Miss CNE

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El fraude perpetrado en la elección de Miss CNE, le deja al rector Carrasquero una sola vía de escape . . .


 

    Las festividades, no comenzaron bien, en la conmemoración del cuarto aniversario del CNE. El rector Carrasquero, como un Osmel Sousa cualquiera, había decidido presidir la elección de la reina del mencionado organismo. Incluso, compartir tarima con las chicas, como una forma de darle credibilidad a la acreditación de los testigos de mesa, desfile en hilo dental de las candidatas, comprobación del consabido 90-60-90 –cinta métrica en mano y personalmente, no a través del testaferro de la barbita- para llegar al nirvana de cualquier árbitro de la belleza: coronación de la ganadora en medio del jolgorio general, pero en especial, de la admisión de la derrota, aun por las finalistas más vanidosas.  

 

LOS LECTORES SE SERVIRAN RECORDARLO. En escasos 16 meses, la mayoría oficialista del CNE ha descabezado, inmisericorde, a todo el funcionariado sospechoso de no estar con el llamado “proceso”.

Visto así, en una votación interna, celebrada en el auditorio del instituto cumpleañero, con un público cautivo, porque si de algo no se podía acusar a los asistentes, era de escuálidos o de seguir los lineamientos de la CIA, constituye una paradoja, por decir lo menos, que apenas anunciado el nombre de la nueva “Miss CNE”, el graderío entero, convertido en una traílla, aulló, una y otra vez, acompasada y como un solo hombre: “¡Fraude, fraude, fraude!”.   

NO ES FACIL SER ARBITRO EN BELLEZA FEMENINA. Esta última, se halla en cada rincón de nuestras vidas. En la amiga con derechos. En la liberal o en la sargentona. En la propia o en la reglamentaria. En el levante de media tarde o en la siempre fiel –especie en vías de extinción. En los amores correspondidos o en los llamados platónicos.

El articulista, ya lo tiene dicho: encuentra poesía en toda mujer. Panglosianismo o “panfeminismo” hasta los tuétanos o carencia absoluta de control de calidad, al tenor de la acusación de alguna lectora, apreciada, pero de muy mala uva.

Hay mucho de esto último, en el errático Carrasquero. Un “me da lomo”, igual al manipular un certamen de belleza, que al reconocer un “No”, en lugar de un “Sí”, masivo, mayoritario y reprobatorio de una Presidencia gamberra. Timoteo, Asdrúbal, Tulio y los profesores Hausmann y Rigobón, ya están advertidos. En lugar de algoritmos y análisis matemáticos, que ni ellos mismos comprenden, deben presentar ante la OEA el alegato irrefutable de un rector incapaz de ubicar, no digamos la siempre huidiza voluntad de un electorado, sino la eternamente ubicua, belleza de la mujer.

EL AMOR Y EL INTERES. Reporta Eugenio Martínez, en un excelente trabajo publicado el miércoles pasado en este mismo periódico, que la celebración del nuevo aniversario del CNE, tendrá un costo aproximado de 200 millones de bolívares.

Los festejos incluyen, la mencionada elección de reina, campeonato de dominó, competencias de palo encebado, carreras de saco, pico-pico-solorico y la captura de la chencha –algo así como unos sanfermines, pero en reversa- porque los integrantes del CNE no serán perseguidos, sino que más bien perseguirán, y partirán, una cochina de 230 millones de dólares en contratos otorgados a dedo a unas empresas fantasmas, so pretexto de una supuesta mecanización.

La apertura de un hall de la fama, tampoco podía faltar. Un busto del hombre de “el 28, el  28, el 28”, se develará como homenaje a la precisión y el respeto por la palabra empeñada; las máquinas operadas por “Indra” se exhibirán, pero como testimonio de una tecnología, obsoleta y si se quiere inocentona. Un arca, atesorará los discursos del rector-presidente. Todo un aporte gramatical, con sus “íbanos”, “veníanos” y “¡epa, señor, despácheme un kilo de rábamos!” que fue su réplica oportuna, cuando cierta crónica malsana hizo chistes a costa de su buena prosa.

PREMIO DE CONSOLACION. El venezolano, se ha convertido en un individuo inconforme y respondón. La gresca, con motivo de la mencionada elección de la reina, no constituye una protesta aislada. Con seguridad, los ocupantes de los segundos, terceros y subsiguientes lugares en las competencias deportivas, organizadas con ocasión de esta efemérides, también denunciarán fraude. Sería el principio del fin, de la carrera arbitral del rector Carrasquero.

Un hombre que es recusado, lo mismo en la elección de una Miss, que en una semifinal de palo encebado o de pico-pico, podría quedar inhabilitado, de por vida, para ejercer el papel de juez. Ni siquiera para pitar un partido de la sub-15 de la Vinotinto o como veedor de pista, en el hipódromo “Santa Rita”.  A excepción de la Sala Constitucional. Única posibilidad, de este  buen señor, de continuar su arrolladora carrera de árbitro, ecuánime, imparcial, pero mayormente, bolivariano.

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio