La Pasión según la Revolución

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La Pasión, Crucifixión y Muerte según un dramatis personae bolivariano . . .


 

  Valdría más que los venezolanos hagamos un esfuerzo por  vigorizar nuestra fe cristiana. Lo escribimos ahora que es Semana Santa y se presta la oportunidad para volver la mirada hacia la  solemnidad que revestían estos mismos días hace unas cuantas décadas. Eramos más pobres y quizá más honrados, pero de lo que no cabe duda es que convivíamos sin tanta división, enfrentamientos, ni la prédica reiterada de odiarnos los unos a los otros. 

 

Por ello el presente lunes, en lugar de nuestros consabidos cuestionamientos de cada año a la fruición contaminadora de los temporadistas  playeros, de los excursionistas de montaña o de los visitantes de algún paraje bucólico, que pierde de manera definitiva su condición de tal, ante la avalancha invasora, nos vamos a detener en algunas tradiciones religiosas de esta época. Dios y la patria nos premiarán,  conque aunque sea una se revitalice, se rescate o se profundice más de lo que se encuentra en la actualidad.

LUTO CERRADO Y ASUETO OBLIGATORIO. Tras las rigideces de la Cuaresma, con sus ayunos y ausencia de fiestas, observadas en otro tiempo, se arribaba a celebración del Viernes de Concilio y de éste último, al Domingo de Ramos. A partir de entonces se imponía el luto riguroso y la suspensión de toda actividad laboral.

Lunes y Martes Santo, ceremonias rituales con breves visitas a las iglesias para admirar “los pasos” o lo que es lo mismo, las imagenes expuestas en medio de adornos florales.

El miércoles, en particular en Caracas, emergía con toda su fuerza la devoción por la milagrosa imagen del Nazareno de San Pablo que acaparaba - y acapara - feligresía en la basílica de Santa Teresa. El jueves se encerraba la sagrada forma en el Monumento y se imponía la llave del sagrario a la autoridad civil, que podía ser un ministro o hasta el Jefe de Estado en persona. Las visitas a los siete templos - a pie, porque el empleo de otra clase de transporte privaba de la obtención de las siempre necesarias indulgencias - el sermón de las “Siete Palabras”, el “Lavatorio” tradicional a cargo del señor Arzobispo, la “Adoración del Sagrado Leño”, la procesión del “Santo Entierro”, la bendición del agua y la encedida del fuego, reservada para el Sábado Santo, hasta que el alborozo estallaba el Domingo de Resurrección, incluída la “Quema de Judas”, jolgorio popular que en nuestra capital rescató y consolidó la familia Loayza, de la calle Los Cármenes, de la parroquia Santa Rosalía.  

Pese a algunos esfuerzos en tal sentido, la dramatización de la Pasión y Muerte de Jesús, no ha logrado entre nosotros, la concurrencia masiva que cuenta en España y en otros pueblos hermanos. Algo inexplicable. En Venezuela contamos con talentos de exportación en la materia. Bastarían unos pequeños retoques, en particular actualizaciones, para lo que sería la madre de la puesta en escena bolivariana.

Dramatis personae ? Recuerdan los lectores a aquel Barrabás, asaltante de caminos, que fue dejado libre a cambio del Nazareno?

En la Revolución Forajida, sobrarían los aspirantes para el papel. Aparte de nada que temer, tampoco tendrían que estar sometidos a las siempre molestosas consultas plebiscitarias. En particular si es sospechoso de embolsillarse unos  cuantos denarios, luego de meter mano en la Tesoreria de Cafarnaum.

Para representar al Judas Iscariote, tenemos un candidato de lujo,  incluso, mejor que el que usted esta pensando. Nos referimos al individuo que se comió y se bebió la Cuarta y la Quinta Republica; que tiene planes permanentes para comerse tambien la Sexta y que por 30 monedas es capaz de vender no solo a su jefe, sino al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo.

El Caifás y el Poncio Pilatos, paradigmas del juez genuflexo y parcial, no demandarían ni siquiera maquillaje. Sobran los nombres. Basta consultar los informes que de tiempo en tiempo distribuyen los organismos internacionales sobre la poca independencia del sistema de justicia revolucionario.

Y llegamos adonde no queríamos llegar: a la Magdalena, manoseadora, regalada y dadivosa - de lo que, es y no es suyo - a cambio de que unos cuantos gorreros como Fidel, Kitchner y un tal Zapatero, se conviertan en sus trotaconventos. A ver si se anima la  Magdalena y con la nueva reforma al Código Penal me demanda por el presente artículo.

Los lectores ya lo habrán adivinado. En esta representación de la Pasion y Muerte, no hay vírgenes, buenos ladrones, ni buen samaritano, pero sobran los fariseos y en cuanto al crucificado, traicionado y sin derecho a resurrección, tampoco es Jesús, es el supuesto soberano.

 


© 2005 Derechos Reservados - Dr. Omar Estacio