Días
atrás, se volvió a plantear este problema. Ocurrió con motivo de una
información de Bocaranda relacionada con la televisora del Estado. Pero
lo de siempre. Los aludidos argumentaron, se defendieron, contraatacaron y
acudieron a la Fiscalía. Lástima que el propio titular del Ministerio Público
haya sido cuestionado por incurrir en prácticas similares a las
denunciadas.
Más
allá del caso específico referido por el citado periodista, este flagelo
debe examinarse en su conjunto. Hay nepotismo en Venezuela. Se practica
con furor, con desmesura. Incluso, podría hablarse de comezón nepótica.
Cabello, Chacón y Chávez, con sus respectivas parentelas, son apellidos
que se suceden una y otra vez, en la administración pública. Ni siquiera
en tiempos de los Monagas o del llamado Benemérito, el fenómeno había
alcanzado las cotas de escándalo, que ha alcanzado en Barinas donde la
familia del jefe de Estado hace y deshace al extremo que ha nombrado a un
pariente con funciones de canciller pueblerino. Por si quedase algo por
ver, ahora, que el próximo 15 de agosto es inminente la salida de
Presidente, es casi un hecho cumplido la colocación de Adán Chávez,
para que como Vicepresidente, cubra la vacante dejada por su hermano.
Sea
como sea, la campaña por el revocatorio se calienta. Surgirán denuncias
similares a la que ha irritado tanto a la plana mayor del canal del
Estado, por lo que las correspondientes réplicas, tampoco se harán
esperar. A saber:
Desmentidos
bolivarianos. “Quiero denunciar la sospechosa sincronización de
las denuncias por presunto nepotismo. Una nueva treta de los oligarcas de
los medios de comunicación, que buscan horadar la imagen de los abnegados
servidores públicos, vaya usted a saber a nombre de qué intereses
inconfesables. Por ello, me he sentido obligado a responder las insidiosas
insinuaciones, en la certeza de que de esta manera no solo estaré
defendiendo mi honra, sino la tradición familiar que comenzó cuando mi
padre era jefe civil de Loma Mocha y me nombró secretario de la jefatura,
cargo que ejercí en medio de los recreos de la escuela de la citada
localidad".
La
prensa venezolana, en lugar de cumplir con el legítimo papel en toda
sociedad democrática que es publicar, crucigramas, los pronósticos del
tiempo, horóscopos y el resultado de las loterías, insiste en tratarnos
como si fuésemos unos malandros. La otra noche, después de leer un
reportaje en el que se me hacían acusaciones irresponsables en tal
sentido, le comenté a mi jefe de gabinete: “Querida ¿por qué me hacen
eso?” Pero ella apenas respondió. Se limitó a voltear para el otro
lado y siguió durmiendo, evidentemente consternada.
Estas
acusaciones de nepotismo son tan fáciles de responder que podría hacerlo
mi secretario de prensa, Camachito, casado con mi hermana, Tiburcia. Pero
lo voy a hacer por mí mismo.
El
nepotismo es tan antiguo como el mundo. Existe desde los tiempos bíblicos
y está en el origen mismo del cristianismo. Cuando Dios, quiso mandar un
salvador para la tierra ¿A quién escogió? ¿Ah?
¡A su hijo!
Aparte
de todo vivimos una sociedad que otorga el más alto valor a los
sentimientos de la familia. Enaltecemos al buen padre, al buen hijo, al
buen marido –y al buen cuñado, como me lo acaba de recordar Camachito
que tengo sentado a mi lado.
Nepotismo
viene del latín “nepote”, sobrino, y se refiere a las ventajas
usufructuadas por los sobrinos de un Papa o de un cardenal, en la vieja
Roma. Una corte eclesiástica dominada por los nepotes, era evidentemente
corrupta. Entonces ¿Cuál es el paralelo posible con lo que acontece
actualmente en la República Bolivariana? Fantasías de los editores,
resentimiento de los articulistas ¡Exijo pruebas! Reto a cualquier
periodista a que encuentre aunque sea un solo sobrino de papa o de
cardenal entre mis colaboradores. Calumnias. Falsedades ¡Demando
retractación!”
|