Magnicidio: Ultima Versión

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Había algo raro en la más reciente ausencia, de tres días del señor Chávez . . .


 

  La recontrainteligencia gubernamental del CVIII intento de magnicidio, no ha hecho más que ratificarlo. Había algo raro en la más reciente ausencia, de tres días del señor Chávez.

En un comienzo la víctima del atentado, en persona, utilizó para despistar una muy ocurrente estratagema. Lástima que ni, él, mismo, se tragó la historia que su repentina desaparición se relacionaba con la temible LOPNA, con la cual se habría puesto a derecho en la ciudad de Barquisimeto.

 

Por cierto, para la próxima, debería esgrimirse otro cuento chino menos perpetrador, puesto que esa misma LOPNA o Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, prohíbe de manera terminante, la explotación de un menor de edad “en cualquier forma” que pueda afectar su “integridad, física, psíquica o moral”. Por supuesto que la mencionada prohibición incluye poner como señuelo a una chiquilla de ocho años, para confundir, desconcertar, desorientar a los planificadores de un hipotético complot para asesinar, nada menos ni nada más, que al presidente de la República. Si esto es así con los propios, ya deben los eufimizados “niños de la patria” seguir con sus barbas - o sus inocentes quijaditas - en remojo.

LAS COMPARACIONES. En materia de magnicidios los venezolanos, somos menos subdesarrollados que el llamado mundo del desarrollo, valga la expresión. Estados Unidos, registra los de Lincoln, Garfield, Mc Kinley y Kennedy, así como los casos de violencia política individual contra, el hermano de este último, Martin Luther King, Reagan y Malcom “X”. En cuanto a la Europa, tan solo de los siglos XIX y XX, fueron asesinados el francés Carnot, la emperatriz austríaca Zita, Francisco Fernando, archiduque de Austria-Hungría, además de los primeros ministros españoles Antonio Cánovas y Carrero Blanco. Habría que contabilizar, también, los intentos de eliminación de Juan Pablo II, Bismark, Hitler, Napoleón I, Napoleón III y algún otro que se nos escape.

En cambio, el homicidio de Delgado Chalbaud fue accidental, el intento contra Betancourt fue planificado por extranjeros y en el frustrado ametrallamiento de Carlos Andrés Pérez, su esposa, hijos, nietos y bisnietos, el cuatro de febrero de 1992, tampoco participó ni un solo venezolano. Ello no lo decimos en sentido figurado. Es que quienes intentaron cometer el mencionado crimen de una familia entera, no son de aquí, sino oriundos de otra galaxia.

CUENTOS DE CAMINO. En lo que sí hemos sido prolíficos, es en lo que se relaciona con los “cuentos de caminos y conversación de arrieros”, magnicidas. Excusas para reprimir, para adular o algo todavía más fatuo: para teatralizar la tragedia que significaría el asesinato del hombre providencial, sin cuya conducción la patria se perdería de manera irremisible.

González Guinand, más áulico que historiador, habla no de uno, sino de cuatro complots para eliminar a Guzmán Blanco. La prensa oficialista de tiempos de “El Cabito”, narra la inverosímil intentona del 27 de febrero de 1900 para tirotear y apuñalear a Cipriano Castro, a “quien el inesperado ataque no logró alterar la serenidad de espíritu” al extremo que salvó al pretendido magnicida de ser linchado por el populacho. Joaquín Crespo, habría salido ileso de un dudoso cañonazo, en Maiquetía, cuando se disponía a abordar el vapor “Libertador”. Sobra decir que según el chupamedias de siempre, en el lance, Crespo se comportó “como un valiente”.

Pérez Jiménez, fue menos lírico. Cada vez que denunciaba una supuesta conspiración dinamitera, no posaba de guapo, sino que lo hacía so pretexto de despachar a Guasina o a Sacupana, una nueva camionada de adversarios.

El primer sospechoso de un crimen, es quien se beneficia del mismo. En lo que a nosotros se refiere, he aquí nuestro aporte para frustrar un delito que repudiamos, sin importar el nivel moral de la víctima.

2 p.m.. Punto único del Gabinete de emergencia: Magnicidio, potenciales culpables y calibre de los proyectiles para cometerlo. El primer exonerado es Fidel ¿Cuándo y dónde se conseguirá otro baboso que trueque petróleo por los espejillos, siempre falsos, de una revolución fracasada? Baby Bush, lo mismo. Con el “¡El lobo, el lobo!” ha logrado levantar las restricciones ambientalistas para la ansiada explotación hidrocarburos en Alaska y en cuanto a la oligarquía criolla, jamás se ha beneficiado tanto de la espiral de corrupción, aguas arriba y aguas abajo, de un gobierno nacional.

Es en esta parte del dramatis personae, cuando tercia el anciano retorcido, caradura y aprovechador, primer beneficiario de cualquier vacante absoluta:

- ¿Con azúcar o sin azúcar, mi comandante?

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio