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Las reiteradas denuncias de magnicidio han generado varios efectos indeseados en las huestes revolucionarias . . .


 

 

LO QUE SON LAS COSAS. Las numerosas denuncias sobre hipotéticos planes magnicidas, han generado efectos colaterales indeseados, entre determinados sectores bolivarianos.

En la campaña para develar los detalles de los supuestos atentados para mandar al señor Presidente a reunirse, directo y sin anestesia, con los panas, Czcesneau, Mussolini, el Che (un asesino de siete suelas, pero un éxito del marketing izquierdoso) Tachito Somoza, Tomás Funes, Kabila y demás destinatarios de emplazamientos algo sutiles para que se retirasen de la actividad política, ha habido de todo, como en las boticas. Coartadas para reprimir, ocasiones para llamar pendejo a Bush, excusas para juramentos de fidelidad al jefe, pre y post mortem, y hasta justificaciones para que a este último se le enfríe el  guarapo, más de lo que se le enfría normalmente.

 

LA GALLINA BOLIVARIANA. Pero ya lo enseñan los textos de la farmacopea elemental. Un yerbajo poco digerible pero multiuso como ese del magnicidio, puede tensar las fibras revolucionarias más nobles, lo mismo que desencadenar contraindicaciones según, la edad, peso, talla, hambre atrasada, poca arboladura moral del paciente y eventual sobredosis propagandística, algo que en este caso se evidencia con la proliferación de recontraanillos de seguridad a cargo de los sicarios enviados por Fidel para proteger su gallina de los huevos de oro (lo de gallina lo escribimos sin segundas ni terceras intenciones).

Una de las reacciones imprevistas de esta campaña para presentar al señor Chávez como candidato a mártir, ha sido la de alebrestar la tripa peculadora de algunos de sus seguidores más cercanos.

- ¿No habíamos quedado que en el peor de los escenarios, la cosa iba hasta el 2021, con derecho a prórroga?

La sola duda hizo que más de  uno se despertase del sueño húmedo –conocido también como el sueño inglés- del Poder para toda la vida, síndrome que ataca a todo imbécil con cargo público. Desde un jefe civil, hasta un jefe de Estado, pasando por ministros, directores de institutos autónomos y cierta clase de ancianos retorcidos y caradura, a quienes la sola cercanía con el concepto de autoridad, es capaz de volarle los tapones, no muy abundantes que se diga.

Ya lo tiene establecido la sabiduría popular: los extremos se tocan y en este caso la comezón perpetradora de raspar la olla para asegurar el futuro, ha venido acompañada de cierto recato. Nos referimos al marcaje de distancia de las escatologías del jefe cuando los venablos van dirigidos a Baby Bush y por consiguiente, podrían impedir desde una visa de turista hasta una futura solicitud de asilo.

PORQUE NO SE CREA. El verdadero revolucionario o revolucionaria, no se le arrima al toro de los negociados de Pdvsa ni a los megaguisos escandalosos y desvergonzados de Mercal, para al día siguiente de la tragedia de un magnicidio consumado, pegar una carrera hasta Zimbawe o establecer residencia en un asentamiento de la  franja de Gaza. El hombre de los ojos verdes no se ha comprado su palacete en Trípoli, sino en las orillas del lago de Montreaux y la diputada con desplantes de tropera alzá, cuando calienta motores del jet a su disposición, no lo hace en ruta hacia La Habana, sino que pone proa para el aeródromo de Fort Lauderdale.  

Con todo, la aceleración a velocidad de película muda por meter mano en la Tesorería y la inclinación a pasar agachado cuando se producen alguna clase de improperios, no son los efectos colaterales más antibolivarianos de esta campaña para promocionar como mártir a nuestro Presidente. Algo que luce un tanto precipitado porque no se sabe a ciencia cierta si algún día se llegará a concretar el disparo artero, el impacto de un misil con ojiva química o el menos poético palo cochinero, porque los magnicidas son así: capaces en sus oscuros propósitos, de recurrir a instrumentos letales de cualquier clase.

INFIDELIDADES BOLIVARIANAS. Lo peor ha sido la desconfianza, las sospechas de infidelidad bolivariana en la eventualidad que de tanto llamar al lobo del magnicidio, se presente la tal criaturilla con la subsiguiente caída y mesa limpia.

Son las 4:45 de la madrugada. El altísimo funcionario del gobierno revolucionario no ha podido pegar los ojos. Todo por culpa de Mendocita ¿A nombre de quién están las cuentas off shore, en Brunei, Hong-Kong, Suiza y Teherán? ¡A nombre de Mendocita! ¿Y el yate de 100 pieses y el tonjaus en los Mayamis? Igual. Es momento de desconfianza y duda, de modo que sin importar la hora, repica el teléfono en casa de Mendocita:

- ¡Mira, Mendocita, cuidado con una vaina porque te raspo! ¡Con magnicidio y sin magnicidio!

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio