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La seleccion de un anciano retorcido y malamañoso, como vocero electoral del oficialismo, es presagiosa de una  contundente derrota el proximo tres diciembre . . .


 

  Cierto venezolanismo, ilustra mejor que cualquier palabra, el frío que comienza a recorrer el espinazo del oficialismo ante el avance de la candidatura de Rosales. No lo utilizaremos en la presente crónica, porque el grueso de nuestra lectoría está constituida por damas y a estas últimas ni con pétalo de una palabrota.

Para un demócrata, la inminencia del descalabro electoral, no constituye una tragedia. La alternabilidad, el pluralismo, la precareidad del Poder, expresada en ese movimiento pendular que libera a sucesivas generaciones de la carga de hipotecarle el futuro a un solo grupo o a cualquier zafio, es algo inherente a la vida civilizada. Pero !ay! del cabeza de chorlito cuando despierta de la quimera que el gobierno es eterno gracias a un secula securolum que  existe nada más que en su cerebrito. En entonces cuando el miedo cala hasta lo profundo de sus huesos.

 

PANICO Y ATAJAPERROS. El primer signo de desconcierto, del atajaperros que  reina en el oficialismo producto del miedo, lo ha constituido la vocería electoral asignada a cierto anciano retorcido y malamañoso, integrante del Alto Gobierno. Un hombre maculado por el palangrismo; con kilometraje en materia de escándalos como sedicente marchant d’art; que en sus incursiones electorales, jamás, se acercó ni a un modesto 2% de aceptación popular y que por si fuese poco es mal o peor visto, por un número considerable del sector que dice representar.

¿Y a quién se le ocurrió utilizar semejante carcamal, para posar a diario, en los medios de comunicación de irónico, ocurrente y hasta de chistoso para neutralizar una candidatura, fresca, vigorosa, comedida, pero sobre todo, con un crecimiento exponencial?

Son cosas que pasan en medio de las estampidas que ya comienza a vislumbrarse en el comando de campaña de Chávez.

NI MACHOS, NI MUCHOS. El esfuerzo tarambana, a contrapelo de toda práctica y tradición para ganar un puesto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es otro signo de  pánico ¿Y no se había proclamado a los cuatro vientos en un discurso escatológico pronunciado en la sede de la propia ONU, que el ente multilateral era un elefante blanco, que tenía que suprimirse y hasta mudarse de ciudad? Si se trata de un organismo cuadraplégico ¿A cuento de qué, se han invertido millones de dólares, euros, yuanes, rublos, chelines africanos, en la compra de votos para obtener un sillón que Venezuela ha ocupado antes, a fuerza de tradición democrática y sin necesidad de regalar un solo barril de petróleo?

Un gasto dispendioso y desproporcionado de quien busca comprar la honorabilidad internacional - como si la honorabilidad, en lo personal o en cualquier ámbito fuese transable a cambio de unas monedas. Es que se cree que un palo a lámpara electoral el próximo mes de diciembre, tendrá más propiedad, autorictas o hasta glamour, si quien lo propina es un miembro del Consejo de Seguridad y no un individuo con el único y dudoso pergamino de partir confite con Pyongyang, Ahmadinejad, Gadafi, Fidel, Putin, Mobuto, el tirano de Bielorrusia, Bin Laden, Tirofijo, el Chacal y demás miembros del malandraje mundial. No serán machos, pero si uno de éllos llena plaza en el Consejo de Seguridad se sentirán muchos.             

Leo en la prensa, de un solo día nada más, de la semana pasada, que una protesta por falta de agua ha paralizado el tránsito por la carretera Panamericana; que las salas de emergencias de las clínicas privadas están saturadas, porque las de los hospitales públicos yacen en el suelo; que los médicos anuncian huelga porque el alcalde Barreto retiene sus remuneraciones; que los vecinos de las barriadas de San Pedro, Manantial II y Nueva Esparta, cerraron la denominada Trocha, porque después de casi un año, las promesas de reubicación se quedaron en palabrería; que los ganaderos se quejan de la inacción, por no decir la complicidad de la Guardia Nacional, con las FARC, el FLN y demás agrupaciones vinculadas con el narcotráfico.

Por eso en el ambiente gobiernero campea el miedo. Pánico, porque las dádivas para comprar el fervor popular han naufragado en el sumidero de la ineptitud, el sectarismo, pero sobre todo, de la corrupción. Terror, porque los sectores deapauperados repudian la mendIcidad vejatoria a que los pretende condenar el rÉgimen gamberro. Pavor, porque los venezolanos quieren salir de la pesadilla de inseguridad, sectarismo, depauperación y prédica de odio desde Miraflores. Espanto, porque la oposición democrática logró agruparse alrededor de un candidato serio, comedido, con experiencia administrativa, que anuncia tiempos mejores para nuestra amada Venezuela.

 


© 2006 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio