Hay algo
podrido -
no lo decimos por crueldad, sino utilizamos la retórica hamletiana-
en la Dinamarca de la salud del Comandante. Es presagioso, que un hombre
receloso y desconfiado, al extremo que no delegaba, lo haga, ahora, sin
sospechar que lo van a traicionar o, incluso, que van a cometer el temible
magnicidio.
Total, que se
necesitó casi un batallón, para llenar las vacantes que concentraba quien
hasta antier, era el jefe absoluto de Cuba y sus alrededores (esto último,
también va por Venezuela).
Quizá, los
lectores lo habrán notado. El articulista no se cuenta entre los admiradores
del señor Castro. Por lo mismo, ahora, que se debate entre la vida y la
muerte, que está más de allá que de acá, nos sentimos urgidos de decir lo
que tenemos que decir sobre su persona, porque hacerlo después significaría
quebrantar una pauta que adorna nuestro gentilicio. Nos referimos a la que
proscribe hablar mal de las damas y de los ausentes, incluidos los difuntos.
Por
supuesto, que toda regla por muy hermosa y gallarda que sea, tiene sus
excepciones bochornosas. El articulista guarda la siguiente debidamente
documentada:
-
Y dime, mijita ¿En dónde vives tú, que no tienen agua, luz, cloacas,
teléfono, escuela, canchas deportivas, dispensario médico, reina la miseria
y por si fuese poco, cada fin de semana hay, por lo menos, diez asesinatos?
-
Vivo en el barrio “Doña Menca de Leoni”, mi Presidente
. . .
-
¡Ah no, chica! ¡ Lo que pasa es que un barrio con semejante nombre, tiene
que estar es empavao!
UN
LIDER PREFABRICADO.
Fidel fue un éxito del marketing político de tiempos de la Guerra
Fría. Nos referimos al excelente manejo publicitario, que lo mismo creó un
ícono del romanticismo revolucionario con un asesino de siete suelas como el
“Che” Guevara, que personificó, en Castro, el cuento chino del pretendido
David enfrentado al Goliat del imperialismo yanqui. La laboriosa comunidad
del exilio cubano afincada en Miami, también fue víctima del tino para
generar preconceptos con aquel mote injusto y vejatorio de “gusano”, que
cierta imitación servil intentó reproducir aquí, con el caliticativo de
“escuálido”.
El
tránsito de Castro hacia el Cielo o el Infierno, se lo dejamos al
Todopoderoso. En cuanto a su lugar en la historia, habrá que tramitarlo de
acuerdo con sus violaciones de derechos humanos, con la miseria en la que
deja a sus gobernados, con su entrega al capitalismo europeo, como que si no
fuese igual de abyecto hacerlo con una empresa española o francesa, que con
otra domiciliada en Wall Street. Sea como sea, su deceso, que parece
inminente creará varios conflictos. Desde los más chicos hasta los más
complicados.
¿Quién presidirá las exequias? por ejemplo.
Casi nadie
conoce a la viuda de Castro
- el articulista sabe quién es, pero el
suspense es el suspense- de manera que los asistentes no
encontrarán a quien darle las condolencias, salvo que acudan al mecanismo de
localizar a la persona que llore más y que gimotee más en el sepelio.
HEREDERA
UNIVERSAL.
Viudez y participación decisiva en el activo sucesoral, son casi sinónimos.
Están los 500 millones de dólares que semanas atrás la revista Forbes le
atribuía a Fidel, pero el legado incluye, también, el liderazgo universal.
Extraña sensación esa de alegría y tristeza que se mezclan en determinadas
situaciones. Por ello, tras el protocolar desmayo en medio de una pataleta,
alguna risita de viuda alegre y determinado mohín casquivano, delatarán,
quien es la viuda de Fidel Castro.
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