"CHAMPION"
NUEVORRICO.
Valga
la aclaratoria, antes de entrar en
materia. El cronista siempre ha sido un reinvidicador de los
estigmatizados con el calificativo de nuevorrico. Un hombre que ha
conseguido dinero con el sudor de su frente o que para comer guabina tuvo
que mojarse
- y sudarse- otras áreas de su anatomía, no tiene porqué haber
leído a Balzac, ni menos entrar en éxtasis, de solo escuchar los
compases musicales del Nel di della vittoria ... vieni! ... T´affreta.
Todavia
más. Si ese buen señor, luego de llegar a mejor fortuna, intenta
empinarse sobre sus modestias culturales y para ello invierte parte de sus
ganancias, tiene derechos a los atenuantes del caso si es que cuando lo
intenta peca por cursi, cutre o desmesurado.
Uno
de tales especímenes, que le toma el gusto a posar de caritativo, igual.
Otro que asume el rol de protector del cocodrilo del Orinoco o de
benefactor de la categoría prejuvenil de la liga de los Criollitos, lo
mismo.
Se hacen acreedores de nuestra comprensión y respeto,
siempre que el dinero sea propio, porque altruismo, con cargo al
bolsillo ajeno no es altruismo, como tampoco lo es la dádiva a cambio de
la vista gorda con las tropelías - habidas y por haber - del pretendido
filántropo.
Los
periplos presidenciales alrededor del planeta, se han convertido en un
verdadero Mercal regresivo y antipopular, porque en lugar de los
depauperados tiende a favorecer a los que tiene más que nosotros. Es
posible que la transmutación en San Nicolás, mofletudo y bobalicón, al
son del ¡ jo-jo-jo!, regalando lo nuestro a diestra y siniestra, se debe
a las inminencias decembrinas. Tal vez, es el convencimiento que ante sus
propias limitaciones, la chequera, constituye la única fórmula para
hacerse querer. Unos contratos para los astilleros españoles, en
bancarrota y más onerosos que sus competidores, por aquí. Una
compra de equipos militares rusos, obsoletos y poco efectivos al
momento una verdadera confrontación, por allá. Para nada. Porque la
clase de tonto - o de nuevorrico
universal- que cree que puede comprar lealtades a través de la
billetera, lo único contante y sonante que recibe, es la carcajada
burlona del presunto beneficiario, apenas vuelve la espalda.
"CHAMPION"'
¡YANQUIS!, go home! Se lo escuchamos al presidente Jatami por la posición
irreductible ante la escalda del neoliberalismo y la omnipresencia del
Maligno en todos los pliegues de nuestra existencia de república
bolivariana. Nos referimos al título informal, de campeón universal del
antiimperialismo otorgado cosechado en este vuelo rasante del ya
legendario "Comedores".
Una
forma de lavar con las aguas lustrales del islámico más militante, las
carantoñas que se estrellaron contra la cara de perro del supuesto
archienemigo. Como aquella, a la salida de la asamblea de Canadá, cuando
quiso aplicarle una de velocidad a Baby Bush mediante la exhibición de
sus avances en el idioma de Shakespeare, al tenor del
"I am your friend" que dado el tono y la expresión
corporal, en román paladino se lee como sigue "¡ Tú Tarzán, yo
Chita!". O la ignominiosa comparación de nuestras riquezas naturales
con una núbil, que concluyó con la poco decorosa invitación a los
ricachones que se congregaban en la gran salón del Waldorf de Nueva York,
para que se gozaran a la muchachita, que él, como buen intermediario
amoroso - para no emplear sinónimo más castizo - asumiría la condición
de celador del consumatum est.
La
cesión de nuestra plataforma deltana, que deja pálidas las concesiones
gomeras más antinacionales. La ratificación del Tratado con Estados
Unidos para prevenir la doble tributación, que beneficia en específico a
las empresas de ese país. La inminente desnacionalización de Citgo. El
ya consumado remate a precio de gallina flaca de la Ruhr Oel, demuestran
que a la hora de los hechos concretos, el acendrado antiimperialismo
galardonado en Teherán, no pasa de la palabrería barata.
En
resúmen, dos nuevos campeonatos del mundo y una sola actitud de la
llamada revolución bonita ante la vida. A saber: cara seria, de la
cintura hacia arriba, pero de la cintura pa´bajo entreguista y de esfínteres
rocheleros.
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