Hay
en todo esto, algo más profundo, que el favor de sinecuras a cambio de
obediencias perrunas. El apotegma tiene caracter casi bíblico: Todo
imbecil es malicioso. De modo que a falta de herramientas gerenciales básicas,
modernas, elementales, el mandatario primitivo acude al expediente de
diluir el Poder entre sus presuntos seguidores, como una forma de evitar
que ninguno le haga sombra o que sea presa del siempre sedicioso “¿ qué
tiene semejante patán que no tenga yo?”.
Sea
como fuere, la nueva composición ministerial llegó para quedarse. Otro
subproducto de la concepción ramplona y populista, que busca entronizar
una sociedad de pedigüeños, con la consiguiente proliferación de
depachos públicos diseñados para la dádiva. Es difícil justificar tal
crecimiento burocrático, a menos que se parta de la hermenéutica
bolivariana. A saber:
MINISTERIO
DE INDUSTRIAS LIGERAS. Se le estima a los lectores, no incurrir en
confusiones malsanas. Nadie en Venezuela construye un galpón ni monta una
fábrica. Ni liviana, mucho menos pesada. De modo que cuando la revolución
forajida habla de “industrias ligeras”, el adjetivo tiene
connotaciones distintas al tonelaje de los productos brutos o
terminados. Industria ligera, a los actuales efectos, es sinónimo de
veloz o relancina. Como, hacerse rico con impunidad, de un zopetón, con
la venta de unos bonos del Estado y ser capturado con la milésima parte
del botín, en una aduana de Miami. O pasar de resentido social a magnate,
de la noche a la mañana, con la compra, a dedo, sin licitación, de unas
cazahuellas o de unas máquinas de votación, manipulables a gusto del
consumidor. Ya lo saben los más ligeros del régimen. Ahora cuentan con
su ministerio, protección arancelaria y
quién sabe si hasta con créditos blandos.
MINISTERIO
DE TURISMO. El dilema es elemental. ¿Quién deja más divisas a su
paso por Venezuela? ¿Un americanote, medio pelmazo - tipo Jimmy Carter - que
viene en un tour guiado,
propinas incluidas y se pasa una semana entera, en el borde de una
piscina, echado como un cachalote, para tomar color o unos tipos duros
como Montesinos, el aeropirata Ballestas o el señor Rodrigo Granda?
Ni
siquiera los detractores más furibundos del presidente Chávez lo podran
negar ¡ Aquí, sí se sabe cómo se bate el cobre - y el cobro - a la
hora de turistas que producen valor agregado!
Nos
imaginamos la campaña publicitaria del nuevo ministerio, al agarrar el
toro por los chachos, en materia del aumento cualitativo de nuestro flujo
de visitantes.
“¿Va
a seguir con esa visitadera a las playas de Aruba, los safaris del Africa o a la plaza de San Pedro, para que lo
bendiga Su Santidad? ¡ No, oh! Véngase a la “bolivariana” que es
donde está el sabor”.
Los
paquetes turísticos, incluirían, anillos de seguridad para prófugos de
la justicia internacional, naturalizaciones express
y por supuesto, el ejercicio del sagrado derecho a elegir y ¿y por qué
no? ser electo, porque el ya citado “¿Qué tienen los burócratas bolivarianos,
que no tengamos nosotros?” también aplica para los visitantes
especiales.
VIENEN
MAS. Esta creación exitosa de nuevos despachos ministeriales,
acarreará, a su vez, otros y éstos, otros y así sucesivamente, hasta
llegar a la madre del ente burocrático centralizador de la gestión
bolivariana por excelencia. Nos referimos a la ineludible publicación en
“gaceta” del Ministerio de la Corrupción.
Un
paso al frente, en la regularizacion del principal recurso renovable del régimen.
Ya que no existe la voluntad para acabar con el terrible flagelo, que por
lo menos pongan orden en la pea.
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