Los Canguros Bolivarianos

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Tribunales Canguros, se denominan en la Doctrina Universal   . . . 


 

CRECE LA FRUSTRACION por la nula autonomía del sistema judicial venezolano. En un  principio,  muchos apostaron a la solución tribunalicia de unos conflictos, que no encontraban salida en el ámbito político. Un desengaño más de esta revolución, forajida, chapucera y desvergonzada.

Luego de un proceso seductor, como aquella milenaria danza de los siete velos, la mayoría oficialista en el Tribunal Supremo, en particular la existente en su Sala Constitucional, ha quedado al desnudo. Sólo que el espectáculo después de caído el último tocado es grotesco. En lugar de una grácil bailarina, tras las sedas se escondía una trotaconventos, veterana, flatulenta y de mil mañas.

El primer signo que todo iría torcido por predios de nuestra administración de justicia, lo dio un fallo a comienzos de 2003. Con todos sus sobresaltos, había CNE para aquel tiempo. Pero no.

Una mayoría circunstancial de la Sala Electoral, porque uno de sus jueces naturales fue recusado y para reemplazarlo se nombró otro ad-hoc, secuestró por seis meses el llamado derecho a la participación. Todo para preparar el terreno para que esa misma Sala Constitucional, que ahora cancela las salidas pacíficas a la presente crisis, nombrase un  árbitro electoral a su imagen y semejanza.

LAST BUT NOT LEAST. El  más reciente, pero no el último de la mayoría oficialista del Tribunal Supremo, ha sido el arrebatón perpetrado en perjuicio de la competencia natural de la Sala Electoral. Dos fallos (Cf.25/01/2001 y 04/04/2003) de la misma Sala Constitucional habían dictaminado la improcedencia de los avocamientos entre las distintas salas del TSJ, pues ese mecanismo procesal opera sólo en relación con los juzgados inferiores.

Pero es la clásica ley el embudo. Esa jurisprudencia, pacífica, consolidada, buena para rechazar peticiones de grupos disidentes, resultó amarga y estorbosa para el oficialismo, de modo que  revertida de manera impúdica, complaciente y acomodaticia, para acceder a la pretensiones del llamado Comando Ayacucho, interesado en no medirse a toda costa en revocatorio que sabe perdido. Si esto no es una justicia hecha a la medida, que venga alguien y nos lo diga.

Dicho  sea de paso. Numerosos fallos de nuestro llamado Máximo Tribunal, (Cf.22/06/2000, 13/06/2000  y 18/01/2002, entre otros) habían establecido la “extrema prudencia” como piedra angular para el ejercicio de esa facultad excepcional, que a través del avocamiento le limita a los ciudadanos la garantía de ser juzgados por su juez natural.

Pero al demonio con la doctrina según la cual el avocamiento no procede entre las Salas de igual jerarquía, como al demonio, también, con el ejercicio comedido de una potestad que envuelve la limitación de la ya citada garantía constitucional.

La presente crónica se escribe el mediodía del jueves 18 de marzo. Pero no hay que hacer mayor gala de facultades premonitorias para saber lo que vendrá en las próximas horas. La Sala Constitucional, incluso por vías de hecho, porque para eso cuenta con el apoyo de los generalotes que apuntalan al régimen totalitario, concretará el arrebatón judicial.

El comisario político del TSJ, que proclamó a los cuatro vientos que estaba prohibido equivocarse, se equivocará, él mismo. Convalidar la normativa espuria por retroactiva, que ha sancionado el CNE, para obstruir el revocatorio presidencial, y lo peor de todo, hará tesis doctoral con su dislate. Porque a la hora de subir las acciones con el regulo de turno, lo que para un hombre normal es un bochorno, para un chupamedias es asunto de honor.

LAS  VUELTAS Y LOS CANGUROS. Días atrás, al gordo de la perilla, que ha hecho de la delincuencia política un estilo, lo traicionó el subconsciente.

 “Le buscaremos la vuelta” proclamó voz en cuello, en plena Asamblea Nacional, cuando alguien le advirtió que alguna de sus proposiciones violentaba expresos preceptos constitucionales.

En realidad no hay nada nuevo bajo el sol en estas clase de jaquetonerías. Tribunales canguros, se denominan en la doctrina universal las cortes o fiscalías, parciales, de sentencias prefabricadas, en las que el debido proceso y el derecho a la defensa son vistos como supercherías.

En Venezuela, estas “vueltas” las busca y las consigue el oficialismo, en los despachos de los jueces de la Sala Constitucional.

Lo tiene escrito Voltaire: “Los pueblos a los que no se hace justicia, la toman más pronto que tarde”. Alguien haría bien en recordárselo a esos magistrados saltarines y marsupiales. Vaya a averiguar usted, lo que meten en la marsupia a cambio de tantos brincos.   

 


© 2004 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio