitan dos".
Corresponderá al lector el dictamen artístico de quien compara la
pasión por el ser amado, con la desmesura del glotón que engulle
desayunos, uno tras otro y para hacerlo ocupa todas las localidades de un
comedor. O a quien la lira en lugar de registros musicales, le emite el
sonido de "peroles" y en lugar de guiños traviesos le hace
"carantoñas" al firmamento o, finalmente, a quien le produce
alguna clase de éxtasis un "aparato ortopédico que parece un
florero".
LA RENUNCIA. Cobra fuerza la tesis de la
dimisión del Fiscal General. No lo hagas, Isaías. Creo que le haces
más daño a la civilización escribiendo versos, que violando derechos
humanos. Por cierto, para disuadirte de tu posible abandono de la Fiscalía
y empuñes de nuevo la lira, ahora que entre poetas nos vemos, te recuerdo
aquella copilla:
En el camino del Prado hay una ermita/ con un
letrero que dice/ maricón el que dimita.
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