El demandante del artículo de consumo, no es un
cliente cualquiera. Tampoco son dos, ni tres unidades. Son muchos,
muchos muertos los que anda buscando este gobierno. Es que quieren cubrir
las formalidades que justifiquen el estado de emergencia, suspensión de
garantías constitucionales incluída.
¿Marcha de padres y representantes para manifestar
contra el proyecto de ley de Educación? ¿Las amas de casa de Tarigüipire
protestan porque ciertos generalotes meten mano en Fondur, meten mano en
el plan Bolívar y meten mano en cualquier etcétera que se les atraviese
por delante? ¿Una bancada de ineptos, teme hacerle frente a los votos de
la oposición en el parlamento? ¿Los adecos resucitan? ¿Un paro de Fedecámaras?
¿Algún periódico respondón? ¿Otro cacerolazo?
Cualquier motivo es bueno. Ahí les va la gavilla del
alcalde Bernal, siete pases de cannabis - gentileza del camarada
Marulanda- mezclados con Caballito Frenao. Es cuestión de esperar
un poco, porque la violencia se desata de un momento a otro. Y vendrán los
muertos. En especial, del bando bolivariano. De la carne de cañón.
- Verá usted. Es que semos unos
quintarrepublicanos que veníanos un tanto faltos de mártires.
Porque no se piense. No sólo de esconderse debajo de la cama del Museo
Militar, vive el hombre.
Una injusticia. Los venezolanos tenemos
la inclinación de trasladarle a los demás, las culpas que nos pertenecen
por derecho propio, valga la aparente redundancia.
Desde la Colonia, una frase da color, pero sobre
todo olor a esta tendencia inherente al genticilio. Nos referimos a la
figura del paga líos o del paga "otra cosa".
Me hacía las anteriores reflexiones, ahora que a cierta opinión autorizada,
le ha dado en culpar a Hitler y a Mussolini de la
práctica del llamado gobierno bolivariano de enviar sus zascandiles a
sueldo, lo mismo para acosar un diario, enfrentar una manifestación de señoras, que para
amenazar o chantajear diputados, en especial, los
que cierran o cerraron filas en la fracción oficialista.
Una verdadera injusticia histórica. Lo advertimos más por llamar las cosas por su nombre, que por intentar alguna
exculpación de los referidos genocidas. Eso que a comienzos del siglo
pasado se le intentó otorgar aliento doctrinario a través de las llamadas
tesis fascistas, aquí, en Venezuela, lo aplicábamos mucho tiempo
atrás, sin necesidad de las teorizaciones siempre ociosas. Plan y pa’l
cuartel o ley de Cabestro, y ya.
José Tadeo Monagas, no leyo Mein Kaumpf,
antes de mandar sus asesinos al Congreso el 24 de enero de 1848 y si las
hordas que se presentaron el sábado antepasado a los alrededores del
parlamento, no lo quemaron, como sí lo hicieron sus pares del
nacional-socialismo, no fué por recato, ni por falta de identificación del
Tercer Reich con algunas de nuestras prácticas decimonónicas.
Sencillamente, no hizo falta. Funcionó la primera instancia del maletinazo
o de alguna grabación comprometedora. Que para eso enviaron al pisaverde
de la franelita ajustada a la sede del Capitolio.
¿Calco de las tácticas del Duce, la agresión
y quema frustrada contra el diario El Nacional, el lunes pasado?
¡Pamplinas! Mussolini ni pensaba en nacer y al viejo
Antonio Leocadio Guzmán, le dieron sus buenos palos por publicar lo que no
debía en el "Relámpago" o en "El Venezolano" - ahora
no recuerdo en cual de los dos periódicos y no quiero pararme a consultar
en mi biblioteca. Es que cierran la edición, estoy embalado escribiendo y
si lo interrumpo, se me puede cortar la mayonesa, como dice una amiga
cocinera.
El túnel del tiempo: En la epoca de los
70 hizo fortuna, "El túnel del tiempo", una serie televisiva de
Irwin Allen, el mismo director de "Perdidos en el espacio",
"Viaje al fondo del océano", " Infierno en la torre" y
tantas otras películas de corte catastrófico.
Un par de científicos construyen una máquina que
permite viajar a traves de los años, siglos, incluso, de los milenios.
Pero algún mecanismo falla. Los inventores - en compañía de los
televidentes- no pueden regresar a su época y por lo mismo pasan los
ciento y tantos capítulos de la trama, causando todos los estropicios que
son capaces de causar semejante clase de viajeros.
Tenemos un gobierno que anda en búsqueda de muertos
porque fomenta la violencia como herramienta política ¡Que Adolfo Hitler
ni que Benito Mussolini! ¡Ni siquiera, que José Tadeo Monagas!.
Seguro que nuestros buscamuertos de hoy se
vinieron coleados a traves del túnel de mister Allen. Habrá que meterlos
de nuevo en tal aparatejo y regresarlos al espacio/tiempo de donde
vinieron. Tampoco es tan lejos: Maipures, Amazonas. Y que se lleven a su
Tomás Funes.
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