Los damnificados
de Fila de Mariches, Vargas, Mérida ya lo saben. En lugar de protestar,
cerrar autopistas y ponerse a contabilizar el número de viviendas que se
podrían construir con el millón de dólares del referido donativo, harían
bien si organizan su festival de samba, de reggetón o de baile
rucaneao, que allí es donde está el
verdadero reparto del botín revolucionario.
LA CURTURA
BOLIVARIANA. Aparte de la dádiva tarambana para comprar, para
intercambiar a través del soborno supuestas lealtades extranjeras, lo que se
manifiesta una vez más en casos como el mencionado, es la posición del
régimen de Chávez en materia cultural. Hace unos días escuchamos el boletín
que anunciaba la supresión de los subsidios oficiales para nuestros teatros
y la semana pasada, la especialista Beatriz Sogbe, en un informe muy
documentado se quejaba con amargura, del pillaje y la indiferencia
gubernamental que padecen varios de nuestros museos principales. Pero si un
borrachito, enfundado en una boina roja se pone a declamar versos ramplones
o a desafinar con un cuatro, nos hallamos ante un representante de la
cultura popular que merece toda la tuición bolivariana, incluida la
correspondiente sinecura. Es que a cada paso, tropezamos con los viejos y
nada nobles resentimiento personal y complejo de inferioridad, que conducen
a la confusión de la oligarquía con la cultura y a la aristocracia con la
inteligencia. Por ello, desenfundan el célebre revólver de Hans Johst si
escuchan un acorde de Bach o miran un lienzo de Picasso, pero sacan la
chequera dispendiosa con cargo a los recursos públicos para financiar el mal
gusto o la compra de la complicidad por tropelías perpetradas desde el
gobierno gamberro. No hay plata para socorrer a los damnificados. Ni para
nuestros teatros, museos ni para todo lo que huela a bellas artes, pero sí
la hay, para subsidiar una scola do samba brasileña, sin que el
cuestionamiento por esto último tenga qué ver con algo distinto a que no es
gasto prioritario para los venezolanos.
LA
BURRIQUITA BOLIVARIANA. Sea como sea, el millón de dólares para la academia
brasileña de samba, va. Unidos Vila Isabel, beneficiaria de la
contribución ha declarado, que para los próximos carnavales, contarán con la
presencia de nuestro mismísimo jefe de Estado y del presidente de Pdvsa,
firmante del cuestionado cheque del millón de dólares quienes, incluso,
desfilarán junto con los músicos y bailarines.
¿Cómo será la
indumentaria de nuestros altos funcionarios en tal parada o cabalgata
carnavalera?
No irán a la
moda Carmen Miranda, ni tan ligeros de ropas, como las legendarias
garotas do fogo. Hacemos la aclaratoria anticipada, en particular en lo
que se refiere al último de los nombrados, menos sujeto a los rigores del
protocolo. Todo, con tal de precaver las especulaciones siempre malsanas de
los adversarios del gobierno.
Explican los
organizadores del evento que en tales casos, lo que se acostumbra es que los
mecenas, en atuendo normal, precedan a sus patrocinados en el desfile, lo
que tampoco los pone a salvo de la contagiosa magia del ritmo de samba y la
subsiguiente tentación de mover el esqueleto ¿No pegó Chávez una carrera en
la Gran Muralla China y en Uruguay se puso a meterle al candombe? Será una
magnífica oportunidad para la fusión de tres géneros bailables: el carioca,
la danza de la burriquita -
para lo cual este máximo exponente de nuestro
folclor, no requerirá atuendo especial dada su creciente esteatopigia
- más
la conga cubana, a cargo de los 50 espalderos originarios de ese país,
obligados a velar por la vida de esta gallina de los huevos de oro de Fidel,
Evo Morales, Kichtner, Lula, Tiro Fijo y, a partir de ahora, de las
scolas do samba.
Por mi parte,
no pienso aguarle la fiesta a la revolución forajida. Todavía más, estoy
dispuesto a cantarle unas coplillas propicias para la ocasión, quizá,
heredadas de mi tío-tatarabuelo Estácio de Sá: “Esta menina/ tan
pequenina/ quer ser bailarina/ mas depois esquece todas as sambas/ sempre
se porta como una malandra”.
|