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Réplica al Fiscal General Colombiano, que denunció que Venezuela es un refugio de delincuentes colombianos . . .


 

Malandroworld o Malandrolandia, según sea usted cultor del spanglish o un purista del castellano.

Me corresponde el honor de haber publicado el primer informe serio, documentado, sobre este nuevo filo de nuestra industria turística. Claro, siempre existe espacio para la polémica. Por lo mismo, aquello que las autoridades locales valoran como una fuente de empleo, de integración subregional o de reactivación económica, del lado opuesto de nuestra frontera hay quien lo observa con ojeriza y hasta con envidia, a causa de ese toque de rivalidad siempre latente entre los pueblos vecinos.

Nos referimos al caso concreto de Luis Camilo Osorio, Fiscal General de Colombia. Ha declarado, como si hubiese descubierto el hilo negro, que nos hemos convertido en refugio de los delincuentes de ese país.

¿Y? - le responde este cronista sin disimular la jaquetonería.

El turismo forajido es una subespecie cualquiera, una modalidad más, que figura en los paquetes de todas las agencias de viaje importantes. Igual que las peregrinaciones a Tierra Santa, las visitas guiadas al Louvre o los vuelos charter a Disney World.

Suiza, por nombrar el ejemplo más conspicuo. Durante décadas sirvió como santuario de dinero negro, aparte que so capa de su neutralidad, le daba cobijo a una suma de individuos que, incluso en Venezuela, eran candidatos seguros para las Colonias Móviles de El Dorado.

Pero también está el Brasil de otro tiempo, con sus complicadas leyes que lo convertían en inexpugnable en materia de extradiciones. Miami también, fue destino obligado de los banqueros prófugos y ciertas islitas del Pacífico, al margen del llamado orden internacional, daban la bienvenida, chicas con sus hulas-hulas incluidas, a todo aquel que tenía que irse con su música, pero sobre todo con sus dólares, para otra parte.

La impunidad. Para referirnos únicamente al caso de Caracas. La semana pasada, este mismo diario lo reportó. La capital acusa un déficit de 30.000 polícías; el gobierno central ha desarmado a los pocos efectivos de la PM que quedan y en cuanto al alcalde Bernal, su memoria y cuenta no tuvo ninguna pudicia en admitir que durante su mandato, lo suyo ha sido la defensa de la revolución. De modo que este alcalde con sus concejales –incluido el "señor" Richard Peñalver- lejos de involucrarse en la llamada guerra contra el hampa, habrán aportado más de un dígito a nuestra tasa de 11.600 asesinatos por año.

Ahora las preguntas, en este caso poco cordiales, para el fiscal general mencionado: vistas las circunstancias anteriores ¿qué clase de turista se suponía que nos iba a llegar de Colombia?

No me venga, señor Osorio, que con tales antecedentes, nuestra balanza de pagos en ese sector de la economía, la podíamos equilibrar con una avalancha de temporadistas, tipo bogotano, cachaco, javeriano, sifrino, medio despalomado, -o despalomado sin remedio- que luego de ser objeto de toda clase de fraudes, engaños, vacilones, desaires y hasta de atentados dinamiteros de nuestros malandros locales, aparece por la televisión, sonsonete característico incluido, a declarar con su vocecita por la nariz: "Vea. Hoy hemos tenido una jornada productiva".

Debemos admitirlo sin complejos.En las circunstancias actuales, nuestro principal gancho turístico, por no decir el único, es la impunidad.Un recurso natural renovable al que tenemos que sacarle el máximo partido.El dilema es de carácter hamletiano. O nos aprovechamos de la impunidad y del crimen sin castigo o la impunidad y el crimen sin castigo, se aprovecha de nosotros.

Encuentro mundial. Aparte de todo, qué broma es esa, que nuestro territorio se ha convertido en refugio de malandros colombianos.

Días atrás, para que hierva de envidia, señor Osorio, se celebró en Caracas una convención internacional. Nuestro Presidente las había acusado de improductivas. Pero claro. No se refería a cónclaves con la siguiente clase de delegados. El vicepresidente de una isla vecina, por ejemplo, que caso omiso de su condición de visitante, insultó a un considerable número de venezolanos. Otro señor, cocalero para más señas, que sentó cátedra y dragoneó sobre nuestros asuntos vitales y hasta el legendario Daniel Ortega, ex Presidente y ex acusado por estupro, que se mandó el discurso central en medio de una megatrona para la delicia de otros convencionistas, presumimos tronos, como el orador, dado el gozo que expresaron con la perorata.

De colombianos, solamente no. De peruanos, cubanos, ecuatorianos, venezolanos con sus etcéteras, también. Un refugio de malandros del mundo entero. La propia Malandroworld. Y a mucha honra, señor Osorio

 


© 2003 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio