No
es la primera vez que se dan casos como el presente. Le ocurrió al
general Hernández en 1902. El legendario "Mocho" era un preso
político de Cipriano Castro, pero apenas llegó a su celda del castillo
de San Carlos la noticia del bloqueo de nuestros puertos por potencias
internacionales, fue de los primeros en ofrecerse como soldado, tal como
lo hago yo, en este acto, formalmente, con responsabilidad y pleno
conocimiento de causa.
Ahora,
antes de marchar al frente de batalla siempre son convenientes las
aclaratorias respectivas. No se trata de camaleonismo, ni que a cambio de
la presente soflama, estemos tras de uno de los numerosos negociados
bolivarianos en, Pdvsa, Cadivi, Mindefensa, Mercal, la carne importada,
Bandes, Minfra, aduanas del Seniat, partida secreta o en las maquinas de
votación. Guerra es guerra y para nosotros no cuenta la parte crematística,
como tampoco las naturales aprensiones contra un comandante a quien se le
escuchó repetir varias veces "¡Antes muerto, que rendirme!",
para después salir del 4/F y del 11/A, muerto, en efecto, pero de risa. O
de miedo.
NO
ES FACIL DECLARARNOS SOLDADOS. Primero que todo, uno, es gente de paz.
Además, en lugar de cerrar filas a su alrededor, teníamos previsto salir
de Chávez antes de agosto o en las elecciones de 2006, caso de prosperar
las trampas de la mayoría del CNE, gobiernera y venal, contra el
revocatorio. Hasta el 2021, parecía remoto pero llevadero, siempre que
durante todo ese tiempo pudiésemos mantener nuestra irreductible línea
opositora ¿Pero en guerra, hasta el siglo que viene y lo peor de todo,
atados por juramento de fidelidad con un zafio? Porque nuestro pretendido
numantino para quitarse de encima el sambenito de capitulador precoz,
amenaza, ni más ni menos, con 100 años de conflagración.
Estamos
dispuesto a morir por la patria. Eso no se discute. Aunque, así como el
"Mocho" Hernández siempre fue un general perdidoso, el ministro
Carneiro no es sino un vendepapas y la GN y la Policia Militar no
saben sino apalear señoras, uno duda, también, de su propia eficiencia
guerrera. Jamás hemos disparado un arma. Por lo mismo, en medio de la
conflagración, quizá, para ser más útiles nos encargan del
Departamento de Proclamas bolivarianas. En tal caso, no vamos a repetir
aquella sensiblera de "La planta insolente"...
Prometemos
ponernos a tono con el ideario de nuestro comandante supremo. A saber:
"Si la sangre huele a...barro, yo estoy herido" o esa de "¿A
las bayonetas? !Caramba, yo entendí que a las camionetas!"
LOS
PLATOS ROTOS. Los venezolanos de mi tiempo, nos reímos mucho con el
cuento de la viuda supuestamente inconsolable. La dama en pleno velorio se
planta al lado del cadáver del esposo y comienza a chillar que se se la
lleven a élla, en lugar del difunto. En medio de aquella pataleta
hipocritona y con sabor a farsa, se produce un centellazo.
-
¡A ver! ¿Quién se viene conmigo? - pregunta el mismísimo Satanás, que
emerge de una nube espesa y sulfurosa.
La
mujer al darse cuenta del lío en que se ha metido, calla, pone sus labios
en forma de pico y comienza a moverlos de manera acompasada hacia el
catafalco, para señalar al verdadero candidato a la quinta paila.
Bush,
se encuentra mal en las encuestas, se le avecinan elecciones y en estos
anuncios de guerras por 100 años, uno percibe el reto aguajero y cobardón
de quien está seguro que no se desencadenarán las tormentas que
supuestamente se quieren enfrentar. Ahora de lo que sí no tenemos dudas
es de lo que ocurrirá, si "Baby" Bush, se presenta, en Maiquetía,
a bordo de un portaaviones.
-
¿Dónde estar el mister que andar buscando camorraw?
Y
nosotros ahí, señalados, no por los delicados labios de una viuda
alegre, sino por el "bembing" de un comandantón
tembloroso y soplón. Seguro que por llamar en la presente crónica, a la
defensa de la soberanía, pretenden ponernos de pagapedows, Mr.
Bush.
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